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Resultados de la COP28 y el camino que seguir

02.1.2024
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Foto: USAID

Los logros de la COP28 habrían sido dignos de aplauso a principios del siglo XXI, pero ahora resultan insuficientes para hacer frente al cambio climático.

 

[Este texto lo ha escrito Desislava Petrova con la colaboración de Ivana Cvijanovic y Xavier Rodó.]

 

La COP 28 es histórica porque reconoce por primera vez la necesidad de reducir rápida y drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero y de "abandonar" los combustibles fósiles. De hecho, apunta a un futuro sin combustibles fósiles, lo cual es muy ambicioso desde el punto de vista político. Además, la recomendación de triplicar la capacidad de energía renovable y duplicar la capacidad de eficiencia energética es crucial y muy bienvenida. Sin embargo, para que la COP28 se considere realmente un paso adelante, hay que actuar de inmediato, y queda mucho trabajo por hacer. De hecho, el coste último de la inacción continuada será la disminución general de nuestra calidad de vida y, trágicamente, la pérdida de vidas humanas. Según un informe publicado recientemente en noviembre de 2023 (informe del PNUMA sobre la brecha de emisiones), el mundo no está en camino de cumplir los objetivos del Acuerdo de París a partir de 2015, y ahora estamos en camino de casi 3 ºC de calentamiento para el 2100.

 

Para que la COP28 se considere realmente un paso adelante, hay que actuar de inmediato, y queda mucho trabajo por hacer

 

La salud entra en la COP28

La salud fue por primera vez un tema clave en la COP28, y se ha reconocido oficialmente que la crisis climática es también una crisis sanitaria. Se ha hecho evidente que será necesaria la colaboración mundial para identificar los riesgos para la salud asociados al cambio climático, y para señalar claramente los beneficios para la salud que traerá consigo la lucha contra el calentamiento global. Sin embargo, mientras el mundo siga dependiendo de los combustibles fósiles para su energía, las repercusiones negativas para la salud seguirán aumentando. De ahí que la salud deba tratarse como una medida significativa de progreso en lo que respecta a la evolución de la crisis climática.

 

La salud fue por primera vez un tema clave en la COP28, y se ha reconocido oficialmente que la crisis climática es también una crisis sanitaria

 

Medidas vagas, ambiguas y sin calendario

Aunque la COP28 es un paso histórico desde el punto de vista político, desde el punto de vista científico es decepcionante. Desgraciadamente, en el acuerdo final no hay requisitos claros para que las naciones empiecen a reducir las emisiones a gran escala a partir de 2024 (de hecho, a la mitad para 2030), y las medidas propuestas son vagas, ambiguas y carecen de un calendario definido. El presupuesto de carbono que le queda al mundo para tener un 50% de posibilidades de mantenerse por debajo de 1,5ºC de calentamiento es de 5-8 años con el ritmo actual de emisiones de gases de efecto invernadero. Esto significa que los combustibles fósiles deberían eliminarse entre 2030 y 2040, mucho antes del cero neto acordado para 2050. Para poner las cosas en perspectiva, actualmente hay 40.000 millones de toneladas de dióxido de carbono más en la atmósfera que el año pasado, y un tercio de billón de toneladas más que en 2015, cuando se firmó el Acuerdo de París. Por lo tanto, hay emisiones sustanciales que continuarán en el futuro próximo y que requerirán enormes esfuerzos para compensarlas, incluso si efectivamente las emisiones mundiales alcanzan su punto máximo en 2025, como es necesario y reconoce la COP28. La restauración de ecosistemas y bosques, junto con otros sumideros de carbono, puede mejorarse, pero no puede eliminar el carbono que ya está en la atmósfera y el que se seguirá emitiendo hasta que finalmente alcancemos el cero neto, supuestamente en 2050. Las tecnologías de captura de carbono seguramente tendrán que desempeñar su papel, pero aún están lejos de un uso comercializable a gran escala, por no hablar de sus costes financieros.

 

Aunque la COP28 es un paso histórico desde el punto de vista político, desde el punto de vista científico es decepcionante

 

Cuestiones aún por abordar

Además, la falta de compromisos más claros en el acuerdo para la ayuda financiera a los países en desarrollo en su transición hacia las energías renovables, junto con la ausencia de un objetivo neto cero para el metano, son muy preocupantes, ya que esta carencia pone en peligro la reducción real de los gases de efecto invernadero. En general, los objetivos mencionados por la COP28 se centran principalmente en los "sistemas energéticos", y no tanto en otros sectores como la agricultura (de la que se libera metano), lo que apunta al hecho de que el cambio climático aún no se considera un problema sistemático que abarque todos los aspectos de la vida. Además, la transición para abandonar los combustibles fósiles implica seguramente la eliminación de billones de dólares que se dan como subsidios a los combustibles fósiles cada año, y el calendario para esa abolición o reorientación de los subsidios tampoco está claro en el texto del acuerdo. Estas subvenciones podrían destinarse a ayudar a los países más pobres en la transición de sus sistemas energéticos y a adaptarse a los peores impactos del cambio climático, que ya suponen un gran coste para algunas naciones insulares de primera línea, por ejemplo.

 

El mundo se está calentando mucho más rápido de lo que la COP es capaz de responder, y la COP28 representa un paso muy pequeño en la dirección correcta en un momento en el que necesitábamos uno gigante

 

Hacia futuras COP

Los logros de la COP28 habrían sido dignos de aplauso si hubieran tenido lugar a principios del siglo XXI. Ahora, representan un paso pequeño e insuficiente para hacer frente a los riesgos del cambio climático. Además, empieza a parecer que las reuniones de la COP son incapaces de ofrecer los resultados y de impulsar la acción necesaria para abordar la emergencia climática a la que nos enfrentamos. Así, aunque sabemos y por fin reconocemos lo que hay que hacer para descarbonizar, no parece que tratemos el problema con la urgencia que señalan los informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). El tiempo para una respuesta y una acción adecuadas se está agotando rápidamente. En otras palabras, el mundo se está calentando mucho más rápido de lo que la COP es capaz de responder, y la COP28 representa un paso muy pequeño en la dirección correcta en un momento en el que necesitábamos uno gigante. Es cierto que por fin tenemos un reconocimiento político de la necesidad de abandonar los combustibles fósiles, pero esto es algo que científicamente es obvio desde hace más de 30 años. Es comprensible que el proceso diplomático de alinear a tantos países para que admitan la necesidad de abandonar los combustibles fósiles represente un enorme desafío. Pero, por eso mismo, las futuras reuniones de la COP deberían considerar coaliciones de consenso mayoritario, porque seguramente habrá Estados que nunca aceptarán abandonar totalmente los combustibles fósiles.