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El acceso a las medicinas dentro del derecho a la salud: Ecos del Forum Social OHCHR 2015

17.3.2015

La oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas acaba de organizar el Foro Social 2015, enfocado este año al acceso a medicamentos en el cuadro del Derecho a la Salud. Claramente, el mensaje principal al finalizar esta reunión de tres días depende de quien eres y, sobretodo, de qué discurso recuerdes.

Los optimistas recordarán las llamadas y el apoyo de la sociedad civil y de algunos representantes de Estado para no dejar que las leyes de propiedad intelectual y comercio pasen por encima del derecho a la salud y a los medicamentosLos partidarios del vaso medio lleno dirían que el hecho de que la reunión se haya llevado a cabo es un acontecimiento en sí mismo: el reconocimiento del acceso a los medicamentos como un derecho humano. Subrayarían las palabras del Dr. Dainius Puras, relator especial de las Naciones Unidas para el Derecho a la Salud, sobre la responsabilidad de los Estados en ‘respetar, proteger y satisfacer el derecho a la salud, que incluye el acceso a medicamentos’ y sus componentes asociados: asegurar el acceso a medicamentos ya existentes y apoyar el desarrollo de nuevos medicamentos que respondan a las necesidades en salud global. Los optimistas recordarán las llamadas y el apoyo de la sociedad civil y de algunos representantes de Estado para no dejar que las leyes de propiedad intelectual y comercio pasen por encima del derecho a la salud y a los medicamentos. Muchas voces recordaron el derecho de los países de aplicar los acuerdos sobre los derechos a la propiedad intelectual (TRIPS) de manera flexible e incluso realizar cambios radicales de los mismos en armonía con el derecho a la salud.

Efectivamente, el foro social permitió algunas aclaraciones al respecto. Como el consejo económico y social de las Naciones Unidas (ECOSOC) declaró hace más de 10 años, los derechos a la propiedad intelectual no pueden estar al mismo nivel que los derechos humanos: los derechos humanos son ‘fundamentales,… inherentes a la persona misma’, mientras que los derechos a la propiedad intelectual son ‘de naturaleza temporal y pueden revocarse, licenciarse o asignarse a otra persona’. Ciertamente, los diversos proyectos y estrategias innovadoras presentados a lo largo del Foro para abordar los obstáculos en el acceso a los medicamentos han suscitado optimismo entre algunos de nosotros sobre la posibilidad de alcanzar el acceso a medicamentos en un futuro no muy lejano.

Sin embargo, también hay que mirar el vaso medio vacío. Al hacerlo, se aprecia la postura ambigua y cautelosa de las agencias de las Naciones Unidas, que no van más allá de reconocer la posibilidad de aplicar flexibilidad en TRIPS y en muchos casos no mencionan países de ingresos altos. Las palabras de Lisa Forman (Universidad de Toronto) y Tenu Avafia (Comisión Global de VIH y Legislación) describiendo una ‘erosión del espacio de políticas TRIPS’ y las flexibilidades de TRIPS como ‘cualquier cosa menos una solución pobre’ son suficientes para templar el optimismo. Uno recordará las intervenciones de algunos países miembros y ponentes sobre el papel clave de una propiedad intelectual fuerte, a pesar de incontables testimonios y presentaciones de médicos, grupos de pacientes organizaciones civiles y ministros de salud sobre la brecha que existe entre las palabras de acuerdos internacionales y la realidad del terreno.

Al finalizar esos tres días, uno puede ciertamente concluir que si bien el Foro Social es un paso simbólico en la buena dirección, seguir con lo habitual (el ‘business-as-usual’) no ayudará a realizar el derecho de la población a la salud. Dos mil millones de personas en el mundo actualmente no tienen acceso a medicamentos de base, y varios millones afrontan precios inasequibles, racionamiento o ausencia de tratamiento. Ciertamente existen barreras de acceso en la cadena de suministro y los sistemas de salud, pero todo comienza con la investigación. No podemos continuar con un modelo de I&D que marca desde el inicio las reglas del juego y que conduce a tratamientos indisponibles, inasequibles o inadecuados. Las cosas tienen que cambiar ya. Nuestros derechos y nuestras vidas dependen de ello.