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El ozono, un contaminante del aire con dos caras

13.3.2024

El ozono (O3) es un gas presente en la atmósfera cuya molécula tiene tres átomos de oxígeno. En la troposfera, la capa más baja de la atmósfera, el ozono es un contaminante que representa una importante amenaza para la salud humana y los ecosistemas. En cambio, en la estratosfera, a una altura de entre 10 y 50 km sobre la superficie, este gas se convierte en una pieza esencial para la vida en la Tierra.
 

¿Qué es y cómo se forma el ozono troposférico?

El ozono troposférico es un contaminante atmosférico altamente perjudicial para la salud humana, los cultivos agrícolas y los ecosistemas. Además, es un gas de efecto invernadero que contribuye al calentamiento de la atmósfera. A diferencia de los contaminantes primarios emitidos directamente a la atmósfera, el ozono troposférico es un contaminante secundario que se forma por la interacción de la luz solar con varios gases precursores. Estos precursores son principalmente los compuestos orgánicos volátiles (COV) y los óxidos de nitrógeno (NOx), emitidos en gran medida por los vehículos, las centrales eléctricas de combustibles fósiles, las refinerías de petróleo, el sector agrícola y otras industrias.


 

¿Pero, el ozono no era “bueno”?

Se podría decir que el ozono (O3) tiene dos caras, ya que actúa de manera diferente en función del lugar que ocupa en la atmósfera. Coloquialmente, se habla del “ozono bueno” y del “ozono malo” para diferenciar el que se concentra en la estratosfera del que encontramos en la troposfera. El ozono estratosférico alcanza su máxima concentración entre los 20 y los 25 km de altitud y constituye la famosa capa de ozono. Esta capa juega un papel esencial para la vida en la Tierra, al absorber la radiación ultravioleta del Sol. Se trata, por tanto, de una defensa natural de la Tierra. La constatación de la reducción de la capa de ozono debido a la actividad humana condujo a la adopción del Protocolo de Montreal y la implementación de medidas para mitigar su reducción, que han resultado ser exitosas. Ahora, la capa de ozono se está recuperando poco a poco y se espera que lo haga completamente antes del 2066.

Junto al ozono estratosférico existe el ozono troposférico, que afecta muy negativamente a la salud. De manera preocupante, los resultados de un nuevo estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y el Barcelona Supercomputing Center - Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS) revelan un aumento de la exposición a ozono troposférico en Europa

¿Qué efectos tiene el ozono troposférico en nuestra salud?

Los niveles elevados de O3 en la troposfera se asocian a una serie de efectos adversos para la salud humana. Puede provocar tos, irritación en la faringe, el cuello y los ojos, así como sequedad en la garganta. También puede producir problemas respiratorios como un agravamiento del asma, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, la disminución de la función pulmonar y las infecciones respiratorias, que en los casos más graves pueden conducir a la hospitalización y la muerte. Se calcula que la exposición al ozono troposférico es responsable de un millón de muertes prematuras al año. Los niños y niñas, los ancianos y ancianas y las personas con enfermedades pulmonares o cardiovasculares son especialmente vulnerables a los efectos nocivos de este contaminante.


 

¿Y en el clima y los ecosistemas?

El ozono troposférico absorbe la radiación y atrapa el calor en la baja atmósfera, por lo que también actúa como un potente gas de efecto invernadero, de manera que el aumento de su concentración en la atmósfera contribuye al calentamiento global. Otro efecto colateral de este compuesto es que disminuye la capacidad de absorción de CO2 de los ecosistemas, lo que impacta negativamente en el clima. Estas consecuencias se producen principalmente en las regiones donde se emiten los precursores del ozono troposférico, por lo que afectan especialmente a las regiones más industrializadas del mundo.

El ozono troposférico también daña la vegetación. El contaminante penetra en las hojas de las plantas y reduce la fotosíntesis, lo que ralentiza su crecimiento y aumenta su vulnerabilidad a plagas y enfermedades. En los ecosistemas, los altos niveles de ozono pueden provocar la pérdida de biodiversidad y reducir el crecimiento de los bosques. En la agricultura, el ozono puede reducir el rendimiento de los cultivos.

¿Cómo se puede mitigar la presencia de ozono troposférico?

Debido a su vía de formación secundaria, a partir de gases precursores, la gestión del ozono presenta un reto complejo. Abordar el cambio climático, que influye en la formación de ozono a través del aumento de la luz solar y el incremento de las temperaturas, es crucial para la gestión del ozono a largo plazo y la protección de la salud pública. Concretamente, las estrategias para prevenir la formación de ozono troposférico se basan principalmente en la reducción de las emisiones de los gases precursores, provenientes especialmente de automóviles, centrales eléctricas y otras fuentes. La solución pasa, por lo tanto, por adoptar medidas mucho más taxativas para reducir los niveles de contaminación atmosférica y mejorar la calidad del aire, como restringir el tráfico en nuestras ciudades.