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Más de 100 sociedades científicas firman su apoyo a las nuevas Directrices Mundiales de Calidad del Aire de la Organización Mundial de la Salud (OMS)

ISGlobal se suma a la declaración conjunta de la Sociedad Internacional de Epidemiología Ambiental (ISEE) y la Sociedad Europea del Respiratorio (ERS) que urge a los gobiernos a implementar políticas de aire limpio más ambiciosas

22.09.2021
Foto: Livio Fretz / Unsplash

La Sociedad Internacional de Epidemiología Ambiental (ISEE) y la Sociedad Europea del Respiratorio (ERS) han emitido una declaración conjunta, respaldada por más de 100 sociedades médicas y científicas de todo el mundo, que muestra su apoyo a las nuevas Directrices Mundiales de Calidad del Aire recién publicadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Como miembro de la ISEE y de la ERS, el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación ”la Caixa”, celebra esta declaración conjunta, que urge a los gobiernos a usar estas nuevas directrices como guía para impulsar políticas más efectivas de aire limpio y reducción de las emisiones.

Las nuevas pautas sobre calidad del aire de la OMS, que actualizan las anteriores guías del año 2005, reflejan el amplio consenso científico sobre el gran impacto que tiene la contaminación atmosférica en la salud, actualmente el cuarto factor de riesgo de enfermedad y mortalidad a nivel mundial, solo detrás de la hipertensión, el tabaquismo y factores dietéticos.

Mark Nieuwenhuijsen, presidente de la ISEE y director de la Iniciativa de Planificación Urbana, Medio Ambiente y Salud de ISGlobal destaca que “las directrices son una llamada de atención para los responsables políticos y para todos nosotros: es hora de tomar en serio la contaminación atmosférica”. “Si bien las pautas no son legalmente vinculantes, esperamos que influyan en las políticas de calidad del aire en todo el mundo”, añade. Tanto Nieuwenhuijsen como Jordi Sunyer, investigador de ISGlobal, han formado parte de grupo de revisión externo de las nuevas directrices.

Para proteger a la salud pública, a las personas que viven con enfermedades crónicas y al medio ambiente de los efectos perjudiciales de la contaminación atmosférica, “las y los responsables políticos de todos los niveles deben comprometerse seriamente y de forma urgente con las nuevas pautas e implementar políticas ambiciosas de calidad del aire”, señala Nieuwenhuijsen.

Por su parte, Martine Vrijheid, jefa del programa de Infancia y Medio Ambiente de ISGobal, pone el foco en el grave impacto de la contaminación atmosférica en la salud infantil: “Los niños y niñas son más vulnerables a la contaminación porque órganos como el cerebro y el pulmón están en fase de crecimiento y en nuestros estudios hemos visto cómo afecta a su desarrollo cognitivo y físico”, explica. Por ello, la investigadora insta a los gobiernos a aplicar las nuevas pautas de la OMS: “La contaminación está situando en clara desventaja el cerebro de las nuevas generaciones y es urgente mejorar la calidad del aire para proteger a la infancia”.

Nuevos valores máximos

La OMS recomienda que los niveles medios anuales de PM2,5 no superen los 5 µg/m3 –hasta ahora eran de 10 µg/m3– y en el caso del dióxido de nitrógeno (NO2) que sean un máximo de 10 µg/m3, cifra que representa una importante reducción ya que hasta la fecha eran de 40 µg/m3. Como novedad, se han añadido valores de referencia para el ozono en períodos pico: un máximo de 60 µg/m3. También se actualizan los valores máximos para PM10 y dióxido de azufre (SO2) y se añaden de monóxido de carbono (CO).

En cambio, la legislación europea establece que las concentraciones medias anuales de PM2,5 no deben exceder los 25 µg/m3, mientras que para NO2 fija el límite anual para las concentraciones en 40 µg/m3. De ahí que las personas expertas reclamen políticas más ambiciosas, en línea con las nuevas recomendaciones de la OMS.

No hay niveles seguros

En este sentido, la declaración conjunta remarca que las nuevas directrices de la OMS muestran que no hay un nivel seguro de contaminación atmosférica. “La evidencia científica señala que los impactos negativos sobre la salud no se producen solo cuando los niveles de contaminación son más elevados, ya que también se pueden observar efectos hasta niveles de concentración muy bajos, sin que existan umbrales por debajo de los cuales la exposición pueda considerarse segura”, señala Nieuwenhuijsen.

En concreto, la declaración insta a los responsables políticos a:

  • Revisar la legislación sobre calidad del aire para reducir los valores límite de PM2,5 y NO2 y alinearlos con las nuevas directrices de la OMS.
  • Combinar los valores límite con políticas vinculantes para reducir los niveles medios de contaminación y lograr una disminución progresiva de la exposición de toda la población.
  • Invertir, monitorear y hacer cumplir de manera efectiva las políticas de calidad del aire para proteger y mejorar la salud pública y sumarse así a los esfuerzos para frenar el calentamiento global.

“Las nuevas directrices de la OMS llegan en un momento clave para las ciudades. Con la crisis de la COVID-19, nuestro mundo nunca volverá a ser el mismo, y tampoco nuestras ciudades, que han comenzado a dar más espacio a las personas y al transporte activo, y a expulsar a los coches”, comenta Nieuwenhuijsen. “La grave crisis climática ­–y la celebración de la cumbre COP26­– presiona a nuestras ciudades para reducir urgentemente sus emisiones. Todo apunta en la misma dirección: es el momento de repensar nuestras ciudades, para hacerlas más habitables, saludables y sostenibles”, señala.

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