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¿Por qué tenemos que empezar a hablar de los impactos del clima en la salud y la habitabilidad (durante la COP27 y después)?

11.11.2022
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Foto: Kiara Worth / ONU - Sesión plenaria de apertura de la COP27 (6 de noviembre de 2022)

[Este texto ha sido escrito por Ivana Cvijanovic, profesora asistente de investigación del programa Clima y Salud de ISGlobal, y Laura Chica, técnica de investigación del programa Clima y Salud de ISGlobal.]

 

Estamos inmersos en una crisis climática y nuestro actual plan de "acción" va a acabar con más de un tercio de las especies animales y vegetales. ¿Pero qué pasa con nosotros, los humanos? ¿Qué nos espera?

Puenting sin cuerda

La comunidad científica ha establecido el límite "seguro" del aumento de la temperatura global en 1,5ºC por encima de los niveles preindustriales. Múltiples estudios han demostrado que sería mucho mejor mantenerse por debajo de 1,5ºC que ir a por los 2ºC (entre otros beneficios, se preservarían los arrecifes de coral y miles de millones de personas no estarían expuestas a la escasez de agua o a olas de calor mortales). 194 partes (193 países más la UE) ratificaron el Acuerdo Climático de París reconociendo que se trata de una gran idea. Pero como muchas grandes ideas, no siempre resulta fácil hacerlas realidad. Las políticas actuales nos llevarán a un calentamiento de 2,7ºC a finales de siglo (actualización de noviembre de 2022) y este aumento de temperatura hará que no se pueda mantener la población mundial y la vida tal como la conocemos hoy. Es como si nos encontráramos saltando desde el Puente de Cristal de Zhangjiajie y nos diéramos cuenta de que nos hemos olvidado de colocar algún tipo de anclaje que frene la caída. Es poco probable que algún lugar de la Tierra se salve de las consecuencias

¿Seguirá habiendo seres humanos en los trópicos?

¿Cómo se desarrollará la catástrofe del calentamiento de 2,7ºC? Bueno, una razón importante por la que se nos dijo que no nos arriesgáramos a ir más allá del calentamiento del 1,5ºC es porque se prevé que las regiones tropicales se vuelvan demasiado calurosas para ser habitables cuando se supere este umbral. Claro, esto es un inconveniente para los actuales residentes que deseen seguir vivos, pero también un problema logístico para el resto del mundo, que tendrá que esforzarse por encontrar nuevos lugares para que estas personas vivan. 

Si vives fuera de los trópicos, tu región quizá no se considerará inhabitable, pero eso no significa que no puedas morir a causa de una gran ola de calor, una inundación o un huracán, o simplemente que contraigas una enfermedad infecciosa, ya que la carga mundial de enfermedades aumentará considerablemente. A esto añádele las amenazas a la seguridad alimentaria y del agua. Y que aumentarán las posibilidades de que te veas involucrado en un conflicto civil, porque aún no está claro adónde se supone que irán todas esas personas que ya no podrán vivir en los trópicos (ni en otras zonas del mundo).  

Una fiesta en el desierto: la COP27

Por suerte, mientras se escribe esto, representantes de naciones, empresas y organizaciones interesadas se encuentran en Sharm el Sheikh (Egipto) participando en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27). Con el telón de fondo de este importante centro turístico en el desierto, todos ellos se disponen a prometer de nuevo que harán algo por el cambio climático. En años anteriores, las promesas no acabaron de encaminarnos a evitar el desastre climático. Así que observamos con alivio que esta vez asisten más de 600 representantes de la industria de los combustibles fósiles. Después de haber dedicado una buena parte de sus esfuerzos a ayudar a "avanzar" en la ciencia del cambio climático de la forma más "transparente" posible, es estupendo ver que se interesan por los sistemas energéticos que no dependen de la quema de una materia extraído del suelo. No entendemos por qué algunos grupos activistas piden que se les eche ni por qué nadie se ha pegado a Tutankamón todavía.

Entre todas estas maniobras políticas, se oyen un par de expresiones que van ganando terreno. "Justicia climática" y "fondos para catástrofes climáticas" se pronuncian como un reconocimiento creciente del hecho de que la carga del cambio climático recae sobre los países más pobres del mundo. ¿Debería exigirse a los países más contaminantes (que al parecer también son muy ricos) o a las industrias más contaminantes que recompensen a los más afectados, dado el nivel actual de pruebas científicas que sugieren que es culpa suya?

¿Financiar la adaptación o la reubicación?

Para los delegados de la COP27 que se preocupan por nuestro futuro común, un tema clave es cómo gestionar la transición ecológica y la financiación de la adaptación en los países más afectados. En un sistema justo, lo ideal sería que la financiación corriera a cargo de los países que más se benefician de sus prácticas contaminantes. Pakistán y Bangladesh son solo dos de los países que han sufrido grandes catástrofes climáticas en 2022 y necesitan ayuda financiera para recuperarse. Pero la financiación actual es insuficiente y la estimación de la ONU de 340.000 millones de dólares anuales necesarios para ayudar a los países más afectados a adaptarse al cambio climático está fuera de alcance. 

El gran elefante en la habitación no es cómo financiar la adaptación al clima, sino la incertidumbre sobre lo que se espera que hagan los países más afectados para prepararse y adaptarse. Si el mundo se encamina hacia un aumento de la temperatura global de 2,7 ºC, es difícil entender cómo serán los esfuerzos de adaptación. ¿Tendrán todas las personas de un país que sufra un calor insoportable acceso a un espacio vital climatizado con suministro ininterrumpido de energía, alimentos y agua? Incluso si eso fuera posible desde el punto de vista de la infraestructura, requeriría una financiación mucho mayor que la prevista en los debates celebrados hasta ahora. 

Está claro que la adaptación tiene que ir de la mano de la acción climática global para disminuir las emisiones de CO2 y limitar el calentamiento a 1,5 ºC, de modo que podamos evitar el riesgo de que países enteros se vuelvan inhabitables. Tal y como van las cosas, algunas zonas del África subsahariana podrían llegar a este punto ya en 2050. Experimentarán una combinación de calor y humedad que no permitirá la vida tal y como la conocemos hoy. Si no podemos evitar que esto ocurra, no solo las pequeñas islas necesitarán planes nacionales de reubicación.

De Vanuatu a La Haya

Según la actual trayectoria de inacción climática, millones de personas se verán obligadas a desplazarse para sobrevivir. Dado que las migraciones humanas son una cuestión polifacética y compleja, un objetivo necesario sería definir cuidadosamente las condiciones climáticas "invivibles" y, en el contexto de la justicia climática, exigir el reconocimiento del estatus de refugiados climáticos para todas las poblaciones afectadas. 

A lo largo de la historia de nuestra sociedad, las personas refugiadas han estado tradicionalmente asociadas con las guerras y los disturbios civiles. El cambio climático puede convertirse en el principal motor de las migraciones humanas. Solo en 2022, 27,7 millones de niños y niñas se han visto afectados por inundaciones. Entre 2000 y 2019, una estimación conservadora cifra en más de medio millón las muertes relacionadas con el clima. Con el creciente número de desastres climáticos que se espera a medida que avanzamos hacia el calentamiento de 2,7 ºC, estas cifras aumentarán. Lo que llama la atención es que si esta cantidad de víctimas hubiera estado causada por un conflicto civil, los responsables habrían sido acusados por el tribunal internacional hace mucho tiempo. El año pasado, Vanuatu pidió a la Corte Internacional de Justicia que emitiera un dictamen sobre el cambio climático que aclarara diferentes cuestiones jurídicas relacionadas con él y estableciera orientaciones sobre las disputas internacionales, regionales y nacionales relativas a daños climáticos y a litigios relacionados con el cambio climático. Dada la actual falta de acción y la probable superación del umbral de 1,5 ºC en los próximos años, esto puede ser exactamente lo que necesitamos, crear un espacio para la rendición de cuentas antes de que todos nos vayamos.