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La respuesta al ébola en Nigeria

30.10.2014

Participé en una intervención de Médicos Sin Fronteras (MSF) que asistió al Ministerio de Salud nigeriano en el manejo de casos en dos ciudades en las que había pacientes con la enfermedadCuando me pidieron escribir un artículo para este blog sobre mi experiencia en Nigeria con una respuesta al ébola, no pude sino sentirme un poco extraviado. No puedo relatar la desazón ni la impotencia de mis colegas en Sierra leona o Liberia. Tampoco puedo relatar el profundo impacto a esos frágiles estados y de por si precarios sistemas de salud, ni siquiera puedo darles una mirada clínica que el volumen de haber visto a muchos pacientes podría aportar. Lo mío entonces está en disonancia con lo que pasa en estos escenarios de epidemia fuera de control. Tuve la suerte de poder participar en una intervención de Médicos Sin Fronteras (MSF) durante el mes de agosto y septiembre que asistió al Ministerio de Salud Nigeriano en particular en el manejo de casos en dos ciudades en las que había pacientes con la enfermedad.

Nigeria es un país de ingreso medio, dependiente de la exportación de recursos naturales y con problemas propios de países de este estrato: alta desigualdad social y regional, algún grado de inestabilidad política y corrupción. Tiene una población de más de 170 millones de habitantes, con ciudades de hasta 20 millones como Lagos. A mediados de julio llegó a Lagos un caso importado desde Liberia. Su diagnóstico fue tardío e infectó a 13 personas, mayoritariamente sanitarios. Los equipos de seguimiento perdieron el rastro de una de las personas que había tenido contacto con el paciente y que se trasladó a Port Hartcourt, en el estado de Rivers, en donde, a su vez, infectó a un médico que a su vez contagió a otras tres personas.

Tuvimos que evaluar a un primer sospechoso (luego confirmado) a menos de 24 horas de haber llegadoLa respuesta ofrecida por MSF en la que me tocó participar fue en el cuidado de casos en Port Hartcourt. A esta ciudad llegamos cinco expatriados cuando se alertó de una de las infecciones secundarias del caso importado desde Lagos y tuvimos que evaluar a un primer sospechoso (luego confirmado) a menos de 24 horas de haber llegado. Nos fue asignado un hospital en las afueras de la ciudad que sirvió para establecer el centro de tratamiento para pacientes con sospecha de Ébola. Se trataba de un hospital que funcionaba principalmente como maternidad y que fue necesario vaciar y reacondicionar antes de ocupar todas sus instalaciones. El Ministerio de Salud había reclutado a un grupo de médicos, enfermeros e higienistas que conformaron el grueso del personal. Nuestras primeras tareas fueron, en paralelo, la atención sanitaria de los primeros casos y el entrenamiento del personal nacional antes de poder considerarlos autónomos para seguir los abundantes protocolos de protección que implica la atención del Ébola. La respuesta que desde MSF aportábamos en el centro de tratamiento se complementaba con la coordinación, epidemiología, desinfección comunitaria, la búsqueda de contactos, la movilización social y apoyo psicológico. Fueron todos estos componentes los que permitieron un control efectivo de la epidemia en este estado incipiente. Nigeria declaró el fin de la epidemia el 19 de octubre.

Es válido cuestionarse si, en un país tan fragmentado y desigual, el control hubiera sido tan exitoso con otra puerta de entrada o con otra clase social afectadaSi la situación en el epicentro de la epidemia no mejora, Nigeria seguirá en riesgo de moderado a alto de recibir nuevos casos importados. La respuesta en este brote es una lección de que un país de nivel medio con un sistema de salud funcional puede responder de manera coordinada a un brote importado, incluso en zonas urbanas. Me pregunto, sin embargo si este éxito también pudo reflejar el punto de entrada. El paciente índice fue un diplomático que llegó en avión, infectó miembros de una clínica privada y casi ningún paciente pertenecía a otras clases sociales más que la alta. Creo que es válido cuestionarse si, en un país tan fragmentado y desigual, el control hubiera sido tan exitoso con otra puerta de entrada o con otra clase social afectada. Ahora es imposible saberlo y, en el caso de Nigeria, preferiría mantenerme en la ignorancia.

Seminario: Lucha contra el brote de ébola en primera línea

Víctor Illanes es miembro del Departamento de Medicina Interna de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. Actualmente cursa un Máster en Competencias médicas avanzadas en la Universidad de Barcelona. En 2014 completó el Diploma en Salud Global ISglobal-UB.

El viernes, 31 de octubre de 2014 contará su experiencia en el seminario gratuito "Lucha contra el brote del ébola en primera línea". El acto tendrá lugar en el seminario 8 de la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona a partir de las 9:00 de la mañana.