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La crisis de fiebre amarilla en Brasil: una señal de alerta para los viajeros

17.3.2018

[Escrito para Big Vang (La Vanguardia) por Adelaida Sarukhan, doctora en inmunología y redactora científica de ISGlobal, Jose Muñoz, investigador de ISGlobal y jefe de la Sección de Medicina Tropical y Salud Internacional del Hospital Clínic de Barcelona y Natalia Rodríguez, investigadora de ISGlobal y médico del Servicio de Atención al Viajero Internacional del Hospital Clínic de Barcelona. El Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) es un centro impulsado por la Fundación Bancaria “la Caixa”.]

Representa la mayor actividad de fiebre amarilla que Sudamérica ha visto en muchas décadasEn lo que va del 2018, ha habido un aumento considerable en el número de casos confirmados de fiebre amarilla en Brasil, particularmente en los estados de Sao Paulo y Rio de Janeiro. En ambas regiones, el número de casos supera por mucho las cifras documentadas el año anterior en la misma época. Las autoridades han confirmado un total de 723 casos y 237 muertes entre julio 2017 y fines de febrero 2018 (la mayoría de los casos ocurren durante los meses de verano en el hemisferio sur). Aunque actualmente el número de casos se concentra sobre todo en Brasil, otros países como Colombia, Bolivia, Ecuador, Guyana Francesa, Perú y Surinam también han confirmado casos en los últimos dos años. Todo esto representa la mayor actividad de fiebre amarilla que Sudamérica ha visto en muchas décadas.

Foto: Unsplash / Sara Riaño

¿Por qué está resurgiendo?

Podría iniciarse la transmisión de humano a humano vía el mosquito del género 'Aedes', perfectamente adaptado a vivir y proliferar en ciudadesLa fiebre amarilla, producida por un virus de la misma familia que el del zika y el dengue, es una enfermedad endémica (es decir, contínuamente presente) en primates no humanos de áreas tropicales de África y las Américas. De vez en cuando, el virus se transmite de los monos a los humanos, vía mosquitos de la selva. Por el momento, este “derrame” del ciclo selvático está en el origen de todos los casos humanos en el actual brote.

Sin embargo, la deforestación creciente, que reduce cada vez más el hábitat de los monos, ha hecho que la enfermedad se acerque cada vez más a las grandes urbes, donde podría iniciarse la transmisión de humano a humano vía el mosquito del género Aedes -el mismo que transmite el dengue, el zika o el chikungunya- perfectamente adaptado a vivir y proliferar en ciudades. La última vez que ocurrió este tipo de transmisión en Brasil fue en el año 1942.

¿Por qué es preocupante?

El riesgo de la transmisión urbana

Hay que recordar que la fiebre amarilla es una enfermedad con una mortalidad elevada (que oscila entre el 15 y el 50%). Una transmisión urbana de fiebre amarilla (de humano a humano vía mosquito Aedes) podría significar miles de casos –y de muertes– en una población no vacunada.

El mapa del brote actual en Brasil indica que los casos están ocurriendo en zonas cada vez más cercanas a tres grandes urbes: en Sao Paulo, el 57% de los casos confirmados se infectaron muy probablemente a solo 15 km del norte de la ciudad de Sao Paulo y el 45% de casos en Rio han ocurrido a menos de 20 km de la ciudad de Rio de Janeiro. En Mina Gerais, el 47% de los casos viven en municipalidades al sur de Belo Horizonte, donde el año pasado no se había declarado ningún caso.

El riesgo de propagación a otros países

Gracias a los viajes aéreos internacionales, una persona no vacunada puede infectarse con fiebre amarilla en Sudamérica o África un día y viajar a miles de kilómetros al día siguiente. Si esa persona llega a una región en donde el mosquito Aedes está presente, puede comenzar así un ciclo de transmisión local (o autóctono). Estas regiones incluyen la mitad de los EEUU, el medio oriente, el sureste asiático, islas del Pacífico, Madeira, y las Islas Canarias.

Esto sucedió en 2016 con el brote de fiebre amarilla en Angola, que causó más de 3.800 casos y 360 muertes: un puñado de casos importados a China (de hecho, los primeros casos de fiebre amarilla en el continente) amenazaron con introducir el virus a una región altamente poblada y sin inmunidad natural contra el mismo.

Foto: Pixabay / WikiImages

La vacuna: la mejor arma

La buena noticia es que existe una vacuna altamente eficaz para proteger de la enfermedad. El problema es la cantidad de dosis disponibles si se produjera una epidemia en una gran urbe (la producción mundial de la vacuna es limitada), así como la desinformación causada por rumores sin fundamentos sobre la seguridad de la vacuna, que conduce a locales y viajeros a la errónea decisión de no vacunarse.

El problema es la cantidad de dosis disponibles si se produjera una epidemia en una gran urbe: la producción mundial de la vacuna es limitadaEn los últimos meses se han confirmado varios casos (y por lo menos 3 muertes) de viajeros europeos y sudamericanos que no se vacunaron y que regresaron de Brasil infectados. Esto incluye un turista holandés que visitó la provincia de Sao Paulo, una turista francesa que estuvo en Minas Gerais, y un suizo que murió de la enfermedad, tras regresar de Ilha Grande. Ninguno de los viajeros se había vacunado. Así mismo, autoridades chilenas han confirmado las muertes de dos viajeros que estuvieron en Ilha Grande, cerca de Río de Janeiro (un tercer compañero se encuentra ingresado estable por la misma infección), y Argentina también confirmó dos casos importados de fiebre amarilla (de nuevo, ninguno de ellos vacunado).

Con el objetivo de proteger a las poblaciones locales y evitar la transmisión urbana mediada por mosquitos Aedes, las autoridades han lanzado una campaña en la cual más de 5 millones de personas han sido vacunadas (la mayoría de ellas con dosis fraccionadas de la vacuna, que se ha demostrado que protegen igual de bien que la dosis completa). El ministro de salud de Brasil ha incluso propuesto vacunar al país entero, aunque no está claro si habrá vacuna suficiente para cubrir la población entera de Brasil (207 millones de personas), incluso usando dosis fraccionadas.

Para los viajeros internacionales que planean visitar Brasil, la respuesta es sencilla y clara: vacunarse por lo menos 10 días antes de viajar si uno va a visitar Sao Paulo, Minas Gerais, Rio de Janeiro o zonas selváticas. Esta vacuna protege para toda la vida, y se ofrece en los servicios de atención al viajero (estos servicios proporcionan además información y consejos útiles adaptados a la región que se planea visitar). Como con todas las vacunas, cuando están indicadas, los beneficios de vacunarse superan los riesgos de efectos adversos.

Para aquellas personas que no han podido vacunarse [...] el mejor consejo es evitar viajar a zonas de riesgoAl igual que en Brasil hay un problema de stock (existencias) de la vacuna de fiebre amarilla, en Europa pasa lo mismo y es posible que algunos centros de vacunación se experimente la misma situación de falta de vacuna. Esto es debido a que la producción de la misma es limitada y no suele haber remanente disponible. Para aquellas personas que no han podido vacunarse por esta razón o por contraindicaciones (los únicos casos en que la vacuna no está indicada es en pacientes inmunocomprometidos o en niños menores de 9 meses), el mejor consejo es evitar viajar a zonas de riesgo, en la medida de lo posible.