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Investigación

“Nuestros comportamientos relacionados con la salud nos pueden ayudar a mitigar el cambio climático, pero también a adaptarnos a él”

Entrevista a Guillaume Chevance, jefe del grupo de eSalud del programa Severo Ochoa de ISGlobal

13.09.2021
Guillaume Chevance
Foto: Aleix Cabrera / ISGlobal

Entrevista realizada por Yvette Moya-Angeler

La cita es en una de las oficinas que ISGlobal tiene en Barcelona, aprovechando que Guillaume Chevance está en la ciudad. El pasado otoño se instaló en Saillagouse, en el corazón de la Cerdaña francesa, y ha tomado el primer tren de la mañana. A orillas del Mediterráneo el día se ha desplegado cálido y húmedo, pero él, bretón de Saint-Brieuc, dice conocer bien la pesadez del aire de cuando vivió en Montpellier como universitario. A los treinta años acaba de estrenarse como padre y nos cuenta, feliz, que el bebé es un niño y que le han puesto Maël.

Chevance estudió Ciencias y Técnicas de la Actividad Física y Deportiva (STAPS-APA) y realizó un doctorado en Ciencias del Movimiento Humano. Más tarde se mudó a Estados Unidos y trabajó como investigador postdoctoral en la Universidad de California en San Diego (UCSD). Allí estudió cómo usar las tecnologías digitales (teléfonos, relojes inteligentes…) para ayudar a las personas a cambiar sus comportamientos relacionados con la salud, de modo que lleven una vida más activa, adopten una dieta más saludable o duerman mejor.

En octubre de 2020 llegó a ISGlobal para coordinar el grupo de e-salud del programa Severo Ochoa, interesado sobre todo en comprender cómo cambian los comportamientos relacionados con la salud en un contexto de cambio climático. Porque la crisis climática ya está alterando nuestras rutinas.

 

A. Cabrera / ISGlobal

Te defines como un behavioural scientist o científico del comportamiento. ¿Qué significa?

Mi principal área de interés es el cambio de comportamiento, sobre todo el relacionado con la salud. La mayor parte de mis investigaciones tratan de entender cómo cada uno de nosotros se comporta de manera diferente y cómo este comportamiento personal también cambia según la situación. Es decir, no solo cada persona es distinta (lo que a ti te pueda motivar a hacer ejercicio quizá no me motive a mí, o lo que a ti te ayude a dormir bien a mí no me sirva) sino que además el contexto también importa (quizá hayas empezado un nuevo trabajo, o en tu ciudad esté haciendo mucho calor: todo eso influirá en la manera en que te comportes; tampoco actuarás igual si estás solo que si estás acompañado, si hace sol que si llueve, etcétera). Cuando cambia el contexto, cambia el comportamiento. Nosotros tratamos de entender un poco este enredo, queremos investigar, por ejemplo, por qué algunas personas son más activas en determinados momentos, o por qué otras duermen mal en según qué situaciones.

Hasta el momento no se ha conseguido entender muy bien qué es lo que hace que alguien cambie de comportamiento. Cuando logremos entenderlo podremos ayudar a las personas a mejorar la dieta, hacer más ejercicio, dormir mejor… y prevenir muchas enfermedades no transmisibles.

¿Para qué entender todos estos cambios? ¿Cuál es el objetivo de estas investigaciones?

Entender cómo se comportan las personas es crucial en materia de salud. Sabemos que la actividad física, el buen descanso o las dietas saludables son factores protectores del cáncer o de los trastornos metabólicos, por ejemplo. Y hasta el momento no se ha conseguido entender muy bien qué es lo que hace que alguien cambie de comportamiento. Cuando logremos entenderlo podremos ayudar a las personas a mejorar la dieta, hacer más ejercicio, dormir mejor… y prevenir muchas enfermedades no transmisibles.

¿Mediante intervenciones personalizadas?

Sí. Gracias a las herramientas digitales, como los teléfonos inteligentes y los dispositivos de monitoreo (relojes inteligentes), podemos recoger una gran cantidad de datos sobre los hábitos de salud de las personas que participan en nuestros estudios. Esto nos permite crear modelos estadísticos para intentar entender por qué ciertas estrategias parecen funcionar en algunas personas y diseñar así intervenciones individualizadas o destinadas a determinados grupos de personas.

 

A. Cabrera / ISGlobal

Entender por qué dejamos de hacer ejercicio

¿Por qué te interesan estas cuestiones relativas a la salud?

Hice un máster en Ciencias del Movimiento Humano en la Universidad de Montpellier (Francia) y al final de mi formación trabajé en un hospital encargándome sobre todo de promover la actividad física en personas con enfermedades crónicas y, en particular, con desórdenes metabólicos. Diseñé programas de salud física para estas personas y funcionaron: en cinco semanas, los pacientes mejoraron su forma física y se sintieron más contentos. Pero una vez acabado el programa, no mantuvieron esta actividad física. Y empecé a interesarme por las cuestiones psicológicas que hacían que las personas abandonaran los programas. Realicé un segundo máster en Psicología de la Salud en la misma Universidad de Montpellier y llevé a cabo mi tesis doctoral sobre el papel de la motivación en la adopción de un estilo de vida activo en personas con enfermedades crónicas.

¿A ti qué te motiva a llevar una vida físicamente activa?

Depende de la actividad. Por ejemplo, antes de vivir aquí pasé unos años en California y allí hice mucho surf. En ese caso, el apoyo social, es decir, el quedar con mis amigos para surfear, me resultaba fundamental porque a menudo tenía que levantarme muy pronto para aprovechar la mejor hora para practicar. Saber que había alguien esperándome me ayudaba a salir de la cama. Ahora que vivo en la montaña no necesito motivarme porque, si me he pasado el día frente al ordenador, lo que más me apetece es salir afuera a correr.

Estoy ampliando el foco en mis investigaciones e incluyendo aspectos medioambientales (el lugar en el que vive la persona, el nivel de contaminación del aire que respira, etc.). Es interesante analizar si el clima puede tener alguna influencia en la motivación. En lugares donde llueve mucho o en donde hace mucho calor, por ejemplo, la gente se siente menos motivada a hacer ejercicio físico.

Es curioso: trabajas con muchos datos y tecnología, pero sobre aspectos psicológicos.

La psicología es muy cuantitativa, contamos con muchos datos y estadísticas. Pero ahora ya no solo estoy centrado en lo psicológico. Más allá de los determinantes motivacionales del comportamiento, estoy ampliando el foco en mis investigaciones e incluyendo también aspectos medioambientales (el lugar en el que vive la persona, el nivel de contaminación del aire que respira, etc.). Es interesante analizar si el clima puede tener alguna influencia en la motivación. En lugares donde llueve mucho o en donde hace mucho calor, por ejemplo, la gente se siente menos motivada a hacer ejercicio físico. Mi experiencia como científico es multidisciplinaria y hago cosas muy variadas. De ahí que sea difícil etiquetarme.

¿Cómo estás aplicando este planteamiento en ISGlobal?

Ahora mismo estoy trabajando en cómo usar el comportamiento tanto para mitigar o limitar el cambio climático como para adaptarse a él. En la línea de mitigación, estamos investigando cómo podemos ayudar a las personas a llevar una dieta saludable y sostenible mediante el teléfono móvil, con una aplicación o mensajes de texto. En la línea de adaptación, queremos ver en qué medida las olas de calor afectarán a la actividad física y la calidad del sueño, porque serán cada vez más frecuentes, sobre todo en ciudades como Barcelona. ¿Qué podemos hacer para conseguir que las personas se mantengan físicamente activas en esos momentos? Y, ¿cómo podemos ayudar a las poblaciones más vulnerables, como las personas mayores, las que tienen enfermedades, etc.?

 

A. Cabrera / ISGlobal

Un móvil muy antiguo en el bolsillo

Eso siempre utilizando la tecnología.

Sí. Un ejemplo práctico. Para saber qué impacto ha tenido la temperatura en el comportamiento de una persona, podemos recurrir a una aplicación en el móvil que envíe su localización por GPS cada 10 o 15 minutos. Así sabemos a qué temperaturas ha estado expuesta. Y con un reloj inteligente que detecte su movimiento, podemos saber qué actividad física ha realizado, y con qué intensidad, etc. También si ha dormido bien o se ha despertado muchas veces. Una vez tenemos todos esos datos, los podemos relacionar con las temperaturas.

¿El futuro es que vivamos monitoreados, generando un gran volumen de información personal?

No estoy seguro. Yo uso las herramientas digitales para comprender mejor cómo se comportan las personas, pero no siempre las promuevo. De hecho, personalmente tengo un móvil muy antiguo y no uso mucha tecnología. Estas herramientas de móvil o de reloj inteligente resultan útiles para el conocimiento científico y en ocasiones, solamente en ocasiones, son prácticas. Cuando es así, están muy bien. A veces ayudan a las personas a modificar sus comportamientos.

¿Diseñáis aplicaciones con este objetivo?

A veces, pero se pueden usar las que ya existen. Estamos preparando un estudio sobre dietas sostenibles para el que, durante seis meses, cada semana enviaremos a las personas participantes un cuestionario por SMS preguntándoles lo que comen. Así conseguiremos muchos datos. También les mandaremos mensajes motivacionales, recetas, etc. Son soluciones fáciles, que se pueden combinar con otras aplicaciones diseñadas a propósito.

Yo uso las herramientas digitales para comprender mejor cómo se comportan las personas, pero no siempre las promuevo. De hecho, personalmente tengo un móvil muy antiguo y no uso mucha tecnología. Estas herramientas de móvil o de reloj inteligente resultan útiles para el conocimiento científico y en ocasiones, solo en ocasiones, son prácticas. Cuando es así, están muy bien. A veces ayudan a las personas a modificar sus comportamientos.

Y cuando no usáis tecnología, ¿a qué otras soluciones recurrís?

Por ejemplo, si desarrollamos una buena teoría sobre cuál puede ser la motivación de la actividad física podemos difundirla entre médicos, coaches, personal que trabaja con personas con discapacidades… para que entiendan mejor cómo pueden ayudar a sus pacientes o clientes a ser más activos o dormir mejor. Hay muchas maneras de difundir los resultados. A veces, también se puede usar estas herramientas digitales solo por un corto periodo de tiempo. Pongamos que tú quieres mejorar tu sueño. Definiremos qué es un buen sueño para ti y durante tres meses observaremos cómo duermes y qué puede estar afectándote. Es lo que se conoce como ciencia de las personas (personal science). Pasados los tres meses, dejaremos de usar esta herramienta.

 

A. Cabrera / ISGlobal

¿Esta observación del sueño es la que se lleva a cabo en las clínicas del sueño?

Es complementaria. Te refieres a la polisomnografía, que registra la actividad cerebral, respiratoria, cardiaca, muscular, etc. durante una noche. Es muy precisa, pero el monitoreo da una perspectiva del sueño a largo plazo y sin molestar a la persona que duerme con electrodos.

¿Ocurre a veces que la percepción que uno tiene de su sueño no refleja lo que registra el monitoreo?

Sí, a veces los datos dicen que la persona ha dormido bien y, sin embargo, ella siente que no. Esto es importante porque entran en juego factores psicológicos. También pasa con la actividad física. Hay personas que tienen la impresión de que no han hecho nada y su reloj inteligente demuestra que sí se han movido mucho, aunque he de decir que ¡suele pasar al revés! O sea que hay que combinar los datos objetivos con los subjetivos, porque no dicen lo mismo.

 

La complejidad fluctuante de la vida

¿Alguna de las conclusiones a las que has llegado te ha sorprendido especialmente?

Lo que me sorprende es la complejidad de factores que afectan a nuestros comportamientos. Al principio, cuando no tienes la foto completa, crees saber qué es lo que tiene que cambiar la persona para motivarse y hacer más ejercicio o dormir mejor. Te parece simple. Pero cuando empiezas a observar los datos, ves que es muy, muy complejo. No es que me asuste esta complejidad, porque es interesante desde un punto de vista científico y me estimula, pero pone las cosas muy difíciles. Como decía, las personas somos distintas y además cambiamos. Esto es la vida. A veces te molesta, porque querrías tener mensajes clave que se pudieran entender fácilmente, pero lo cierto es que si observas bien encuentras una complejidad fluctuante. No podemos entender ni predecir nada completamente porque es demasiado complejo, pero podemos acercarnos a la realidad, a la verdadera naturaleza de la realidad.

Lo que me sorprende es la complejidad de factores que afectan a nuestros comportamientos. Al principio, cuando no tienes la foto completa, crees saber lo que tiene que cambiar la persona para motivarse y hacer más ejercicio o dormir mejor. Te parece simple. Pero cuando empiezas a observar los datos, ves que es muy, muy complejo. No es que me asuste esta complejidad, porque es interesante desde un punto de vista científico y me estimula, pero pone las cosas muy difíciles.

¿Cómo te gustaría verte en el futuro?

En investigación, me gustaría seguir sintiendo que es un placer hacer lo que hago. Porque lo siento así. Mi propósito es ayudar a ISGlobal a desarrollar un equipo de eSalud muy orientado al cambio climático, que investigue cómo los comportamientos personales pueden ayudar a mitigarlo, pero también cómo todas las personas pueden adaptarse a él. El cambio climático se cuenta entre las prioridades de las que debemos ocuparnos la comunidad científica. Aunque me interesa conocer cómo mejorar el sueño, cómo prevenir el cáncer de mama o cómo llevar una vida más activa, todo eso tiene que tener en cuenta el contexto de cambio climático y el hecho de que hay que cuidar el medio ambiente.

 

A. Cabrera / ISGlobal

¿Cuál ha sido la respuesta de ISGlobal a tus propuestas? ¿Has encontrado buenas sinergias?

Muchas. No podría llevar a cabo estas investigaciones sin estar en ISGlobal porque no soy un científico del cambio climático y esta es una institución con mucha experiencia en esta área.

¿No te hubiera gustado quedarte en California?

Estuve muy bien allí y aprendí muchísimo, pero echaba de menos el sur de Europa. Me siento más cerca de la cultura de aquí que de la estadounidense. ¡Ahora estoy en casa!