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Las resistencias antimicrobianas, una pandemia silenciosa

02.2.2022
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Foto: Roberto Sorin/Unsplash

[Este texto ha sido publicado originalmente en catalán en el boletín EspaiS@lut de la Diputación de Barcelona. Ha sido actualizado a 02/02/2022]

 

Hoy en día, la mayoría de las infecciones causadas por bacterias pueden tratarse gracias a los antibióticos. Esta realidad puede cambiar en los próximos años: algunas bacterias causantes de enfermedades están desarrollando mecanismos para evadir la acción de los antibióticos, provocando que, al empezar un tratamiento antibiótico, este no tenga efecto sobre las infecciones que sufrimos y sea necesario utilizar tratamientos antibióticos alternativos. Este fenómeno se llama “resistencia antimicrobiana”.

Aunque los antibióticos han sido uno de los factores responsables del aumento de nuestra esperanza de vida, su uso indiscriminado ha provocado la aparición exponencial de resistencias bacterianas, un desafío global que hoy en día ya provoca más de un millón de muertes a nivel mundial (según el último informe publicado muy recientemente en The Lancet, 1,4 millones de personas murieron en 2019 por infecciones atribuidas a bacterias resistentes), cifra que podría alcanzar los 10 millones en el 2050, convirtiéndose en una de las primeras causas de mortalidad en el mundo. La COVID-19 ha agravado la situación (del consumo total de antibióticos, solo el 8% de los pacientes necesitaba), por lo que se hace aún más urgente sensibilizar a toda la sociedad en el uso de antibióticos, la medicina tradicional y los hábitos de higiene para evitar infecciones y contagios.

1,4 millones de personas murieron en 2019 por infecciones atribuidas a bacterias resistentes, según el último informe publicado muy recientemente en 'The Lancet'

Siguiendo esta tendencia, ya han aparecido bacterias multirresistentes –o superbacterias, resistentes a varios antibióticos–, e incluso panresistentes –resistentes a todos los antibióticos. Además, en las últimas décadas se han desarrollado pocos compuestos con potencial antibiótico, debido a la dificultad de acceder a antimicrobianos de calidad que sean efectivos contra estas especies resistentes. Esta escasez está afectando a nivel global, especialmente en los sistemas de salud de todo el mundo, suponiendo un alto gasto sanitario (la aparición de resistencias antimicrobianas provoca 2,5 millones de días extra de hospitalización cada año en toda la Unión Europea, suponiendo un coste aproximado de 900 millones de euros al año). A nivel europeo, las resistencias antimicrobianas son un problema especialmente grave en las regiones del sur de Europa, debido al uso y mal uso de los tratamientos de antibióticos.

De entre las especies bacterianas que provocan las infecciones más comunes en personas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha identificado a las 12 familias bacterianas con mayor virulencia y resistencia a tratamientos antibióticos. Estas especies están presentes en nuestro entorno, incluyendo los sectores de la ganadería y la agricultura.

En 2050, las resistencias antimicrobianas serán una de las primeras causas de mortalidad en el mundo

Por eso se considera las resistencias antimicrobianas como un problema de salud global (One Healthuna sola salud). Cada vez hay más bacterias resistentes que amplifican la capacidad de diseminación de los distintos tipos de resistencias a otras bacterias y al medio. Si la tendencia sigue así, las panresistencias y multiresistencias serán una realidad para la mayoría de bacterias. Esto significa que no podremos utilizar antibióticos para tratar las infecciones, aumentando la muerte por infecciones bacterianas.

El desarrollo de nuevos tratamientos antibióticos es un proceso muy largo y costoso, y desafortunadamente no se destinan los recursos suficientes para conseguirlo. Por eso es necesario regular el consumo de antibióticos, tanto en personas como en animales. En este sentido, hace unos años que se han instaurado varias legislaciones –europeas, en nuestro caso–, prohibiendo el uso de antibióticos para promover el crecimiento del ganado, o en contra del uso de antibióticos como tratamiento preventivo.

También debemos ser conscientes de cómo seguir los tratamientos antibióticos. Solo deben tomarse contra infecciones bacterianas existentes, siguiendo el tratamiento hasta el final, tal y como nos lo hayan prescrito los profesionales de la salud, aunque ya no tengamos síntomas. Estos hábitos, en conjunto con hábitos de higiene y prevención como el de lavarse las manos a menudo, lanzar los antibióticos restantes a los puntos SIGRE de la farmacia, no llevar a cabo actividades de riesgo de exposición a infecciones bacterianas, o seguir el calendario de vacunaciones, son algunas de las acciones que todos debemos llevar a cabo para evitar el incremento de las resistencias antimicrobianas, que ya son una realidad, y que llegamos, en pocas décadas, a la era post antibiótica, donde la medicina moderna tal y como la conocemos hoy en día ya no será posible.

Debemos ser conscientes de cómo seguir los tratamientos antibióticos. Solo deben tomarse contra infecciones bacterianas existentes, siguiendo el tratamiento hasta el final, tal y como nos lo hayan prescrito los profesionales de la salud, aunque ya no tengamos síntomas

Es prioritario aumentar el interés y la sensibilización para construir una sociedad educada en la prevención y actuación frente a posibles amenazas globales, como las que estamos enfrentando actualmente con la COVID-19, y una ya existente pandemia silenciosa: la resistencia a los antibióticos.