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Informe Mundial sobre la Malaria 2022: el barco no se ha hundido, pero la tormenta no ha acabado

09.12.2022
informe mundial malaria

[Este texto ha sido redactado por Murchana Roychoudhury, técnica de comunicación de ISGlobal, y Regina Rabinovich, directora de la Iniciativa para la Eliminación de la Malaria de ISGlobal]

El Informe Mundial sobre la Malaria 2022 (World Malaria Report 2022), elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), nos ha aportado la seguridad que tanto necesitábamos: se han evitado los peores pronósticos. Los programas nacionales de malaria y sus socios «han mantenido el tipo» durante la pandemia de COVID-19, y se han asegurado de que no aumentara todavía más el número de muertes por malaria que se había registrado en 2021. A pesar de ello, la combinación del aumento de las amenazas biológicas y el riesgo de crisis económicas y humanitarias a nivel mundial pone de manifiesto la necesidad urgente de nueva financiación para las innovaciones del sistema sanitario, así como de nuevas maneras de utilizar la financiación existente y nuevas herramientas para combatir las amenazas emergentes.

Recuperándonos del shock inicial de la pandemia

Los 247 millones de casos y las 619 000 muertes estimadas en el informe de 2022 suponen un golpe de realidad importante. Todavía nos queda un largo camino para cumplir los objetivos de malaria previstos para el 2030. Los datos representan también un suspiro de alivio, ya que se ha frenado el aumento de las pérdidas de vidas por malaria derivado de la pandemia de COVID-19, registrado en el 2020. Este control no se habría logrado sin la perseverancia de la comunidad de la malaria que, en plena crisis sanitaria mundial, ha trabajado para minimizar las alteraciones en los servicios de prevención, tratamiento y diagnóstico.

Fuente: Informe Mundial Sobre la Malaria, 2022

 

Los mosquiteros tratados con insecticidas (MTI), la herramienta de control del vector principal utilizada en las áreas más endémicas, logró el 75 % de los objetivos previstos, un nivel similar al del año 2019 previo a la pandemia, y lo mismo ocurrió con el número de mujeres embarazadas que recibieron el tratamiento preventivo intermitente de la malaria durante el embarazo (TPIe). Algunas intervenciones, como la quimioprevención de la malaria estacional (QME), alcanzaron incluso nuevos horizontes, ya que se consiguió tratar a prácticamente 45 millones de niños en 2021, lo que supone un aumento de 11,6 millones con respecto a 2020. Asimismo, se solucionaron los problemas con las cadenas de suministro a nivel mundial con el fin de garantizar la disponibilidad de pruebas de diagnóstico rápido y politerapias a base de artemisinina.

Pero el hecho de que la situación no haya empeorado con respecto a 2020 no supone en absoluto que se hayan alcanzado los objetivos mundiales: se siguen perdiendo miles de vidas por esta enfermedad. Las herramientas eficaces no están logrando todo lo que se esperaba de ellas, y esto está permitiendo que los mosquitos transmitan los parásitos de la malaria y que muchas de las personas que se infectan no reciban un tratamiento adecuado.

Además de dichas brechas de cobertura de las intervenciones existentes contra la malaria, se han identificado nuevas amenazas que pueden comprometer los enormes logros conseguidos hasta la fecha. Como ha señalado el Informe Mundial sobre la Malaria de este año, los vectores y parásitos de la malaria están evolucionando rápidamente y las herramientas actuales están comenzando a resultar inadecuadas en muchos contextos. Estas amenazas biológicas ponen en tela de juicio la eficacia del diagnóstico y tratamiento de la malaria, así como del control vectorial.

  • Las pruebas de diagnóstico rápido, la piedra angular del diagnóstico de la malaria en la mayoría de los países endémicos, que permiten aplicar las estrategias actualmente recomendadas de «diagnosticar y tratar», cada vez conducen a más «falsos negativos» como resultado de la deleción del antígeno proteico al que se dirigen las pruebas de diagnóstico rápido (PDR).
  • Los mosquiteros tratados con insecticidas, que han jugado un papel crucial en la reducción de la transmisión de la malaria desde principios del siglo XXI, están demostrando ser menos eficaces debido a la resistencia generalizada a los piretroides, la clase principal de insecticidas utilizada en los MTI. Las buenas noticias son que se están introduciendo nuevos mosquiteros para vencer esta resistencia.
  • Las politerapias a base de artemisinina son el tratamiento recomendado por la OMS como tratamiento de primera y segunda línea de los casos de infección por Plasmodium falciparum sin complicaciones médicas. Aunque estos medicamentos siguen siendo eficaces, en África se han observado señales de advertencia que sugieren la aparición de «resistencia parcial» a la artemisinina en tres países africanos.
  • El mosquito Anopheles stephensi, en su día considerado el «vector asiático de la malaria», actualmente ha llegado a África. Dado que esta especie invasora es resistente a varias clases de insecticidas, pica tanto en interiores como en exteriores, y se desarrolla en entornos urbanos, podría aumentar significativamente la transmisión en las zonas en las que su presencia es generalizada.

Estas amenazas biológicas se ven potenciadas por un contexto mundial caracterizado por las crisis económicas, humanitarias y climáticas, ya que todas ellas pueden afectar directamente a la malaria. La OMS ha actualizado el Mapa de Amenazas de la Malaria (Malaria Threats Map) para reflejar estas amenazas, de tal modo que los países cuenten con los datos más recientes.

A estas amenazas biológicas se suma un contexto mundial caracterizado por crisis económicas, humanitarias y climáticas, todas las cuales pueden afectar directamente a la malaria.

ISGlobal ha contribuido a los esfuerzos mundiales, participando en el desarrollo de sistemas de vigilancia genética para detectar las deleciones en los genes de la proteína HRP2 e identificar los parásitos resistentes a los medicamentos antimaláricos en los países endémicos de malaria. A través de la Alianza MESA, también ha contribuido a la identificación de los esfuerzos en curso en materia de investigación y vigilancia de las amenazas biológicas emergentes, y ha colaborado con la OMS para promover la concienciación sobre los temas urgentes, entre otros, la invasión del mosquito An. stephensi y la presencia de malaria en zonas urbanas.

Necesidad de innovación en I+D, aplicación de la ciencia de la implementación entre otros recursos

Además de no perder de vista estas nuevas amenazas biológicas y desarrollar directrices técnicas para vencerlas, se necesitan urgentemente herramientas y estrategias nuevas. Entre el año 2000 y el año 2021, se evitaron unos 2000 millones de casos de malaria y 11,7 millones de muertes por malaria, un logro debido en gran medida a las innovaciones diseñadas para salvar vidas que se incorporaron en las últimas dos décadas al conjunto de herramientas contra la malaria. Pero estas herramientas actuales no nos llevarán a la línea de meta Afortunadamente, las herramientas de I+D presentadas en el Informe Mundial sobre la Malaria de este año proporcionan un rayo de esperanza en estos tiempos difíciles.

En un futuro próximo, dispondremos de nuevos mosquiteros con nuevas combinaciones de insecticidas. Con el fin de adaptarse a los cambiantes patrones de picadura de los mosquitos, los científicos están explorando nuevas estrategias, como cebos de azúcar diseñados para atraer a los mosquitos, para impedir la transmisión en exteriores, y están readaptando los medicamentos que matan a los mosquitos que se alimentan de la sangre de poblaciones que han tomado endectocidas para toda la población. ISGlobal está trabajando activamente en esta última área a través del proyecto BOHEMIA, que evalúa el impacto de la administración masiva de ivermectina a los seres humanos y el ganado en Mozambique y Kenia. Los nuevos candidatos a vacunas están alcanzando fases avanzadas de los ensayos clínicos. En el contexto de los tratamientos, se están explorando más opciones, como las triterapias a base de artemisinina y los antimaláricos de nueva generación. Aunque todo esto ofrece una visión optimista del futuro, el informe también subraya que el 2021 fue el tercer año consecutivo de reducción de la financiación para I+D contra la malaria.

Un punto clave en el campo de la I+D es la necesidad de reforzar la investigación operativa y la ciencia de la implementación para aumentar el impacto de las herramientas antimaláricas que ya tenemos. Necesitamos generar datos sobre cómo mejorar la calidad y la cobertura de las intervenciones sanitarias, y debemos trabajar de un modo sistemático para incorporar dichos datos en las políticas y prácticas. ISGlobal ha trabajado exhaustivamente en esta área, por ejemplo, desarrollando y evaluando estrategias innovadoras de administración del tratamiento preventivo intermitente durante el embarazo (TPIe) a través de los trabajadores sanitarios de la comunidad, lo que ha resultado ser una estrategia complementaria útil.

Proteger los logros y mucho más

No podemos subestimar el problema de la malaria. Puede que hayamos evitado los peores resultados previstos durante la pandemia, pero todavía debemos afrontar problemas importantes. Con el fin de proteger los logros en la lucha contra la malaria que tanto nos ha costado conseguir durante las dos últimas décadas, es el momento de aprovechar todos los recursos disponibles y explorar nuevas medios de ayuda.

Para preservar los logros tan arduamente conseguidos en las dos últimas décadas contra la enfermedad, es hora de explotar todos los recursos disponibles y explorar nuevas vías de apoyo.

Uno de dichos medios es la inversión en los sistemas sanitarios primarios resilientes y la integración de los servicios de malaria en la rutina de los servicios sanitarios. Debemos centrarnos en llegar a las poblaciones olvidadas sistemáticamente por los sistemas sanitarios frágiles.

La eliminación de la malaria no es un sueño, es un propósito a largo plazo que requiere un compromiso firme y un esfuerzo coordinado de todas las partes interesadas. El informe de este año es una llamada de atención importante que pretende movilizar a los líderes, las comunidades, los recursos y los sistemas sanitarios para lograr el objetivo final de «malaria cero».