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  • Mark J Nieuwenhuijsen
    Mark J Nieuwenhuijsen , Research Professor, Director of the Urban Planning, Environment and Health Initiative, and Head of the Climate, Air Pollution, Nature and Urban Health Programme Salud ambiental
  • Los coches eléctricos no salvarán las ciudades

    13.3.2023
    Electric Cars Cities
    Foto: Mariona Gil / Ayuntamiento de Barcelona - Supermanzana de Barcelona.

    Como decía hace poco una campaña en redes sociales, "los coches eléctricos no se inventaron para salvar el planeta sino para salvar la industria automovilística". Se promocionan en las campañas electorales locales para reducir los niveles de contaminación atmosférica. Pero, ¿pueden reducirlos? ¿O hay soluciones más saludables y efectivas a corto plazo?

     

    La sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (UE) contra España por incumplir la Directiva europea sobre calidad del aire en Barcelona y Madrid ha puesto de relieve la necesidad urgente de tomar medidas drásticas para atajar el problema de la contaminación atmosférica, sobre todo teniendo en cuenta que se están revisando las nuevas directrices de la UE sobre calidad del aire y que probablemente serán más estrictas. Las ciudades siguen siendo focos de contaminación atmosférica y de muertes asociadas a la contaminación.

    Apoyar el coche eléctrico en las elecciones municipales no tiene sentido

    Ahora que se acercan las elecciones municipales en España, muchos posibles candidatos y candidatas a la alcaldía promueven el coche eléctrico como solución para reducir la contaminación del aire. No tiene sentido porque no tienen poder legislativo para decidir si los coches han de ser de combustión interna o eléctricos (la UE trabaja en la prohibición de los vehículos de combustión interna a partir de 2035). Si realmente quieren pronunciarse a favor de los coches eléctricos, pueden proponer y apoyar la creación de Zonas de Bajas Emisiones más estrictas y amplias, que favorecerían los coches eléctricos. Eso sí está en sus manos.

    Es cierto que los coches eléctricos presentan ventajas sobre los de combustión interna. Generan menos contaminación atmosférica y menos CO2 porque no llevan tubos de escape (pero su proceso de fabricación sí que contamina, y están impulsados por energía eléctrica, que puede provenir de una fuente no renovable, aparte de que el desgaste de los neumáticos también tiene un impacto en el medio ambiente). Los coches eléctricos también son menos ruidosos (solo hacen ruido los neumáticos). Aun así, seguirían ocupando un espacio que podría utilizarse mejor y de forma más saludable. En la actualidad, el tráfico motorizado ocupa una cantidad desproporcionada de espacio público. En Barcelona, dispone del 60% del espacio público, cuando solo 1 de cada 4 desplazamientos se hace en coche.

    Confiar solo en los coches eléctricos no soluciona el problema a corto plazo...

    Confiar únicamente en los coches eléctricos para resolver el problema de la contaminación atmosférica tampoco tiene un efecto a corto plazo porque la renovación del parque automovilístico es lenta. Los coches que están circulando actualmente tienen de media más de 10 años e, incluso si todos los coches nuevos que se están vendiendo fueran eléctricos, aún harían falta 20 años para sustituir el 90% del parque de coches de combustión interna actual. Es mucho más que los cuatro años que los alcaldes y las alcaldesas pueden controlar.

    ...y tiene notables implicaciones medioambientales

    Además, la industria del vehículo eléctrico también está causando un gran aumento de la demanda de litio y otros minerales. Esto tiene notables implicaciones medioambientales, ya que la extracción de litio puede provocar la contaminación y la falta de agua, vertidos de residuos tóxicos, pérdida de biodiversidad y contaminación del suelo.

     

    Barcelona. Foto: Martí Petit / Ayuntamiento de Barcelona.

    Hemos de apostar también por cambios de comportamiento

    Para reducir los altos niveles de contaminación atmosférica necesitamos medidas más inmediatas, que puedan adoptarse dentro del plazo de cuatro años para el que se elige a las alcaldías. Y hemos de confiar no solo en las soluciones tecnológicas, sino también en los cambios de comportamiento, que pueden tener más beneficios para la salud. Porque no suele haber una única solución mágica, sino que se necesitan múltiples políticas. Por ejemplo, se ha demostrado que las zonas de bajas emisiones, los barrios donde el tráfico está limitado o se ha suprimido y las supermanzanas reducen significativamente la contaminación atmosférica y podrían introducirse con relativa rapidez. Estas medidas también podrían ir acompañadas de una mayor oferta de transporte público (eléctrico) y de un impulso del transporte activo (caminar o ir en bicicleta), que fomentan la actividad física. Las ciudades de los quince minutos disminuyen los desplazamientos porque toda la actividad habitual de las personas (trabajo, servicios básicos, ocio) tienen lugar a menos de quince minutos caminando o en bici.

    Una planificación urbana saludable sí puede salvar las ciudades

    Si se construyen más vías urbanas para coches, habrá más coches. A esto se le llama demanda inducida. También ocurre lo contrario. Si se reduce el espacio para los coches, habrá menos coches. La forma más rápida de reducir la contaminación atmosférica es conseguir que circulen menos coches.

    No existe una varita mágica y ninguna medida por sí sola puede reducir la contaminación atmosférica. Lo que hace falta, y de forma urgente, es aplicar una serie de políticas. Disponemos de muchas, entre ellas las relacionadas con 1) la tarificación, 2) el uso del suelo, 3) las infraestructuras, 4) el comportamiento, 5) la tecnología y 6) la gestión, las normas y los servicios. Las personas que aspiran a la alcaldía deberían incluir en sus campañas electorales lo que piensan aplicar, para que la ciudadanía pueda tomar una decisión informada cuando acuda a las urnas.

    Los coches eléctricos son útiles, pero fuera de nuestras ciudades

    Es necesario actuar de inmediato para reducir la contaminación atmosférica y prevenir muertes y enfermedades prematuras. Cada año, la contaminación causa numerosas muertes prematuras y nuevos casos de asma y bronquitis infantiles, así como enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares, diabetes, EPOC, trastornos mentales, enfermedad de Alzheimer, neumonía y cáncer de pulmón.

    Los coches eléctricos tienen su papel, pero fuera de las ciudades, donde las distancias son mucho mayores y donde hay poco transporte público o ninguno. En las ciudades se pueden promover soluciones más rápidas, sostenibles, habitables y saludables.

     

    Barcelona. Foto: Paula Jaume / Ayuntamiento de Barcelona.

    Posibles medidas para aplicar en la ciudad de Barcelona

    • Acelerar y ampliar el programa de SuperIlles/Eixos verds.
    • Ampliar el programa “Protegim les escoles” para que establezca una zona sin tráfico a menos de 200 metros de los colegios.
    • Reforzar la Zona de Bajas Emisiones y limitarla a los coches menos contaminantes (por ejemplo, los de categoría Euro 6).
    • Convertir las “autopistas” del centro de la ciudad (p. ej., Aragón, Muntaner, Gran Vía, Diagonal) en calles.
    • Aplicar y hacer cumplir un límite de velocidad de 30 km/h en todas las vías y calles.
    • Prohibir las motocicletas ruidosas y contaminantes, y apostar por las eléctricas.
    • Prohibir las entregas a domicilio motorizadas de compras por Internet y establecer puntos de recogida en todos los barrios.
    • Exigir que los taxis, los vehículos de reparto y el transporte público sean eléctricos o de hidrógeno.
    • Reducir el "tráfico de paso"; por ejemplo, en el Eixample muchos desplazamientos no se han originado ni terminan ahí.
    • Ampliar la infraestructura ciclista, también en el área metropolitana.
    • Mejorar las conexiones de transporte público entre la ciudad de Barcelona y el área metropolitana.
    • Convertir calles como Creu Coberta/Sants en ramblas permanentes, no sólo durante el fin de semana.
    • Cerrar al tráfico el paseo de Colón, cerrar la Ronda y abrir allí una gran plaza.
    • Rediseñar la plaza de Catalunya y cerrarla al tráfico motorizado (excepto quizás el lado oeste para autobuses y taxis).
    • Crear barrios con poco tráfico allá donde no se aplique nada de lo anterior.
    • Sustituir el asfalto por zonas verdes.

    Todos los partidos políticos deberían incluir en su programa un plan para reducir la densidad del tráfico y las emisiones en un 50% en sus cuatro años de mandato, y para cumplir con las directrices de calidad del aire en 2030.