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Brote de viruela del mono: ¿Cuál es la situación actual?

21.6.2022
Monkeypox virion.jpg
Foto: National Institute of Allergy and Infectious Diseases (NIAID) - Colorized transmission electron micrograph of monkeypox virus particles (green) cultivated and purified from cell culture. Image captured at the NIAID Integrated Research Facility (IRF) in Fort Detrick, Maryland.

A la hora de escribir este post, en junio, se habían reportado más de  1.300 casos de viruela del mono en 28 países (la mayoría en Europa) donde la enfermedad no es endémica (es decir, donde usualmente no se reportan casos porque no hay un reservorio animal del virus). A fecha del 14 de julio ya son más de 10.000 en más de 50 países. Tantos casos, en tantos países no endémicos y en un tiempo tan corto es lo que ha hecho saltar las alarmas. Significa que hay una propagación extendida del virus fuera de África y que seguramente ha estado ocurriendo “bajo el radar” desde hace meses. Pero es importante resaltar que el número de casos en la región africana ya iba en notable aumento en los últimos cuatro a cinco años, sin que la comunidad internacional se preocupara demasiado en investigarlo. Solo en lo que va de este año, ocho países africanos han declarado unos 1.500 casos sospechosos y 72 muertes, según el último informe de la OMS.

El número de casos en la región africana ya iba en notable aumento en los últimos cuatro a cinco años, sin que la comunidad internacional se preocupara demasiado en investigarlo

Está previsto que el próximo 23 de junio tenga lugar una reunión en la OMS en la que, entre otros asuntos, se debatirá la posibilidad de declarar una Emergencia de salud pública de importancia internacional (PHEIC). Mientras tanto, el brote actual plantea una serie de preguntas: ¿cuándo y cómo empezó?; ¿ha cambiado el virus o es nuestro comportamiento el que ha cambiado?; ¿se puede contener o existe el riesgo de que se vuelva un virus endémico en países que no lo eran?

Las secuencias virales del brote actual en Europa indican que seguramente se trata de una sola introducción seguida de una serie de eventos “superpropagadores”

¿Qué sabemos hasta ahora?

Las secuencias virales del brote actual en Europa indican que los virus están estrechamente relacionados entre sí, por lo que seguramente se trata de una sola introducción seguida de una serie de eventos “superpropagadores”. De hecho, en el Reino Unido parece haber habido tres introducciones: una fue un caso importado de Nigeria que no contagió a nadie. Otra, en un núcleo familiar que no fue a más. Y en tercer lugar, un gran clúster de casos en hombres que tienen sexo con hombres.

Entre las secuencias de 2018 y las de ahora hay unas 50 mutaciones, mucho más de lo que podría esperarse para un virus de ADN como el de la viruela del mono, que muta mucho más lentamente que los de ARN

Pistas en el genoma

En todos los casos, el virus pertenece a la clade menos letal y se relaciona estrechamente con las secuencias de casos exportados de Nigeria en 2018 y 2019. Sin embargo, entre las secuencias de 2018 y las de ahora hay unas 50 mutaciones, mucho más de lo que podría esperarse para un virus de ADN como el de la viruela del mono, que muta mucho más lentamente que los de ARN. Según los virólogos, tendrían que pasar unos 50 años para acumular esas mutaciones, y no tres o cuatro. Además, las mutaciones no parecen tener una distribución al azar. Se concentran en lugares específicos que son dianas para unas enzimas del huésped (en este caso, nosotros) que se dedican a introducir mutaciones en los virus para tratar de inhabilitarlos. Obviamente, no es un sistema de defensa perfecto, y muchas mutaciones introducidas por dichas enzimas no logran inhabilitar al virus. Pero sí dejan una “marca” en su genoma. Y es esa marca la que los virólogos creen estar viendo, lo cual sugiere una circulación continua en humanos desde 2017-2018.

Lo que aún no se sabe es dónde ha estado circulando —podría incluso haber estado circulando de manera desapercibida fuera de África estos últimos años

Lo que aún no se sabe es dónde ha estado circulando —podría incluso haber estado circulando de manera desapercibida fuera de África estos últimos años. Tampoco se sabe todavía si esas mutaciones tienen un efecto en el comportamiento del virus. Por ejemplo, si aumentan su capacidad de transmisión entre personas, o si alteran los síntomas que produce (la sintomatología observada en el brote actual parece un poco distinta). Desde 2017, Nigeria ha estado pidiendo ayuda a la comunidad internacional para investigar lo que estaba ocurriendo con el virus, pero triste —y previsiblemente— no hicimos caso hasta que el problema llegó a nuestras puertas.

Afortunadamente, y a diferencia del SARS-CoV-2, tenemos más herramientas para hacer frente a este virus emergente

¿Qué se está haciendo?

Afortunadamente, y a diferencia del SARS-CoV-2, tenemos más herramientas para hacer frente a este virus emergente. La población por encima de los 50 años ha sido vacunada contra la viruela (un virus muy cercano al de la viruela del mono) y por lo tanto estaría protegida. A nivel global, existe un pequeño stock de la vacuna clásica contra la viruela, que podría usarse (aunque no se sabe bien cuántas existen en Europa). Y además, hay una vacuna más reciente aprobada que, aunque su eficacia real contra la viruela del mono no ha sido testada, genera buena inmunidad frente al virus. Tenemos también un par de fármacos antivirales que funcionan contra esta familia de virus. La Comisión Europea está en proceso de negociar la compra del antiviral tecovirimat y de la vacuna Imvanex (de Bavarian Nordic). Algunos países ya están comenzando a vacunar a contactos estrechos de casos, pero por el momento no hay motivo para lanzar una campaña masiva de vacunación.

Sin embargo, sí es necesario hacer todo lo posible para frenar la transmisión entre personas (sensibilizando a las comunidades con mayor riesgo, aislando los casos, e identificando y vacunando a los contactos). Las y los expertos advierten de que el riesgo de no contener el brote actual es que el virus podría encontrar un nuevo reservorio animal fuera de África, lo cual resultaría en múltiples brotes en el futuro y aumentaría el riesgo de aparición de nuevas variantes. También es importante asegurarse de que los países en África (donde hay más casos) tengan acceso a diagnóstico, tratamientos y vacunas.

Una vez más, los virus nos incitan a hacer prueba de solidaridad, recordándonos que un problema de salud en algún lujar lejano nos acaba afectando a todos.