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Análisis y Desarrollo Global

Vacuna COVID: ¿Qué consecuencias tiene una tercera dosis en la salud global?

Serie | COVID-19 y estrategia de respuesta #39

8/10/2021

[Este documento forma parte de una serie de notas de debate que abordan preguntas fundamentales sobre la crisis de la COVID-19 y las estrategias de respuesta. Los trabajos han sido elaborados sobre la base de la mejor información científica disponible y pueden ser actualizados a medida que esta evolucione.]

Escrito por Clara Marín, Adelaida Sarukhan y Marta Rodó (ISGlobal), este documento está parcialmente basado en el Comunicado sobre la tercera dosis de las vacunas COVID-19 (16/09/2021) del Grupo Colaborativo Multidisciplinar para el Seguimiento Científico de la COVID-19.

 

En la mayoría de los países con tasas altas de vacunación contra la COVID-19 se ha abierto el debate sobre la necesidad de administrar una tercera dosis de la vacuna. Pero, ¿a quién? ¿Tiene sentido para la población general? ¿Es ético administrar terceras dosis mientras en muchos países apenas hay población con pauta completa? ¿Es imprescindible esa dosis extraordinaria para alcanzar el control de la pandemia?

No existe evidencia directa de que una dosis de refuerzo aumente la protección, tal y como especifica la Agencia Europea del Medicamento (EMA) en el comunicado público en el que apoya que se considere una posible tercera dosis para la población general. Por un principio de precaución, la medida podría tener beneficios a corto plazo en poblaciones ya vacunadas con un riesgo bajo de efectos adversos.

Sin embargo, estas recomendaciones no incorporan la visión de salud global. Siempre habrá beneficios puntuales y localizados en la introducción de una tercera dosis para poblaciones ya vacunadas. Pero esos beneficios deben ser considerados en el contexto de una batalla mundial contra el virus en la que nadie estará a salvo hasta que todos lo estemos.

La estrategia más eficaz para controlar la pandemia y hacer frente a las nuevas variantes virales es aumentar la cobertura de la vacuna en el ámbito global, antes que proporcionar dosis de refuerzo a la población ya vacunada, salvo en el caso de grupos de especial vulnerabilidad, como las personas mayores o las institucionalizadas.

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