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Violencia de género y salud de la mujer: ¿tienen algo que ver?

26.8.2013

En muchos entornos, la violencia contra la mujer (VCM) se considera una cuestión legal o cultural o un asunto que ocurre en el ámbito privado. La percepción de la VCM como un problema relacionado con la salud no es tan común. Además de una violación de los derechos humanos, la VCM constituye un gran problema de salud pública. Con suerte, nuevas evidencias sobre la magnitud de diversos efectos en la salud asociados con la exposición a VCM ayudarán a contrarrestar esta situación.

Por primera vez se han puesto a disposición las estimaciones mundiales y regionales de la prevalencia de la violencia contra las mujeres, ejercida tanto por la pareja como por otras personas. Estas dos formas de VCM afectan significativamente la salud física, mental, sexual y reproductiva de las mujeres.

Los datos muestran que las mujeres que experimentan violencia de pareja tienen muchas más probabilidades de padecer graves problemas de salud que las mujeres que no han sufrido dicha violencia. Encontramos desde violencia que deriva en lesiones y muerte (el 38% de las mujeres asesinadas, en comparación con el 6% de los hombres asesinados, mueren a manos a sus parejas), hasta consecuencias en la salud significativamente peores, tanto sexuales y reproductivas como mentales. Por ejemplo, las mujeres que viven en un entorno abusivo tienen el 16% más de probabilidades de tener un hijo con bajo peso al nacer, más del doble de probabilidades de tener un aborto y casi el doble de probabilidades de sufrir depresión o ansiedad. Además, en algunas regiones tienen 1,5 veces más probabilidades de contraer el VIH y otras infecciones de transmisión sexual.

Por delicado que sea el tema de la violencia contra la mujer, resulta crucial adoptar un papel activo en la divulgación del alcance del problema y de la importancia de la exposición a la violencia como determinante de salud deficiente para las mujeres. Las nuevas directrices de práctica clínica y de políticas de la OMS pretenden ampliar la percepción de la VCM y ofrecer estándares para aquellos que toman las decisiones políticas y los que proporcionan asistencia sanitaria. ¿Qué medidas puede tomar el sector de la sanidad? Las repuestas pueden variar desde la identificación de puntos de entrada claves para abordar la violencia, como los servicios de salud sexual y reproductiva, hasta su inclusión en los planes de formación de los profesionales sanitarios.

La VCM está extendida a nivel mundial, pero las diferencias en la prevalencia por comunidades, países o regiones demuestran que se puede progresar. Trabajamos en salud global para abordar grandes problemas, y con la VCM nos enfrentamos a uno de los de mayor envergadura: afecta a 1 de cada 3 mujeres a nivel mundial.