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Poner fin a la epidemia del VIH para el 2030: de la ciencia a la práctica

01.12.2022
Abbie Trayler-Smith_Panos_H4+ HIV
Foto: Abbie Trayler-Smith / Panos H4+ HIV

[Este texto ha sido escrito por Anna Saura Lázaro, medical research fellow en ISGlobal, y Denise Naniche, directora científica de ISGlobal]

Este 1 de diciembre conmemoramos el Día Mundial del Sida bajo el lema “¡Igualdad ya!”. En 2021 se estimó que más del 15% de los 38 millones de personas que viven con el VIH en todo el mundo desconocía su diagnóstico y cerca del 30% no tenía acceso a tratamiento. La mayoría de estas personas viven en países del África subsahariana. De hecho, hoy en día, las desigualdades sanitarias relacionadas con la pobreza y/o la discriminación son los principales obstáculos para el tratamiento y la atención de las personas que viven con el VIH. El mundo dispone de la ciencia y de intervenciones eficaces. Sin embargo, menos de la mitad de estas intervenciones eficaces se llegan a aplicar de forma rutinaria en la práctica clínica, o si lo hacen, su implementación no es equitativa. ¿Por qué?

Menos de la mitad de estas intervenciones eficaces se llegan a aplicar de forma rutinaria en la práctica clínica, o si lo hacen, su implementación no es equitativa. ¿Por qué?

La ciencia de la implementación

En los últimos años, el concepto de ciencia de la implementación ha cobrado impulso. Este enfoque pretende trasladar los resultados de la investigación científica al mundo real. El objetivo es aplicar una medida que funciona, ─por ejemplo el tratamiento de la infección por el VIH─, utilizando herramientas adaptadas a contextos específicos ─la entrega de medicación en la comunidad─ para aumentar su impacto ─ampliando el alcance del tratamiento para las personas que viven con el VIH en zonas remotas. La ciencia de la implementación trata de integrar las perspectivas del personal clínico, los profesionales de la salud pública, los pacientes, las comunidades y los responsables políticos para cerrar la brecha entre la evidencia científica y la práctica rutinaria.

¿La ciencia de la implementación utiliza métodos rigurosos? ¿Es una investigación innovadora? La rápida adopción de la ciencia de la implementación en el campo de la investigación sobre el VIH ha ido acompañada del desarrollo de métodos analíticos robustos; y la innovación ha surgido de la creatividad nacida de la unión entre investigadores, partes interesadas y comunidad para encontrar soluciones equitativas. El resultado: una mayor eficacia de las intervenciones para diagnosticar, tratar y monitorizar a más personas que viven con el VIH en entornos que distan mucho de ser perfectos.

La ciencia de la implementación trata de integrar las perspectivas del personal clínico, los profesionales de la salud pública, los pacientes, las comunidades y los responsables políticos para cerrar la brecha entre la evidencia científica y la práctica rutinaria

Con este fin, en la ciencia de la implementación, las investigadoras e investigadores trabajan no necesariamente para desarrollar nuevas intervenciones, sino para responder a preguntas sobre cómo aplicar y adaptar las intervenciones que funcionan en entornos y poblaciones específicas. Estas preguntas incluyen la comprensión de los desafíos específicos de cada sistema de salud en la entrega de intervenciones, productos y nuevas tecnologías, y cómo resolverlos de forma que se satisfagan las necesidades y preferencias de las poblaciones afectadas. El impacto de esta investigación es enorme, no en términos de publicaciones en primera página, prestigio en las redes sociales o patentes, sino en términos de vidas salvadas. Podemos acabar con la epidemia del VIH/sida si trabajamos estrechamente con los proveedores de servicios sanitarios y las personas que viven con el VIH, haciéndoles partícipes del proceso de implementación de los descubrimientos realizados por la ciencia.

Podemos acabar con la epidemia del VIH/sida si trabajamos estrechamente con los proveedores de servicios sanitarios y las personas que viven con el VIH, haciéndoles partícipes del proceso de implementación de los descubrimientos realizados por la ciencia

Foto: ILRI / Stevie Mann

Un ejemplo en el campo del VIH

Mondial Diagnostics, en Holanda, junto con el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), el Instituto de Salud Global y Desarrollo de Ámsterdam (AIGHD) y el centro de tuberculosis de Desmond Tutu, en Sudáfrica, ha desarrollado un nuevo test rápido en el punto de atención para controlar si el tratamiento contra el VIH que una persona toma está funcionando. El test se ha desarrollado para su uso en entornos con recursos limitados en los que las actuales pruebas de seguimiento, que miden la carga viral en sangre, son escasas o no están disponibles debido a su elevado coste y complejidad. La prueba se basa en la medición de los niveles de un mediador inmunitario (la proteína inducible por interferón-γ; IP-10) que se asocia con los niveles de carga viral del VIH en sangre.

Los estudios iniciales han demostrado que este test funciona. El reto consiste ahora en trasladar este conocimiento científico a la aplicación, es decir, trabajar en el cómo, cuándo y dónde este test puede aportar el mayor beneficio a las personas que viven con el VIH en entornos reales. Uno de esos entornos es Mozambique, un país en el que hasta el 40% de las personas que viven con VIH en tratamiento tienen un acceso limitado a las pruebas para saber si su tratamiento está funcionando o no. Con este objetivo, estamos poniendo en marcha un estudio de ciencia de la implementación junto con la Fundación Ariel Glaser contra el sida pediátrico, —uno de los ejecutores del programa nacional de VIH/sida en Mozambique—, así como con el propio programa nacional de VIH/sida del Ministerio de Salud de Mozambique. Nuestro objetivo conjunto es desarrollar un algoritmo para implementar este test rápido en la práctica clínica rutinaria, centrándonos en las necesidades tanto del programa como de la comunidad.

Este esfuerzo de colaboración recogerá las opiniones y experiencias iniciales con la prueba rápida en el punto de atención de las personas que viven con el VIH, el personal sanitario y los principales gestores del programa nacional. Trabajaremos juntos para identificar qué poblaciones pueden beneficiarse más: las personas que viven en zonas aisladas o las que tienen acceso a unidades sanitarias con poco personal y/o sobrecargadas, etc. También determinaremos el contexto de prestación de servicios sanitarios en el que la prueba será más adecuada: grupos de adherencia comunitaria, en clínicas descentralizadas o, más concretamente, en personas con dificultades de adherencia al tratamiento. 

No solo debemos focalizarnos en encontrar una vacuna o la cura para acabar con el VIH; también debemos seguir trabajando para garantizar que las herramientas que ya tenemos —y que sabemos que son eficaces— lleguen a todas las personas de una forma igualitaria

En resumen, para alcanzar el objetivo de ONUSIDA de acabar con la epidemia del VIH para 2030, uno de los enfoques más eficientes es identificar las intervenciones del mundo de la investigación controlada y adaptarlas para que funcionen en diferentes contextos del mundo real. No solo debemos focalizarnos en encontrar una vacuna o la cura para acabar con el VIH; también debemos seguir trabajando para garantizar que las herramientas que ya tenemos —y que sabemos que son eficaces— lleguen a todas las personas de una forma igualitaria. En estos esfuerzos, el rol de la ciencia de la implementación y las comunidades afectadas es vital.