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Un verano de un año: trabajar en el Caribe en la vigilancia de virus respiratorios

14.9.2023
Caribbean Respiratory Virus Surveillance

Fortalecer los sistemas de vigilancia de virus respiratorios es un reto global. El Caribe se ha aplicado como nunca aprovechando la pandemia de covid-19.

 

Este último año he tenido la oportunidad de trabajar en el Caribe anglosajón y Haití con la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y magníficas compañeras y compañeros. El propósito era apoyar a esta región para que lo aprendido con la pandemia de covid-19 fortaleciera sus sistemas de salud. Durante este año allí he coordinado varias jornadas técnicas a nivel subregional y he visitado seis países para propiciar dinámicas internas que fortalezcan los sistemas de vigilancia de virus respiratorios integrados que permitan la toma de decisiones en salud pública y servicios de salud. También he vivido los debates sobre los nuevos formatos de vigilancia epidemiológica y virológica, la emergencia de la gripe aviar en la región de las Américas y cómo se empiezan a producir adelantos en la comprensión del aire como espacio público objeto de protección para todo el mundo, también en materia de virus y patógenos respiratorios. Pero vamos por partes. ¿Qué sentido tenía mi trabajo?

 

Barbados. Foto: Scaturchio / Flickr.

En el Caribe, el clima caluroso favorece una agradable vida exterior, ventilada y sin muchas aglomeraciones, lo que hace que los espacios sean menos propicios a la transmisión de patógenos respiratorios. Hasta la llegada de la pandemia de covid-19, los virus respiratorios no se consideraban un problema

Integrar el SARS-CoV-2 en la vigilancia

Durante la pandemia de covid-19, los países han adquirido nuevas equipamientos, habilidades técnicas de laboratorio, competencias epidemiológicas y capacidad de análisis para la toma de decisiones. Este último año, han tenido que decidir si detenían sin más las diferentes actividades de vigilancia epidemiológica y control, o si buscaban la forma de estructurarlas de forma que todo aquello aprendido quedara disponible para dar servicio y fortalecer sus sistemas de salud. Este fue uno de los motivos por los cuales la Organización Mundial de la Salud (OMS) mantuvo la declaración de emergencia: la transición no era ni obvia ni fácil. Se ha puesto mucho esfuerzo, precisamente, en difundir la importancia de establecer estructuras que se usen de forma regular y aporten valor y salud a los países que las mantienen y, de paso, a la comunidad global. Estas estructuras tenían que contribuir al fortalecimiento de los sistemas de vigilancia epidemiológica y se consensuó la integración de SARS-CoV-2 en la vigilancia sindrómico-virológica de la gripe y otros virus respiratorios.

 

Foto realizada por el Ministerio de Salud de San Vincente y las Grenadinas.

La covid-19 puso en la agenda cómo abordar los virus respiratorios

En el Caribe, la salud pública tiene, en general, un amplio despliegue comunitario. La urgencia de brotes de arbovirus como el dengue y el zika, y los desastres naturales ocupan buena parte de los esfuerzos y tiempo de las personas que trabajan en salud pública, siempre insuficientes como en todas partes. Por otro lado, el clima caluroso favorece una agradable vida exterior, ventilada y sin muchas aglomeraciones, lo que hace que los espacios sean menos propicios a la transmisión de patógenos respiratorios. Hasta la llegada de la pandemia de covid-19, los virus respiratorios no se consideraran un problema que supusiera mucha carga de enfermedad. Pero la realidad es que era un problema difícil de cuantificar, en parte por la manera en que se organiza la vigilancia en todas partes.

La Red Global de Vigilancia y Respuesta a la Gripe (1952), ejemplo de cooperación global

Las curvas epidemiológicas que tenemos de la pandemia de gripe de 1918 incluían a aquellas personas que parecía que tenían gripe porque presentaban síntomas que lo hacían pensar, como tos y fiebre. Es lo que se llama vigilancia epidemiológica sindrómica. En aquel momento no se podía confirmar que verdaderamente era gripe porque el virus todavía no se conocía. No fue hasta 1933 que el virus se aisló. La primera vacuna aprobada en el mundo, en Estados Unidos, llegó en 1945. Tardó más que la de SARS-CoV-2, pero aun así lo hizo en un tiempo récord. Dos años más tarde, sin embargo, la comunidad científica se dio cuenta de que los virus de la gripe iban cambiando y que había que saber qué tipos de virus circulaban para poder fabricar vacunas a medida cada temporada. Así se creó la Red Global de Vigilancia y Respuesta a la Influenza (GISRS, por las siglas en inglés). Esta red eligió inicialmente unos cuantos países y estableció las bases de la vigilancia virológica global, que cumplió 70 años en 2022. Es un ejemplo bonito, y duradero, de cooperación entre países a nivel global.

 

Los sistemas de vigilancia no eran suficientes cuando llegó la covid-19

Nos saltamos algunos episodios para llegar al 2009, con la pandemia de H1N1pdm09. Mucha gente se dio cuenta de que la información virológica no era suficiente, y poco a poco, los países fueron adoptando sistemas de recogida de datos epidemiológicos cada vez más estandarizados, que ofrecían más información sobre quién se ponía enfermo (¿Hombres o mujeres? ¿De qué edad? Quienes estaban más graves, ¿tenían enfermedades o algún perfil de base? ¿Qué personas acababan ingresando en un hospital?). Este sistema estaba centrado en la gripe pero, en los últimos años ya se habían ido incluyendo otros virus como el VRS, el rinovirus y los coronavirus clásicos, entre otros. Por otro lado, los datos virológicos iban por un lado (podéis ver el ejemplo del FluNet en las Américas) y los epidemiológicos por otro (podéis ver el ejemplo del FluID en las Américas). Cuando llegó esta última pandemia, además, estos sistemas de vigilancia no estaban implementados en todas partes.

Muchos de los sistemas habilitados para la vigilancia de virus respiratorios a nivel estatal, incluso en Europa, no estaban preparados para recoger datos de forma más “moderna” (es decir, individualizada, relacionada e informatizada) cuando llegó la pandemia de covid-19

Esto significó que muchos de los sistemas habilitados para la vigilancia de virus respiratorios a nivel estatal, incluso en Europa, no estaban preparados para recoger datos de forma más “moderna” (es decir, individualizada, relacionada e informatizada) cuando llegó la pandemia de covid-19. Se tuvieron que establecer sistemas paralelos que todavía están activos en muchos países. Ya a inicios de 2022, se consideró que el SARS-CoV-2 tendría que integrarse en la vigilancia rutinaria de virus respiratorios, para poderlos valorar de forma conjunta. El hecho es que hay muchos parecidos entre el virus de la gripe y el del SARS-CoV-2 en el tipo de vigilancia, el tipo de impacto y el tipo de medidas asociadas a la disminución de su transmisión. En Cataluña os invito a visitar semanalmente la página del SIVIC, donde encontraréis la información del estado de los virus respiratorios cada semana. Si la curva empieza a atravesar umbrales de forma ascendente os recomiendo que uséis mascarilla en los espacios cerrados y concurridos para no poneros enfermos y no contagiar a otras personas. A nivel global, tanto por regiones como por países, podéis consultar el resumen de FluNET.

En Cataluña os invito a visitar semanalmente la página del SIVIC, donde encontraréis la información del estado de los virus respiratorios cada semana. Si la curva empieza a atravesar umbrales de forma ascendente os recomiendo que uséis mascarilla en los espacios cerrados y concurridos

Balance de un año de trabajo en el Caribe

Para disponer de datos que permitan la toma de decisiones se necesitan equipos clínicos coordinados sobre el terreno, con laboratorios o redes de laboratorios y capacidad analítica de los datos y difusión. A la vez, el trabajo tiene que revertir en el día a día, mostrando su significación e impacto en la vida de las personas, para mantener la motivación de los equipos implicados. Mi trabajo este año ha consistido sobre todo en propiciar espacios de debate sobre la hoja de ruta para cada país y profundizar en las lecciones aprendidas de la pandemia. Juntando a los diversos actores de los sistemas de salud, a través de formaciones (por ejemplo, esta lista), dinámicas de trabajo profundizadas y discusiones, se elegían las directrices y se buscaba el apoyo técnico para las prioridades establecidas por los países. Si queréis echar un vistazo, podréis ver algunas novedades en la notificación global de FluNet y FluID en el repositorio global y público de países como Guyana, San Vicente y las Granadinas, Granada y Barbados, entre otros.

El Caribe, para siempre en el corazón

Haber ido al Caribe nos ha hecho pasar un verano de un año. A esta aventura me acompañó mi familia y este verano de 2023 hemos ido con jersey hasta muy entrado el calor, porque ahora tenemos frío por debajo de 26 grados. A pesar de que hemos vuelto muy desconfinados y pospandémicos, nos sorprende que en los espacios cerrados y aglomerados seamos de los pocos que seguimos llevando mascarilla. Miramos las casas de los indianos con recelo porque hemos conocido qué supuso y supone todavía haber esclavizado allí a personas durante tantos años para enriquecer nuestro país. Y sabemos, y lo reconocemos todavía más en la calle, que “el mundo ya no es blanco”, como dijo James Baldwin. Sabemos que llevaremos el Caribe siempre en el corazón.