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El entorno escolar y el camino a la escuela seguros y saludables: beneficios para la salud infantil

28.5.2021
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Foto: Vicente Zambrano González / Ayuntamiento de Barcelona. - Camino escolar de la calle de Santa Àgata (Barcelona).

[Este artículo ha sido elaborado por Mònica UbaldeCarolyn DaherMireia GasconIoar RivasJordi Sunyer y Mark Nieuwenhuijsen (ISGlobal), y ha sido publicado originalmente en castellano en Respira Madrid.]

 

El modelo de planificación urbana y transporte, centrado en una densa edificación y en ceder espacio público al vehículo privado motorizado, ha generado una limitación en la autonomía de desplazamiento de los niños y niñas a la escuela, y un aumento de la percepción de peligro por parte de las familias que tienden, en general, el desplazamiento a la escuela en vehículo privado motorizado.

Los efectos generados sobre el entorno más habitual en la vida de niños y niñas, el entorno escolar, necesitan ser visibilizados y tienen que ver con cómo el uso del espacio público y la calidad del aire condicionan su salud, desarrollo físico, el de su cerebro y la maduración de habilidades psicológicas y de aprendizaje básicas.

El modelo de planificación urbana, centrado en una densa edificación y en ceder espacio público al vehículo privado motorizado, ha generado una limitación en la autonomía de desplazamiento de los niños y niñas a la escuela, y un aumento de la percepción de peligro

Por un lado, el aumento de desplazamientos a la escuela en vehículo privado supone una falta de actividad física. En España la prevalencia de sobrepeso en menores está alrededor del 40%, siendo uno de los países europeos con mayor problema de obesidad infantil. La obesidad en menores se relaciona con otros síntomas y enfermedades crónicas como el asma, la diabetes tipo 2, apneas de sueño, problemas cardiovasculares o de huesos, y aumenta el riesgo de padecer baja autoestima, depresión y aislamiento social. El desplazamiento activo a los centros escolares, y la actividad física en el entorno del barrio, deberían incluirse en ejercicio mínimo diario necesario para reducir el sedentarismo que está directamente vinculado al sobrepeso infantil. Por otro lado, aparte de suponer menos niños y niñas caminando, el desplazamiento a la escuela en transporte privado genera más tráfico, más atascos a la entrada de los colegios, un entorno escolar menos seguro, con más ruido y peor calidad del aire.

9 de cada 10 niños respiran aire contaminado

La contaminación del aire provoca asma infantil y un crecimiento cognitivo más lento, entre otras afecciones. No hay etapa de la vida, órgano o sistema del cuerpo que no se vea afectado por la contaminación ambiental, sin embargo, la etapa prenatal y la primera infancia son las etapas de la vida más vulnerables frente a esta exposición al aire tóxico, ya que perjudica el desarrollo del cerebro, la salud respiratoria y supone un mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas en el futuro.

Por ejemplo, recientemente un estudio realizado en 915 niños y niñas de 6 a 15 años en Alemania, concluye que la exposición a niveles altos de contaminación del aire en la infancia puede afectar el desarrollo de la función pulmonar en los niños hasta la adolescencia.

Dos niñas hablan sentadas en los bancos de las jardineras de l'Escola Els Llorers (Barcelona). Mariona Gil / Ayuntamiento de Barcelona.

 

Los niños y las niñas son particularmente vulnerables a la exposición ambiental ya que todavía están en desarrollo. Además, debido a sus distinciones fisiológicas (por ejemplo, alta frecuencia respiratoria) y de comportamiento (por ejemplo, alta actividad física), los niños pueden recibir dosis más altas de contaminantes del aire que los adultos. Las exposiciones altas y durante poco tiempo pueden suponer impactos especialmente importantes en la salud de los niños y niñas. A nivel mundial, el 93% de todos los niños y niñas respiran aire que no cumple con los estándares de la OMS, lo que supone 600.000 muertes infantiles prematuras cada año. En la ciudad de Barcelona, por ejemplo, se ha visto que casi el 50% de los casos de asma infantil se debe a la contaminación del aire.

El 93% de todos los niños y niñas respiran aire que no cumple con los estándares de la OMS, lo que supone 600.000 muertes infantiles prematuras cada año

El proyecto BREATHE (BRain dEvelopment and Air polluTion ultrafine particles in scHool childrEn), liderado por ISGlobal, es el estudio epidemiológico más grande en la población general que evaluó si la exposición de los niños y niñas a los contaminantes del aire relacionados con el tráfico en el entorno de las escuelas afecta negativamente el desarrollo cognitivo. La clave de BREATHE es la evaluación directa de la exposición en las aulas escolares y los patios de recreo de la escuela, y el estudio de las trayectorias de las funciones cognitivas mediante exámenes repetidos y la inclusión de neuroimágenes.

Más de la mitad de los contaminantes diarios que respiran los niños y niñas procede del tráfico que hay en el camino hacia la escuela y alrededor del propio entorno escolar. En general, los niveles interiores y exteriores de las escuelas siguen la tendencia de las estaciones que miden la contaminación de fondo de la ciudad (estaciones de fondo urbano). Sin embargo, los niveles en la escuela pueden ser más altos o más bajos que en la estación de fondo, dependiendo de las condiciones del tráfico en las calles específicas que rodean la escuela, lo que confirma la existencia de infiltración en las escuelas y la influencia de las emisiones del tráfico. Esta exposición, concretamente a partículas suspendidas en el aire (PM2.5) y el carbono negro, perjudica la memoria de trabajo, la concentración y el desarrollo cognitivo  de los niños y niñas.

Más de la mitad de los contaminantes diarios que respiran los niños y niñas procede del tráfico que hay en el camino hacia la escuela y alrededor del propio entorno escolar

Más vegetación, menos contaminación

Uno de los estudios, llevado a cabo en 39 escuelas de Barcelona, encontró que en las escuelas en entornos con mayor cantidad de vegetación la concentración de contaminantes provenientes del tráfico (NO2, partículas ultrafinas y partículas en suspensión PM2.5) fue menor, tanto en el interior de las clases como en el exterior, especialmente en las que tenían mayor número de árboles. También se ha encontrado que los niños y niñas de escuelas con mayor contaminación del aire podrían tener mayor riesgo de sobrepeso y obesidad que las de entornos menos contaminados. Desplazarse a pie o en bicicleta en el camino a la escuela permite integrar la actividad física como hábito diario y representa beneficios para la salud superiores a los perjuicios causados por la contaminación atmosférica. Escoger caminos escolares con calles menos contaminadas potenciaría estos beneficios.

Uno estudio de ISGlobal en 39 escuelas de Barcelona encontró que en las que había mayor cantidad de vegetación la concentración de contaminantes provenientes del tráfico fue menor, tanto en el interior de las clases como en el exterior

Dado que los niños y niñas pasan una cantidad sustancial de su día en las aulas y patios escolares, los entornos escolares son de los espacios urbanos más cruciales para asegurar su salud, bienestar, el aprendizaje efectivo y gestionar las respuestas conductuales, entre otras habilidades. Es importante garantizar una buena calidad del aire en el entorno escolar para el beneficio de los niños y la salud pública. Por tanto, se necesita una caracterización adecuada de los contaminantes del aire en las escuelas y sus efectos de salud asociados sobre la cognición para identificar y orientar las acciones preventivas que minimicen el impacto de la contaminación del aire.

Niños y niñas regando plantas en la Escola Els Llorers. Mariona Gil / Ayuntamiento de Barcelona.

Los espacios públicos, como los entornos escolares, son una oportunidad para recuperar la conexión con la naturaleza, implementando intervenciones verdes y azules para una promoción de la salud equitativa, cubriendo diferentes niveles socioeconómicos de los barrios, y atenuar los efectos de la “gentrificación verde”. Aprovechar los patios y edificios de las escuelas públicas, también con pocos espacios verdes, como punto de actuación para plantar más árboles, construir paredes verdes que generen sombras, e incrementar la presencia de agua (fuentes, zonas de juego con agua), es una buena estrategia para combatir el calor, los efectos del cambio climático y la contaminación del aire de manera equitativa. Estas adaptaciones tendrán un impacto positivo tanto en la cohesión social como en la salud y bienestar físico y mental de los niños y niñas y del resto de ciudadanos para los cuales estos espacios se hacen accesibles.

Distintos estudios han demostrado que el verde urbano es beneficioso para la salud mental y cardiovascular, así como para el neurodesarrollo en niños y niñas

Distintos estudios han demostrado que el verde urbano es beneficioso para la salud mental y cardiovascular, así como para el neurodesarrollo en niños y niñas. Aun así, todavía hay la necesidad de estudios científicos para evaluar los efectos en salud de las intervenciones con vegetación, y especialmente con agua y adaptaciones de edificios en espacios públicos como las escuelas. La mayor parte de los estudios existentes con niños se han centrado en los beneficios que aportan la cantidad de elementos verdes en el entorno exterior de la escuela en cuanto a aumentar los niveles de actividad física, el juego imaginativo, el desarrollo de relaciones positivas, como lugar de aprendizaje, restauración de la atención, mejora general de la salud, mejor rendimiento, bienestar psicológico y reducción del estrés.

Distintos estudios han demostrado que el verde urbano es beneficioso para la salud mental y cardiovascular, así como para el neurodesarrollo en niños y niñas

La evidencia científica demuestra que el contacto con entornos naturales estimula la creatividad y tiene una influencia en el desarrollo cognitivo en los niños y niñas. De hecho, el simple hecho de poder ver vegetación desde el interior del aula aporta beneficios a nivel cognitivo, de recuperación del estrés y de la fatiga mental. Se ha visto también que las “dosis de naturaleza”, como andar 20 minutos por un parque, mejora el nivel de concentración en niños y niñas con déficit de atención.

La relación entre espacios verdes y salud

Los mecanismos que hay detrás de los efectos restauradores de la vegetación y la naturaleza se han descrito previamente en dos marcos teóricos: el Attention Restoration Theory-ARTE, y el Stress Recovery Theory-SRT. Estas dos teorías apoyan la idea de que la vegetación puede contribuir a un entorno escolar restaurador que apoye tanto el funcionamiento cognitivo como el afectivo de los niños y niñas. La ARTE afirma que la vegetación invoca la atención involuntaria, de forma que permite dedicar la atención directa al descanso y la restauración. Según la teoría SRT, las reacciones psicofisiológicas y restauradoras de las plantas reflejan un mecanismo evolutivo, la función del cual era guiar y apoyar a nuestros antepasados en el proceso de búsqueda de alimentos, agua y refugio. En relación a la teoría SRT, por ejemplo, un estudio con 800 estudiantes de 13 universidades holandesas demostró que los estudiantes preferían los espacios, exteriores e interiores, con vegetación, y que también esperaban que el espacio verde exterior tuviera una mejor función como restaurador del bienestar psicológico.

Para hacer un uso eficaz del aire libre, los centros educativos tienen que proporcionar a los niños el acceso al medio natural, y a los profesores que les ayuden a desarrollar una relación con la naturaleza. Una experiencia reciente en cinco escuelas de primaria de Holanda concluyó que la incorporación de elementos verdes al patio (colinas con hierba, túneles hechos con ramas, arbustos, piezas de jardín o árboles) tiene un impacto positivo en la restauración de los niveles de atención, el bienestar social, la apreciación del patio y estimula los niveles de actividad física.

Una experiencia reciente en cinco escuelas de Holanda concluyó que la incorporación de elementos verdes al patio tiene un impacto positivo en la restauración de los niveles de atención, el bienestar social, la apreciación del patio y estimula los niveles de actividad física

Otro estudio en dos escuelas de Noruega demostró que, durante la hora del patio, las zonas de asfalto favorecieron más la actividad física en los niños que en las niñas puesto que invita a correr y jugar a fútbol, en cambio el patio escolar rural, que permitía jugar en un pequeño bosque, era más atractivo para las niñas que los niños. Recientemente, un estudio realizado en Finlandia ha demostrado que transformar las áreas de juego en pequeños espacios naturales de biodiversidad mejora considerablemente el sistema inmunitario de los niños y niñas en muy poco tiempo, ya que habían desarrollado mayor diversidad de microbios protectores (microbionta) en su piel e intestinos que los niños y niñas cuyos espacios de juego no fueron naturalizados. Además, la vegetación en los patios y entornos escolares, en general, puede proporcionar beneficios tan relevantes como la reducción de la contaminación acústica, la temperatura, el ahorro energético, la mejora de la biodiversidad y un valor estético.

Para la conversión de los entornos escolares en áreas de protección de la salud de la infancia

En la década de 2020 veremos un desplazamiento más activo de los niños y las niñas a la escuela y la prohibición de dejar a los niños en automóviles. Las áreas alrededor de las escuelas estarán protegidas, lo que conducirá a niños más sanos e inteligentes. En este sentido, el Centro Nacional de Educación Ambiental (CENEAM), coordina el grupo de trabajo Seminario de Movilidad e Infancia formado por profesionales del urbanismo, la educación, la gestión de la movilidad, la seguridad vial y la salud pública, y representantes de diferentes administraciones, universidades y centros de investigación, consultoras y organizaciones ciudadanas (ambientalistas, de voluntariado, educativas…), implicados en el desarrollo de políticas y programas orientados a promover la movilidad activa, segura y autónoma de la infancia.

El grupo propone un decálogo de medidas para que los entornos de los centros escolares se conviertan en áreas de protección de la salud de la infancia:

  1. Sustituir las zonas de aparcamiento que se encuentren dentro del recinto escolar por áreas estanciales y de juego.
  2. Reservar en todos los recintos educativos un espacio seguro para el aparcamiento de bicicletas, patines y patinetes para incentivar la movilidad activa al centro.
  3. Revegetar los patios escolares con arbolado y plantas que proporcionen sombra, frescor y color a estos espacios, mejoren la calidad del aire y amortigüen el ruido.
  4. Limitar el aparcamiento y el tráfico en las calles del entorno y, muy especialmente, en las inmediaciones de las entradas a los centros.
  5. Vigilar y hacer cumplir estrictamente la normativa vial a la entrada y salida de estudiantes para que el entorno escolar sea un espacio seguro y de convivencia.
  6. Priorizar la movilidad peatonal y ciclista en el viario del entorno escolar, creando corredores de acceso libres de coches, fomentando la presencia de vegetación y agua, y promoviendo zonas estanciales, de encuentro y de juego en el espacio público próximo a los centros.
  7. Integrar, en la redacción de los documentos de planificación urbanística municipal, medidas para fomentar entornos escolares seguros y saludables.
  8. Incorporar, en los Planes de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS), medidas específicas de limitación y pacificación del tráfico en los entornos escolares.
  9. Promover un cambio generalizado hacia el modelo de “Ciudad 30” para reducir la velocidad del tráfico en todo el viario urbano.
  10. Priorizar la proximidad al centro escolar como criterio básico del área escolar, en beneficio de la infancia y de toda la comunidad, revirtiendo la implantación de “zona única de escolarización” que tan negativamente influye en el incremento de desplazamientos motorizados diarios.

Muchas ciudades han comenzado a planificar la introducción de medidas para mejorar la calidad del aire en el entorno escolar. Londres es un buen ejemplo, con uno de los planes más ambiciosos para mejorar la calidad del aire. Además de presentar la primera Zona de Emisiones Ultrabajas (ULEZ) del mundo en abril de 2019 en el centro de Londres, el alcalde de Londres anunció que se evaluarán 50 escuelas primarias ubicadas en áreas que exceden los límites legales de NO2 para identificar intervenciones clave para reducir la exposición de los niños, mientras se lleva a cabo un programa educativo de concienciación sobre la contaminación en cada escuela.

Las 10 medidas propuestas por el Seminario de Movilidad e Infancia (entornosescolares.es)

 

En el contexto estatal, ciudades como Castellón, Valencia o Barcelona han puesto en marcha recientemente proyectos urbanos para garantizar entornos escolares más seguros y saludables . El proyecto piloto de Castellón tiene como objetivo limitar el acceso del vehículo privado al entorno escolar cortando las calles de las zonas próximas a las entradas y salidas. El ayuntamiento de Valencia creará “espacios colchón” en los entornos de las escuelas infantiles y de primaria, cediendo espacio destinado al tráfico de vehículos a espacios peatonales, ampliando aceras, utilizando pintura y mobiliario urbano. La ciudad de Barcelona ha puesto en marcha en 2020 el proyecto “Protegemos las escuelas” (Protegim les escoles) que se implementará hasta el 2023 en 200 escuelas de la ciudad. El objetivo es mejorar los entornos escolares haciendo que sean más saludables y seguros, se respire un aire de más calidad, haya espacios para el encuentro, menos accidentabilidad y ruido. Las actuaciones se basan en tres tipos de medidas: i) pacificación del tráfico (menos tráfico y velocidad reducida), ii) mejora de la habitabilidad (ampliación de espacios verdes y mobiliario urbano público), y iii) visibilidad del espacio (mejora de la señalización y la iluminación).

Por otro, a través del programa PatiosxClima, distintas ciudades de comunidades autónomas como Andalucía, Aragón o Cataluña están llevando a cabo proyectos para (re)naturalizar los patios escolares a través de procesos participativos . El programa tiene como objetivo apoyar la construcción de espacios de aprendizaje naturalizados e integrar la acción por el clima en el currículum de las escuelas, además de contribuir al aumento de la biodiversidad, la resiliencia frente a los efectos del cambio climático, y mejorar las condiciones ambientales a nivel urbano.

Las escuelas son una oportunidad estratégica de intervención en la ciudad y suponen un espacio de equidad tanto a nivel de salud, social como territorial. Todos los niños de la ciudad van a la escuela, por tanto, si intervenimos en las escuelas, damos la oportunidad a todos los niños de recibir sus beneficios.

Las escuelas son una oportunidad estratégica de intervención en la ciudad y suponen un espacio de equidad tanto a nivel de salud, social como territorial

La participación de la ciudadanía, comunidad educativa, familias, niños y niñas y comunidad científica en la identificación de necesidades, co-creación, implementación y evaluación de soluciones para mejorar el bienestar y la salud en la ciudad y entornos escolares requiere de voluntad y compromiso por parte de las administraciones y de diferentes sectores.

Juntos podemos asegurar que nuestras escuelas sean un gran recurso, no solo educativo, sino también de bienestar y salud de toda la comunidad.