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¿Cómo podemos responder a las necesidades de la infancia durante el encierro domiciliario y el desconfinamiento?

Serie | COVID-19 y estrategia de respuesta #2

17.04.2020

Este es el segundo documento de la serie COVID-19 y estrategia de respuesta, esta vez dedicado a los niños y niñas: ¿cómo se puede responder a las necesidades de la infancia durante el encierro domiciliario y el desconfinamiento?

A partir de la información científica disponible, redactado por el investigador ICREA Quique Bassat y coordinado por el área de Análisis de ISGlobal, se aborda las consecuencias del confinamiento en la salud física y mental infantil, así como una serie de recomendaciones para mitigar los efectos del confinamiento en la infancia y cómo se podría realizar el desconfinamiento progresivo de las y los menores.

 

El real decreto que estipuló las normas y recomendaciones resultantes del estado de emergencia no mencionaba de forma específica a la población infantil, dando por supuesto que esta población (8,13 millones de personas, el 17% de los ciudadanos que residen en España) no era “esencial” de acuerdo a los criterios establecidos y no requería por tanto una atención especial.

La experiencia acumulada de forma global sugiere que los niños, a diferencia de los adultos, tienen una menor predisposición a enfermar gravemente como resultado de esta enfermedad.

Tras más de cuatro semanas transcurridas desde el inicio del confinamiento se han evidenciado las dificultades y desafíos que una situación extraordinaria como esta conlleva, y diversas voces han empezado a alertar sobre las posibles consecuencias perjudiciales para la salud física, psíquica y emocional entre los niños pequeños.

 

Consecuencias del confinamiento en la salud física y mental de la infancia

Los expertos destacan que los niños, aunque tremendamente resilientes, no son indiferentes al impacto dramático que la pandemia está causando en su entorno inmediato. Hay que tener en cuenta que:

  • El confinamiento se asocia a una disminución de la actividad física, un empeoramiento de la dieta y un incremento del tiempo de “pantallas”, todo lo cual deriva en un posible aumento de peso.
  • Desde el punto de vista psicológico, los niños son proclives a presentar miedos, ansiedad, irritabilidad, distracciones, frustraciones y estrés en medidas comparables a los adultos.
  • Los contextos de confinamiento y de emergencia pueden asociarse a un aumento de la violencia doméstica y del maltrato.

 

Recomendaciones para mitigar los efectos del confinamiento en la infancia

Es imprescindible que durante el confinamiento se implementen mecanismos proactivos que puedan prevenir o mitigar los efectos nocivos del encierro en la salud mental y física de los niños. Destacamos los siguientes:

  • En cada domicilio deberá implementarse una rutina estricta de higiene personal y de actividades que incluyan la participación de los niños en tareas habituales de limpieza y cocina.
  • Dado que una parte del día deberá ser dedicada al aprendizaje, el rol de los profesores y demás profesionales educativos será fundamental para el acompañamiento diario.
  • Deberá también estimularse el ejercicio físico, los hábitos saludables dietéticos y de sueño, y las horas de ocio puro.
  • Los padres y demás convivientes deberán hacer un esfuerzo para ejercer como modelos que seguir, estimulando de forma proactiva el diálogo y la comunicación, así como la involucración de los niños en las actividades y la toma de decisiones familiares. De este modo, los niños y adolescentes podrán continuar desarrollando, a pesar de las circunstancias, su integridad emocional, identidad, independencia y resiliencia.
  • Finalmente, deben habilitarse herramientas adicionales de apoyo social y sostén económico para aquellas familias con niños más desfavorecidos.
 

Recomendaciones para el desconfinamiento progresivo de la infancia

Nuestro desconocimiento relativo de la infección por SARS-CoV-2 y la enfermedad COVID-19 en los niños, así como de su potencial como transmisores, nos obliga a ser cautos y considerar a los niños como un potencial eslabón importante en la transmisión de la COVID-19, tal y como se ha visto claramente para otras enfermedades virales con potencial epidémico. Es por ello fundamental considerar las siguientes medidas:

  • Que los niños puedan empezar a salir a la calle desde el inicio del desconfinamiento de forma controlada, por tiempo limitado y con acompañamiento adulto.
  • Los niños deberán seguir las mismas reglas del juego que los adultos, manteniendo la distancia mínima de dos metros, usando mascarillas y otras medidas de higiene.
  • Será particularmente importante posponer el contacto de los niños con los dos grandes grupos de personas vulnerables, que son los enfermos crónicos y las personas ancianas.
  • Los adolescentes mayores de 16 años podrán salir sin acompañamiento, pero deberán seguir las mismas normas que los adultos.
  • Los niños en situaciones especiales, como los que padecen una enfermedad crónica, una discapacidad, un trastorno del espectro autista y otros, deberán seguir recomendaciones específicas y ajustadas a sus necesidades.