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Análisis y Desarrollo Global

¿Cómo podemos garantizar un enfoque socialmente equitativo en el desconfinamiento?

Serie | COVID-19 y estrategia de respuesta #8

05.05.2020

Este documento forma parte de una serie de notas de debate que abordan preguntas fundamentales sobre la COVID-19 y las estrategias de respuesta. Los trabajos han sido elaborados sobre la base de la mejor información científica disponible y pueden ser actualizados a medida que esta evolucione. 

Escrito por Jeffrey V Lazarus, Associate Research Professor y Jefe del Grupo de Investigación de Sistemas de Salud en ISGlobal, junto con Trent White, Sonia Hajo y Danielle Guy, miembros del Grupo de Investigación de Sistemas de Salud.

 

Poco después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconociera que la creciente epidemia de COVID-19 se estaba convirtiendo en una pandemia, los gobiernos de todo el mundo impusieron rápidamente medidas de confinamiento y distanciamiento físico. Menos de ocho semanas después, muchos gobiernos se enfrentan ahora al enorme desafío de pasar del encierro al desconfinamiento, evitando al mismo tiempo el resurgimiento masivo de nuevos casos de COVID-19 y una situación económica que podría ser más devastadora que la enfermedad misma.

Además de la morbilidad y mortalidad causadas directamente por la COVID-19, es importante tener en cuenta las consecuencias económicas y sociales  como el distanciamiento y aislamiento social, el desempleo y la angustia psicológica. Debido a una variedad de determinantes socioeconómicos de la salud, ciertas poblaciones tienen un mayor riesgo de sufrir estas consecuencias. Estas poblaciones vulnerables incluyen personas de bajos ingresos y desempleadas, especialmente del sector informal, migrantes y poblaciones minoritarias, personas sin techo, personas que consumen drogas y personas en prisión. Por lo tanto, la esencia del desafío del desconfinamiento es garantizar la equidad social y, al mismo tiempo, evitar un resurgimiento del brote y resucitar las economías y los sistemas de salud.

Recomendamos las siguientes estrategias a los gobiernos para mitigar las inequidades durante el desconfinamiento:

  1. Asegurar la protección económica para las poblaciones vulnerables. Las medidas de protección económica deberían estar dirigidas a determinadas poblaciones vulnerables.
  2. Fortalecer la atención primaria en salud. Los gobiernos deberían fortalecer los servicios de salud primaria nacionales y regionales, ya que estos pueden abordar las necesidades de prevención, tratamiento, rehabilitación y cuidados paliativos a un coste más bajo que los servicios de salud especializados y complejos. Esto puede reducir la demanda de recursos hospitalarios y proteger la salud de la población mientras que alivia las presiones financieras sobre los sistemas de salud.
  3. Abordar las necesidades de salud de las personas migrantes y refugiadas. Los gobiernos deberían proporcionar apoyo de salud física y psicológica a las y los migrantes y refugiados, tanto documentados como indocumentados.
  4. Promover la protección de la vivienda. Los gobiernos deberían promover la asequibilidad de la vivienda y limitar los desalojos y detener la suspensión de los servicios públicos y de telecomunicaciones.
  5. Mantener y ampliar los espacios públicos abiertos y seguros. Las poblaciones vulnerables tienen más probabilidades de vivir y trabajar en condiciones que afectan negativamente a su salud. Es esencial preservar el acceso a los espacios públicos para la seguridad social, la salud y el bienestar.

Abordar estas consideraciones en la planificación e implementación del desconfinamiento puede proteger a los grupos vulnerables de nuevas inequidades, así como mantener la preparación sanitaria, social y económica para futuras crisis.