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Mujeres en la ciencia: La brecha que persiste

09.2.2018

[Esta entrada ha sido escrita por Azucena Bardají, investigadora de ISGlobal, y Clara Menéndez y Anna Lucas, directora y coordinadora, respectivamente, de la Iniciativa de Salud Materna, Infantil y reproductiva de ISGlobal. El 11 de febrero es el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia]

Menos de un tercio de los investigadores en el mundo son mujeres

En las últimas décadas, las mujeres han accedido mayoritariamente a la formación universitaria; según la UNESCO en proporción ligeramente superior (53%) al de los hombres en grados universitarios y estudios de postgrado. Pero algo ocurre a partir de ese momento que, la proporción de mujeres que continúan estudios de doctorado disminuye llamativamente (44%) siendo aun menor las mujeres que continúan una carrera científica como investigadoras (29%).

Si estas cifras resultan llamativas, más preocupante es constatar que éste es un patrón similar al observado desde 2008; lo que sugiere que el ritmo al que las mujeres se incorporan a la carrera científica y desarrollan su carrera como investigadoras está estancado desde hace una década.

No es una percepción. Los datos indican que las mujeres continúan infrarrepresentadas en el ámbito de la investigación y el desarrollo a nivel global (menos de un tercio de los investigadores en el mundo son mujeres; un 32% en América del Norte y Europa Occidental). Además, las mujeres tienden a tener un acceso más restringido a la financiación para llevar a cabo la investigación, y siguen siendo una minoría en las universidades entre los profesores universitarios titulares y en posiciones de liderazgo en instituciones de investigación punteras, y por tanto en la visión y en la adopción de decisiones.

Actualmente en las más de 80 universidades de España sólo hay nueve rectoras mujeres

Como ejemplo, en España las mujeres fueron admitidas en 1910 en la enseñanza superior universitaria en igualdad de condiciones, sin embargo esto no se refleja en los más altos puestos de los centros universitarios. Desde 1982 –año en que fue elegida la primera mujer rectora de la universidad nacional de educación a distancia- solo 22 mujeres han sido rectoras de universidades en España; actualmente en las más de 80 universidades sólo hay nueve (11%) rectoras mujeres.

¿Por qué persiste esta situación? Es necesario ver, más allá de los números, los obstáculos que dificultan que las mujeres escojan y desarrollen una carrera científica en condiciones de igualdad, desde la trayectoria educativa y los estereotipos que afrontan las niñas en el momento de elegir su campo de estudio, los prejuicios, los roles de referencia en la sociedad, la falta de referentes en sectores masculinizados; y más adelante las mayores responsabilidades familiares, o los sesgos de selección y promoción para puestos de decisión y liderazgo que no suelen realizarse a través de mecanismos de selección en base al mérito.

Por otra parte, las actitudes y estereotipos dañinos sobre las capacidades y las funciones de las niñas y mujeres en la sociedad hacen que su preparación ante la denominada Cuarta Revolución Industrial —que generará un gran aumento de los empleos digitales en detrimento de otros tipos de trabajos que desaparecerán— sea claramente insuficiente. En casi todos los países, las niñas están por detrás de los niños en cuanto a conocimientos digitales; además, es menos probable que estudien ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (CTIEM o por sus siglas en inglés ‘Science, Technology, Engineering and Mathematics’, STEM). Ello puede situar a las próximas generaciones en una situación de especial vulnerabilidad al quedar excluidas del mercado laboral si no se toman medidas para superar la brecha tecnológica y digital. Por tanto, es un elemento clave en cualquier estrategia para disminuir la desigualdad de género.

Reducir la brecha de género en la ciencia (...) requiere una llamada a la acción y la puesta en marcha de forma urgente medidas efectivas

Reducir la brecha de género en la ciencia, más allá de los datos, estudios o días internacionales declarados por las Naciones Unidas, requiere una llamada a la acción y la puesta en marcha de forma urgente medidas efectivas –que en nuestro país por desgracia no se observa- por parte de una diversidad de actores. Desde los gobiernos, la escuela, la sociedad, y también desde el sector privado promoviendo la alfabetización digital y la formación continúa de los trabajadores de los centros académicos y de investigación. Además, promocionando la participación de las mujeres a través del establecimiento de cuotas (a igualdad de méritos favorecer la elección del sexo menor representado; como en los países nórdicos se hace desde hace años con resultados positivos objetivables) en la carrera investigadora y puestos de toma de decisiones y gestión de la investigación y adoptando estrategias que promocionen la participación y el acceso a las oportunidades de empleo.

También es necesario promocionar la igualdad de género en mecanismos de financiación y evaluación de la investigación, establecer iniciativas con la comunidad educativa u otras organizaciones de la sociedad civil para promover vocaciones científicas y dar visibilidad a referentes femeninos entre niñas y adolescentes – y esperemos futuras científicas-.  

Más información 

Infografía '7 datos que muestran que la ciencia discrimina a las mujeres'

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