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Periodismo científico, sí: pero que sea periodismo

23.7.2013

El periodismo científico ha sido siempre una forma de propaganda. Esta idea cayó como una bomba en la sala donde un grupo de periodistas debatía la frontera entre periodismo científico y relaciones públicas, en el marco de la Conferencia Mundial de Periodistas Científicos (WCSJ), celebrada del 24 al 28 de junio en Helsinki.

Quien espetó la sentencia fue Brian Deer (el periodista que destapó el fraude en la vinculación entre vacunas y autismo establecido por Andrew Wakefield) que se miraba el debate con escepticismo, sentado en una mesa al fondo de la sala.

Pero la bomba cayó sin estallar: los otros periodistas no le hicieron demasiado caso -quizás estaban acostumbrados al tono provocador de Deer- y siguieron con su debate sobre cómo gestionar esa frontera cada vez más borrosa.

Pero a mí aquella intervención me pareció muy acertada. Me fui de la WCSJ con una convicción reforzada: llevamos años pidiendo más contenido científico en la información periodística, pero ha llegado el momento de pedir también más contenido periodístico en la información científica. En otras palabras, más periodismo en el periodismo científico.

Un evento de "networking"

La WCSJ, el evento que cada dos años reúne a cientos de periodistas científicos de todo el mundo (800 este año, según los organizadores), es sobre todo una gran oportunidad de "networking".

Para un freelance como yo, es vital encontrarme con compañeros de Madrid o de Londres que conozco sólo por las redes sociales; darme cuenta de que una asociación europea está planificando un premio periodístico; descubrir que un centro de investigación alemán ha lanzado un programa de periodistas en residencia, o poner en marcha una nueva colaboración con un medio internacional.

Todo esto lo pude hacer gracias a una beca de la EUSJA, complementada por una ayuda de la ACCC, para participar en la WCSJ.

Aparte de algunos problemas técnicos, como el mal funcionamiento del wifi los primeros días y una sesión plenaria sin micrófonos, la organización del congreso fue espléndida: visitas post-conferencia interesantes, eventos sociales agradables, y caterings con comida muy sana.

Sesiones oportunas

Tampoco faltaron sesiones muy oportunas. Se habló sobre la compleja regulación de la investigación biomédica, pensada para luchar contra el bioterrorismo y los virus emergentes (como los aparecidos en los últimos meses en Oriente Medio y en China); sobre las tecnologías de espionaje (como las usadas para el NSF); sobre el cambio de equilibrios energéticos introducido por fracking (el paso de la "era del petróleo" a la "era del gas" y la independencia energética de EE.UU.); sobre cómo entender y comunicar mejor la incertidumbre y el riesgo, y sobre el secreto del éxito educativo de Finlandia.

Una de las sesiones más interesantes fue precisamente aquella en la que Deer tiró su bomba. Este debate, basado en una encuesta entre los participantes del congreso, puso de manifiesto que cada vez más periodistas científicos compaginan esta actividad con trabajos de relaciones públicas, que terminan afectando su independencia. Los periodistas europeos son mucho más "tolerantes" con este problema que los de EEUU, según el sondeo.

Sesiones como ésta tienen el mérito de hacer sonar la alarma sobre las amenazas contra la independencia del periodismo. Las WCSJ los últimos años han mantenido siempre muy alta la atención sobre este tema. Esto es muy importante y es deseable que siga así en las próximas ediciones.

Casos de éxito

Pero lo que he echado de menos es una muestra más amplia de ejemplos positivos. La WCSJ sirve también para dar a conocer el buen trabajo realizado, para celebrar los compañeros que han trabajado bien, e inspirarnos con su trabajo.

La mayoría de los ponentes coincidieron en que las palabras clave para el futuro son "periodismo de investigación" y "periodismo de datos". Un espléndido taller de Mark Lee Hunter analizó las técnicas del periodismo de investigación, ofreciendo ejemplos como el trabajo sobre negocios privados de los banqueros finlandeses realizado por Tuomo Pietiläinen, del diario Helsingin Sanomat.

Pero eché de menos más ejemplos de éxito como aquellos. Una de las sesiones sobre periodismo de investigación era casi igual a una desarrollada en el último ESOF, en Dublín. Los casos tratados en esa sesión eran excelentes, pero hacen sospechar que los ejemplos disponibles son tan pocos, que los organizadores se han visto obligados a repetir.

Esta falta de buenos ejemplos fue especialmente acuciante en cuanto al mundo latino. Hubo poca presencia de ponentes iberoamericanos y esto es una pérdida para toda la comunidad. Se podría añadir una tercera palabra clave para el futuro del periodismo científico: "periodismo narrativo". Esta manera de hacer periodismo está muy arraigada en América Latina, y podría proporcionar excelentes ejemplos de éxito en el ámbito del periodismo medioambiental, por ejemplo.

Espero que de aquí a dos años, cuando la WCSJ se celebre en Corea, tengamos más historias de éxito para contar (más ejemplos de periodismo de investigación, de datos y narrativo) y descubramos que la idea de Brian Deer habrá dejado de ser verdad, al menos un poco.