Publicador de contenidos
javax.portlet.title.customblogportlet_WAR_customblogportlet (Blog Health is Global)

Cuidado con los niños y niñas durante las olas de calor. ¿Qué se puede hacer en las escuelas?

21.6.2023
Escoles i calor_fotos termiques.jpg
Foto: Fotos térmicas de un patio con árboles y suelo permeable (izquierda) y de un patio de cemetnto (derecha).

En general, los centros educativos son los únicos edificios públicos no equipados ni adaptados para un confort térmico óptimo. Es urgente planificar e invertir recursos en medidas efectivas y sostenibles para mitigar los efectos de las olas de calor en las escuelas, donde crecen, aprenden y juegan los niños y niñas, y donde trabaja el profesorado.

 

[Este texto es una adaptación de un artículo que apareció en la web del proyecto FAROS.]

 

Ya no es ninguna sorpresa que el cambio climático está incrementando las temperaturas medias y causando olas de calor cada vez más frecuentes, intensas y tempranas. Lo que sí sorprende, y resulta preocupante, es que a pesar de las previsiones y estimaciones que avisan del empeoramiento de las condiciones ambientales y de sus efectos contundentes en la salud, parece que cuando llegan todavía nos cogen desprevenidos.

De mayo a noviembre de 2022 nos acompañó un calor intenso, con episodios de calor extremo en julio por encima de los 26,6 °C (el más cálido jamás registrado en el país). En España se contabilizaron unas 5.000 muertes atribuibles a estos episodios, cinco veces más que en 2018 o 2020. Más allá de ser una consecuencia del cambio climático, las olas de calor son una cuestión de salud pública urgente e importante. El calor tiene muchos efectos significativos en la salud y el bienestar de la población, y especialmente en la más vulnerable, como la infantil y la de las personas mayores.

 

Foto: Mariona Gil / Ayuntamiento de Barcelona.

Los niños y las niñas, más susceptibles al calor

A edad temprana se es más propenso a la deshidratación, el agotamiento por calor y los golpes de calor debido a varias razones relacionadas con el desarrollo del sistema de termorregulación y las capacidades fisiológicas. Por un lado, los mecanismos de sudoración y vasodilatación de los niños y niñas no son tan eficientes como en los adultos, tienen una mayor superficie de exposición al medio ambiente en relación con su masa corporal y, no son tan capaces de regular su hidratación.

Por otro lado, pueden tener dificultades para identificar y comunicar que están pasando calor y tienden a estar en movimiento constante, y esta actividad física hace que generen más calor interno.

 

Cuando se pasa calor en la escuela

Los niños y las niñas, al igual que el personal docente, pasan una gran parte del día en las aulas y los patios, que no están preparados ni adaptados para afrontar las temperaturas actuales ni su aumento previsto. Tener que aprender, jugar y trabajar en condiciones de temperaturas extremas y sostenidas es preocupante. Además de la deshidratación, la insolación o el agotamiento por calor, los síntomas de los niños con asma u otras afecciones respiratorias pueden empeorar durante las olas de calor. El estrés causado por las altas temperaturas puede provocar, además, irritabilidad, fatiga y malestar general, que puede influir en el estado de ánimo y comportamiento en las actividades escolares y sociales.

 

Foto de un patio de colegio de Barcelona antes y después de las intervenciones para transformarlo en un Refugio Climático.

El calor extremo en las aulas puede afectar el desarrollo cognitivo

El calor extremo en las aulas puede tener efectos en el desarrollo cognitivo de los niños y niñas, puesto que altera la concentración y el enfoque, la capacidad para procesar y retener información, y el rendimiento general. Hay estudios que indican que, durante las horas más cálidas del día, las temperaturas altas pueden afectar a la memoria de trabajo, la toma de decisiones y la ejecución de tareas complejas.

Se ha puesto menos atención en el impacto que el confort térmico puede tener en los equipos docentes. Aun así, un estudio reciente de ISGlobal ha encontrado que una percepción negativa de la calidad ambiental interior por parte de los y las docentes podría ir asociada a una productividad menor, y que esto se reflejaría en síntomas limitantes y periodos prolongados de ausencia por problemas de salud.

Las escuelas, edificios públicos no muy equipados ni adaptados

Con el aumento de los episodios de calor extremo, las escuelas se encuentran entre los espacios cruciales para garantizar la salud, el bienestar, el desarrollo y el aprendizaje efectivo de los niños y niñas. También tendrían que garantizar al personal docente unas condiciones de trabajo saludables y seguras. En general, los centros educativos son los únicos edificios públicos no equipados ni adaptados para un confort térmico óptimo. Muchos son viejos y presentan deficiencias en el aislamiento. Fueron construidos en una época en que se suponían vacíos durante los meses de temperaturas altas, orientados al sur para ganar luz y calor en invierno. Si antes solo se iba a la escuela durante dos meses de calor, los últimos años esta temporada es cada vez más larga.

 

Foto: Ayuntamiento de Barcelona.

Como adaptar las escuelas al cambio climático

Hay que adaptar los centros educativos al cambio climático. La renaturalización de las escuelas puede ayudar a combatir los efectos de las olas de calor de varias maneras:
• Incorporar vegetación y tierra permeable puede ayudar a mantener temperaturas más bajas.
• Crear espacios verdes y usar vegetación puede proporcionar sombra y reducir la temperatura ambiental, puesto que actúan como barreras naturales contra el calentamiento excesivo y ofrecen lugares frescos. Además, fomentan la actividad física y el aprendizaje al aire libre, de forma que se recupera la conexión con la naturaleza.
• Los espacios naturalizados en las escuelas crean un ambiente tranquilo y relajado que favorece el aprendizaje y ayuda a reducir el estrés relacionado con las temperaturas extremas.
• La vegetación ayuda también a filtrar y purificar el aire, cosa que mejora su calidad en el entorno escolar. Esto es especialmente importante durante las olas de calor, cuando la contaminación atmosférica puede ser más elevada.

Por otro lado, hace falta una buena climatización de los edificios. Se pueden implementar soluciones efectivas y sostenibles, como por ejemplo:
• Aislar térmicamente el edificio.
• Aplicar sistemas de ventilación natural cruzada o mecánica (con ventiladores de techo).
• Instalar persianas o cortinas para bloquear el sol directo.
• Usar pintura reflectante en el techo y las superficies oscuras.


Es esencial asegurar una buena circulación del aire en las aulas para garantizar una buena calidad ambiental interior y confort térmico. Como hemos visto durante la pandemia de COVID-19, la buena ventilación tiene otros beneficios para promover la salud y el bienestar.

Barcelona transforma once escuelas en refugios climáticos

La ciudad de Barcelona está implementando diferentes medidas para mejorar los entornos escolares. Entre el 2018 y el 2020 transformó 11 escuelas de primaria en refugios climáticos para mejorar el confort térmico, creando patios escolares más saludables, lúdicos e inclusivos a fin de mitigar los efectos del cambio climático. Se trataba de un proyecto piloto financiado por la Comisión Europea: Adaptar escuelas al cambio climático a través del verde, el azul y el gris. Implementó elementos de vegetación, de agua y de sombra en el patio, así como elementos de sombra y ventilación cruzada natural en los edificios. Los resultados de la evaluación de impacto, realizada por ISGlobal, han mostrado que se han conseguido beneficios que van más allá de la mejora de la temperatura y el confort térmico, especialmente en el exterior. Las soluciones mejor valoradas fueron las zonas de sombra y la incorporación de verde. Ahora hay más posibilidades de refrescarse en los días de calor, se han mejorado los espacios de sombra y con asientos, y los patios se han convertido en espacios más naturalizados y más frescos. Además, hay oportunidades de juego más diversas, que fomentan las relaciones igualitarias entre el alumnado.

Ajustar los horarios de las clases para evitar las horas de más calor, planificar actividades alternativas en el interior, evitar los espacios de la escuela con mayor insolación o suspender las clases durante los periodos de calor extremo puede ayudar a proteger la salud, aligerar la sensación de malestar y proporcionar un respiro en la comunidad educativa como medida de emergencia, pero no tiene que ser la norma. Es urgente planificar e invertir recursos en medidas efectivas y sostenibles para mitigar los efectos de las olas de calor en las escuelas, donde crecen, aprenden y juegan los niños y niñas, y donde trabaja el profesorado. Hace falta un giro radical e inminente para entender que la acción climática en nuestros entornos pasa por actuaciones fundamentales para la salud y bienestar.