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Envejecer en la ciudad en un contexto de emergencia climática

10.6.2025
BCOOL
Foto: Canva

Europa envejece y los veranos son más calurosos: adaptar las viviendas de las personas mayores es clave para proteger su salud.

[Este texto lo han escrito Carlota Sáenz de Tejada, coordinadora del proyecto B-COOL@HOME, junto con Natalie Mueller y Sílvia Borràs, que también forman parte del equipo.]

 

El lugar donde vivimos influye mucho en nuestra salud. Por eso, para las personas mayores, que pasan mucho tiempo en casa, contar con una vivienda adecuada es especialmente importante.
Este desafío se vuelve aún más urgente si tenemos en cuenta la emergencia climática y el envejecimiento de la población en las ciudades europeas. Garantizar hogares dignos y preparados para el calor requiere soluciones efectivas, sostenibles y adaptadas a sus necesidades.

Vivienda, calor y envejecimiento: una combinación que exige atención urgente

De todos los fenómenos meteorológicos extremos relacionados con el cambio climático que afectan a Europa, el calor es el que causa más muertes. Un estudio reciente de ISGlobal señala que las altas temperaturas y el efecto isla de calor urbana son responsables de casi el 5% de la mortalidad prematura durante el verano, sobre todo en ciudades españolas y, en particular, entre las personas mayores. Además, las previsiones indican que en el sur de Europa tendremos veranos más calurosos, con más olas de calor, más noches tropicales y todo esto durante más tiempo.

Actualmente, en Europa, las personas que no pueden mantener su vivienda suficientemente fresca en verano ya superan a las que no pueden mantenerla suficientemente caliente en invierno

Actualmente, en Europa, las personas que no pueden mantener su vivienda suficientemente fresca en verano ya superan a las que no pueden mantenerla suficientemente caliente en invierno.

En paralelo, la población europea está envejeciendo rápidamente: se estima que para 2050 más del 36% de la población española (una de cada tres personas) tendrá más de 65 años. Esto significa que habrá más personas vulnerables al calor, porque la regulación de la temperatura corporal y la sensación de sed suelen alterarse con la edad, especialmente a partir de los 80 años. Además, muchas de estas personas toman medicamentos, como diuréticos, que pueden aumentar el riesgo de deshidratación, o pueden sufrir limitaciones cognitivas o de movilidad que hagan difícil que se hidraten o se desplacen a zonas más frescas, como los refugios climáticos.

En Barcelona, más del 40% de las personas mayores de 85 años viven solas. Si a esto le sumamos que tienen bajos ingresos y viven de alquiler, encontramos un grupo muy vulnerable a los efectos del calor

Dentro de este grupo de población, las mujeres son más susceptibles al calor. También sabemos que las personas mayores que viven solas tienen mayor riesgo de aislamiento social, factor que se asocia con un mayor riesgo de mortalidad durante episodios de calor extremo. En Barcelona, por ejemplo, más del 40% de las personas mayores de 85 años viven solas. Si a esto le sumamos que tienen bajos ingresos y viven de alquiler, encontramos un grupo muy vulnerable a los efectos negativos del calor en su salud física y mental.

Envejecer en casa con dignidad y salud. ¿Es posible en la ciudad?

El concepto de “envejecer en el propio hogar” (ageing in place) significa permanecer en casa y en la comunidad con el máximo de independencia y seguridad a medida que envejecemos. Para muchas personas mayores es un deseo personal, y para muchos gobiernos, un objetivo político.

Sin embargo, vivir en entornos urbanos muy edificados presenta el desafío adicional de la isla de calor urbana, que aumenta el riesgo de mortalidad y genera importantes pérdidas económicas para las ciudades. Además, la combinación del calor y la contaminación del aire puede agravar los problemas de salud.

En 2021, solo en Europa, los sistemas de aire acondicionado emitieron tanto CO2 como todo el país de Bulgaria

Muchas viviendas no ofrecen unas condiciones adecuadas para un envejecimiento saludable, ya sea por falta de accesibilidad o por sufrir temperaturas extremas. Por ejemplo, la ola de calor que golpeó Europa en agosto de 2003 demostró que la falta de aislamiento térmico, la ubicación de la vivienda en el último piso y las altas temperaturas en el entorno cercano, incrementaron el riesgo de mortalidad. A su vez, el calor excesivo en el hogar también está relacionado con factores socioeconómicos: los hogares con menores ingresos tienen el doble de dificultades para mantenerla fresca en verano.

Hacia medidas adaptativas efectivas y sostenibles

Aunque el aire acondicionado ha ayudado a reducir la mortalidad por calor, su elevado consumo energético conlleva un impacto ambiental notable y un coste económico elevado. En 2021, por ejemplo, solo en Europa, los sistemas de aire acondicionado emitieron tanto CO2 como todo el país de Bulgaria. Además, contribuyen a la contaminación térmica y acústica, lo que aumenta la desigualdad entre quienes pueden permitirse usarlos y quienes no.

Por eso, es importante apostar por soluciones más sostenibles y adaptadas a las personas mayores. Algunas alternativas y medidas clave son:

  1. Climatizadores evaporativos. Consumen menos energía, aunque pierden eficacia en climas muy húmedos y requieren mantenimiento para evitar problemas como la proliferación de los mosquitos.
  2. Ventiladores eléctricos. Son una opción económica. Mejoran la evaporación del sudor, pero no se recomiendan si la temperatura supera los 35 °C, sobre todo en personas mayores con dificultades para sudar.
  3. Estrategias “pasivas”. Toldos, persianas, cubiertas y fachadas vegetales, cubiertas reflectantes (cool roofs) o chimeneas solares, que ayudan a reducir la temperatura interior sin consumo energético.
  4. Hábitos personales: como ventilar la casa (sobre todo de noche), refrescarse la piel con agua, mantenerse hidratado, evitar el alcohol y las comidas pesadas, y limitar la actividad física y la exposición al sol en las horas más calurosas.

 

El proyecto B-COOL@HOME,  financiado por el Ayuntamiento de Barcelona y desarrollado por investigadoras de ISGlobal, busca entender cómo el calor en la vivienda afecta a la salud y el bienestar de las personas de más de 65 años que viven solas en la ciudad de Barcelona, así como probar soluciones de bajo coste y estrategias protectoras.

 

Si vives solo o sola en la ciudad de Barcelona, tienes más de 65 años y no dispones de aire acondicionado en casa, puedes participar rellenando este formulario.