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58 viajes de ida y vuelta a la Luna

04.11.2020
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Foto: Stephen Walker / Unsplash

La ciencia resuelve problemas, pero son las personas quienes hacen que las soluciones funcionen. Todos nosotros debemos llevar a cabo un esfuerzo colectivo y sostenido si queremos solucionar dos de los principales problemas de nuestro tiempo: la salud global y el cambio climático.

Las y los investigadores científicos requieren viajar para realizar trabajo de campo, y necesitan relacionarse entre sí. Sin embargo, en los últimos años se ha desarrollado una cultura de hipermovilidad, y hemos pasado de hacer los viajes esenciales a tomar vuelos con asiduidad. Esto es algo que no se ajusta al esfuerzo mundial para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y abordar el cambio climático. Presenta un dilema a quienes trabajan en salud global, cuyo propósito fundamental es ayudar a mejorar la salud y el bienestar de algunas de las personas más vulnerables en las zonas más pobres. Se trata de las mismas personas y zonas que se ven más afectadas por los cambios en el clima. Las y los investigadores se sienten cada vez más incómodos con este dilema, y están buscando formas de lograr que el esfuerzo científico sea más responsable en términos medioambientales.

En los últimos años se ha desarrollado una cultura de híper-movilidad, las y los investigadores hemos pasado de hacer viajes esenciales a tomar vuelos con asiduidad. Esto es algo que no se ajusta al esfuerzo mundial para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y abordar el cambio climático

Un nuevo estudio ha calculado la distancia de vuelo que representaron los viajes de todos los asistentes a un congreso grande que tuvo lugar en el año 2019. Se trataba de la reunión anual de la Sociedad Americana de Medicina Tropical e Higiene (ASTMH), la mayor conferencia de salud global, que reúne a más de 4.000 personas cada año. Para un solo congreso, los participantes viajaron 44,6 millones de kilómetros, lo que equivale a 58 viajes de ida y vuelta a la Luna. Las emisiones generadas por todos estos vuelos sumaron un total de 8.646 toneladas equivalentes de dióxido de carbono, lo que viene a igualar las emisiones semanales necesarias para proporcionar electricidad a unos 9.400 hogares de Estados Unidos.

¿¡Podemos justificar 58 viajes de ida y vuelta a la Luna cada año para un único congreso!?

El estudio ofrece distintas soluciones para reducir la huella de carbono del congreso, incluyendo la realización habitual de conferencias on-line y de reuniones regionales para disminuir los vuelos de larga distancia. Alternar entre un congreso virtual y uno presencial reduciría inmediatamente las emisiones a la mitad, y facilitar a los participantes desplazarse a un congreso en su región podría, según las estimaciones, reducir las emisiones en un 58% en comparación con lo que sucede si existe una sola ubicación centralizada, como fue el caso en el año 2019. Cabe remarcar que la compensación de los gases de efecto invernadero no se presenta como solución, dado que, en primer lugar, no reduce las emisiones. Y si bien plantar árboles para compensar las emisiones generadas por el vuelo es mejor que nada, pasarán 40 años antes de que se haya absorbido todo el CO2.

Un estudio ha calculado la distancia de vuelo que representaron los viajes de todos los asistentes a la reunión anual de la Sociedad Americana de Medicina Tropical e Higiene (ASTMH), que reúne a más de 4.000 personas. Los participantes viajaron 44,6 millones de kilómetros, lo que equivale a 58 viajes de ida y vuelta a la Luna

Los organizadores de congresos se están comprometiendo a mitigar el cambio climático y a reducir su huella de carbono. Este estudio fue liderado por Teun Bousema, pero se llevó a cabo en colaboración con la ASTMH. Chandy John, antiguo presidente de la ASTMH, lo considera “Algo grande y relevante”. Su reciente editorial subraya la existencia de un “grupo de trabajo verde” específico dentro de la ASTMH; dicho grupo lidera un ejercicio colaborativo sobre cómo actuar de forma que se reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero. Chandy apunta que, si bien los viajes aéreos representan, de largo, la mayor contribución a la huella de carbono del congreso, también deben tenerse en cuenta otros aspectos, como la prevención del desperdicio de alimentos, la utilización de energía eléctrica procedente de fuentes de energías limpias y el acceso al transporte público.

Esperamos de nuestras instituciones que actúen como líderes en lo relativo al cambio climático, y que emprendan acciones para reducir su huella de carbono. Pongamos también de nuestra parte en este esfuerzo colectivo. Apoyemos estas soluciones para lograr que funcionen – inscribámonos a un congreso on-line, y hagámoslo más de una vez.