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La epidemia mundial que afecta a una de cada tres personas y no es la COVID-19

24.11.2021
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Foto: Luwadlin Bosman / Unsplash

Se estima que una de cada 20 personas se infectó con el virus SARS-CoV-2 en España entre abril y junio de 2020, según un informe del Instituto de Salud Carlos III. Conocemos, de primera mano, las consecuencias que esta alta prevalencia supuso en la vida de millones de personas. Pero, por un día, no hablaremos de COVID-19, sino de otra epidemia, silenciosa, que afecta a UNA DE CADA TRES personas.

Una de cada tres mujeres o niñas han experimentado violencia física o sexual por sus parejas. Por probabilidad, seguramente tú la has experimentado (o ejercido), o alguien de tu entorno más cercano la ha sufrido (o cometido). Lo peor de esta prevalencia tan alta, es que el dato solo incluye la violencia infligida por la pareja. Si recogiera cualquier tipo de violencia de género por parte de otras personas o instituciones, los datos se dispararían, por lo menos, a una de cada dos mujeres.

Una de cada tres mujeres o niñas han experimentado violencia física o sexual por sus parejas

Esta epidemia afecta, en mayor o menor medida, a todos los países del mundo. Es, por tanto, una prioridad de salud global en todo el mundo. Pero esta epidemia no abre telediarios, ni nos paraliza como sociedad, no hace replantearnos el día a día de nuestra cotidianidad. Esta epidemia no consiguió cambiar lo que llamábamos “normalidad”... porque solo afecta a un grupo específico de la población –aunque sea la mitad de la población mundial.

El Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el 25 de noviembre, quiere visibilizar esta epidemia silenciosa que ataca los derechos humanos aprobados hace más de 70 años. De hecho, en España, es la causa más común de su incumplimiento. La violencia de género tiene un impacto en la salud de las mujeres: una peor percepción de la salud general, salud mental y emocional, entre otras, que puede perdurar durante toda la vida. Además, la violencia de género genera costes económicos y sociales para toda la población.

La violencia de género se basa en la desigualdad existente entre distintos géneros en la sociedad, con una discriminación negativa hacia las mujeres y niñas. Esta diferencia de poder (laboral, económico, familiar, en pareja etc.) se perpetúa institucional, social, cultural e individualmente, haciendo que las niñas y mujeres gocen de menos privilegios –menor acceso a la educación, a un trabajo digno en la economía formal y bien remunerado– o sean agredidas en sus relaciones laborales, familiares, sociales o de pareja –humillaciones, desprecios, generalizaciones, responsabilidad de los cuidados, carga mental etc.–.

Esta epidemia afecta, en mayor o menor medida, a todos los países del mundo. Es, por tanto, una prioridad de salud global en todo el mundo

Podemos decir, por tanto, que es muy difícil estimar el número de casos de violencia de género, o el número de veces que puede haber ocurrido a lo largo de nuestras vidas. Pero lo que está claro, es que no se trata de casos aislados, o de ciertas personas con características similares, sino de violencias aprendidas y perpetradas por personas con quienes convivimos cada día.

Campaña de ONU Mujeres con motivo del Día de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

 

Existen varios tipos de violencia contra mujeres y niñas: violencia económica, psicológica, emocional, física, sexual, simbólica, institucional y laboral. Muchas de ellas, se encuentran interrelacionadas, y a su vez, cada uno de estos tipos puede incluir un mismo ejemplo de violencia. Por ejemplo, actualmente existen 650 millones de niñas o mujeres en el mundo que fueron obligadas a casarse antes de cumplir 18 años, lo cual puede incluirse en violencia económica, psicológica, emocional, física, sexual, simbólica e institucional.

Si bien la caracterización de los tipos de violencias es importante, mucho más lo es poder entender cada una de ellas, para detectarlas a tiempo. Porque los feminicidios (asesinatos de mujeres) son la cara más visible y terrible de un problema estructural en la sociedad donde vivimos, no son hechos aislados, sino la máxima expresión de la violencia cometida contra las mujeres.

Causas de la violencia de género

Pero, ¿por qué es una epidemia tan antigua para la que aún no se tiene vacuna? ¿Hemos dado por hecho, que se trata de un comportamiento social tan arraigado, aceptado dentro de la sociedad, que no se puede tratar? ¿O pensamos que la violencia de género responde a algún factor “biológico” que no se puede cambiar? No y no. ¿Cuándo plantaremos cara, de verdad, y movilizaremos recursos (humanos, económicos, y sociales) para vacunarnos contra la violencia de género y acabar con esta tragedia?

Existen más de 3.500 artículos publicados en Pubmed (principal buscador de artículos científicos de investigación médica/social) acerca de la violencia de género: revisiones, comentarios, ensayos clínicos, sistemas de vigilancia, reportes de casos, etc., pero pocos estudios que describan sus causas (el propio sistema patriarcal y la socialización de la violencia), para poder llegar a prevenirla. Hace falta un compromiso real en todas las esferas –desde la investigación a la política, pasando por el sistema de salud– para trabajar sobre la raíz del problema, denunciarlo y acabar con ello.

Existen más de 3.500 artículos publicados en Pubmed acerca de la violencia de género, pero pocos estudios que describan sus causas (el propio sistema patriarcal y la socialización de la violencia), para poder llegar a prevenirla

Educación y concienciación

La violencia se ve, aprende, interioriza y perpetúa, por personas e instituciones. Se aprende desde cuestiones cotidianas como la publicidad sexista y los famosos roles (y normas de género). Las normas de género son el conjunto de prescripciones, creencias y reglas sociales que determinan los comportamientos, maneras de actuar en la vida cotidiana, y de ejercer y expresar la sexualidad. Aprendemos, desde la infancia, de estos estereotipos y normas de género que visibilizan representaciones simplificadas y desiguales entre hombres y mujeres. Todo ello impacta en la perpetuación de la violencia de género, el acceso a la educación y trabajo, salud sexual y reproductiva, y otros ámbitos durante todo el ciclo de vida de las mujeres.

Campaña de ONU Mujeres con motivo del Día de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

 

La educación de niñas y niños, en igualdad, es fundamental para prevenir la violencia contra mujeres y niñas. Dicha educación debería ser integrada en todas las etapas formativas, mediante la correcta especialización del profesorado en temas de género. La inclusión de niños, jóvenes y hombres en las campañas de concienciación y educación, resulta fundamental para trabajar las nuevas masculinidades, el respeto y la igualdad. La educación formal reglada en género debería ser una especialización en muchas carreras profesionales, así como un eje fundamental –asignatura obligatoria– en todas las formaciones medias y superiores. Resulta de especial relevancia, en la formación en salud, para prevenir, detectar casos tempranamente y saber actuar con la sensibilidad que estos casos requieren.

La educación de niñas y niños, en igualdad, es fundamental para prevenir la violencia contra mujeres y niñas

Desaprender la violencia aprendida, deconstruirnos y aprender de nuevo es la única manera de acabar con la violencia de género, mejorar la salud de la mitad de la población mundial, y avanzar en la Agenda 2030. Con motivo del 30 aniversario de la campaña global de “16 días de activismo”, te animo a leer, buscar información, concienciarte, visibilizar y mostrar tu repulsión ante esta otra epidemia. Que la COVID-19 no sirva de excusa, exige a tus gobiernos, entidades, asociaciones, una mayor contribución a servicios de prevención de la violencia de género, y recursos para las supervivientes. Que la respuesta sea sostenida en el tiempo, que no dependa de si estamos en estado de emergencia.

 

“Somos tan responsables de lo que hacemos como de lo que dejamos de hacer. Hagamos que la prevención de la violencia sea una real prioridad de salud pública”

Silvana Sarabia