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La gobernanza sanitaria mundial después de la COVID-19: ¿Mantener la distancia social o acortar distancias?

02.5.2023
WHO_Seventy-fifth World Health Assembly
Foto: OMS / Pierre Albouy - 75ª Asamblea Mundial de la Salud, Ginebra (Suiza), 22-28 de mayo de 2022.

Tres años después del inicio de la pandemia, ha llegado el momento de cerrar la brecha de la "distancia social" en las estructuras de gobernanza sanitaria mundial y de unirnos para asegurar el camino hacia un modelo de gobernanza que pueda ofrecer resultados y responder a futuras crisis sanitarias.

 

[Trupti Kulkarni está cursando el Máster de Salud Global en ISGlobal. Lleva más de 10 años en el tercer sector, últimamente en una ONG internacional, diseñando y ejecutando programas de salud pública en varios países de África y Asia. Sus intereses incluyen la política y la defensa de la salud pública, y la intersección de la tecnología y la atención sanitaria para un acceso equitativo a la salud.]

 

664.618.938 y 6.722.949. No, no son los números premiados en la última lotería, sino los impactantes millones de casos y muertes causados por la COVID-19. Al igual que las probabilidades de ganar la lotería, se pensaba que las posibilidades de que una pandemia devastara el orden mundial y perturbara su funcionamiento eran escasas, dada la profusión de organizaciones internacionales (42.000), su sólida gobernanza y su experiencia colectiva. Pero en el primer semestre de 2020 el mundo se paralizó. Entramos en un período de sufrimiento humano generalizado causado por sistemas sanitarios no preparados, gobiernos nacionalistas y organizaciones internacionales débiles. Tres años después del inicio de la pandemia, ha llegado el momento de cerrar la brecha de la "distancia social" en las estructuras de gobernanza sanitaria mundial y de unirnos para asegurar el camino hacia un modelo de gobernanza que pueda ofrecer resultados y responder a futuras crisis sanitarias.

Gobernanza sanitaria mundial: lo bueno, lo malo y lo feo

Lo bueno

Desde su creación en 1948, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha (co)liderado el tratamiento de problemas sanitarios acuciantes, ha movilizado conocimientos especializados para coordinar los esfuerzos sanitarios y ha aportado su experiencia técnica en diversos temas que repercuten directa o indirectamente en la salud. Entre sus muchos logros cabe citar el Convenio Marco para el Control del Tabaco de 2005 y la galvanización de un movimiento internacional para garantizar el acceso a los medicamentos contra el VIH/sida en los países de ingresos bajos y medios.

Lo malo

Uno de los puntos débiles de la OMS es su enorme estructura; con más de 26 funciones y 150 oficinas, la ejecución de las diferentes cuestiones sanitarias está sumida en la burocracia. Lograr un equilibrio entre los programas específicos de cada enfermedad y el mandato de "salud para todos" es complicado, ya que los financiadores centralizan su dinero en nuevas iniciativas como el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA, la Alianza Mundial para el Fomento de la Vacunación y la Inmunización (GAVI), etc. En la actualidad, más del 80% del presupuesto de la OMS procede de contribuciones voluntarias, controladas por los donantes y que pueden fluctuar enormemente.

 

Figura 1: Principales financiadores de la OMS en el periodo 2020-21. Fuente: WHO

 

Lo feo

Las repercusiones de estas deficiencias en la gobernanza de la OMS y su incapacidad para hacer cumplir el Reglamento Sanitario Internacional se reflejaron en la falta de voluntad de los gobiernos para notificar casos de enfermedad durante el inicio de la pandemia de COVID-19 y en su adopción de una actitud de "yo primero", acaparando equipos de protección personal y kits de pruebas, y monopolizando la producción y distribución de vacunas. La desigualdad de acceso a la vacunación contra el COVID-19 se ilustra en la figura 2. Esto también ha creado una "paradoja pandémica": según un informe de la ONU, 40 millones de niños y niñas son hoy vulnerables al sarampión debido a la ausencia de campañas de vacunación. Las secuelas también se dejan sentir en sectores no sanitarios: un informe de one.org señala que en Kenia, el 16% de las niñas no volvieron a la escuela en 2021 y se registraron 328.000 embarazos adolescentes.

 

Figura 2: Porcentaje de la población mundial totalmente vacunada contra COVID-19. Fuente: The New York Times.

 

Acelerar la gobernanza de la salud mundial

La pandemia es una llamada de atención para replantearse la gobernanza y la preparación ante pandemias. La sesión de la Asamblea Mundial de la Salud de noviembre de 2021 puso en marcha el proceso de redacción de un tratado internacional sobre prevención y preparación ante pandemias para responder a futuras crisis sanitarias. Su objetivo será garantizar la equidad y el acceso continuado a la atención sanitaria. Está previsto que se presente en la 77ª Asamblea Mundial de la Salud, en mayo de 2024, y el borrador cero ya se completó en diciembre de 2022. Estas Preguntas Frecuentes desvelan aspectos apasionantes de este proceso.

Para reimaginar la gobernanza, hay que reimaginar la OMS. En primer lugar, debe reforzarse su constitución para dotarla de la autoridad legal necesaria para hacer cumplir la normativa. En segundo lugar, su experiencia técnica y sus conocimientos operativos, que son cruciales en los países de ingresos bajos y medios, deberían reforzarse aún más con un apoyo financiero y de recursos adecuado por parte de los países de ingresos altos y otras organizaciones privadas. En tercer lugar, la OMS debería reinventar su estructura organizativa, eliminando los departamentos de varios niveles y la burocracia innecesaria para hacerla más ágil.

¡Ha llegado el momento de acelerar la gobernanza sanitaria mundial!


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