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2025: Un año en emociones

16.12.2025
2025 A Year in Emotions

Las emociones moldean nuestros valores, decisiones e interacciones. La salud global no es una excepción: su historia se escribe también en emociones.

 

Las emociones han desempeñado un papel evolutivo crucial en la supervivencia de nuestra especie (y muchas otras), permitiéndonos reaccionar rápida y eficazmente ante amenazas y oportunidades externas. Incluso hoy, en la sociedad “moderna”, a menudo es la emoción, más que la razón, la que moldea nuestros valores y guía nuestro comportamiento, decisiones e interacciones sociales.

La salud global no es una excepción. Su historia no solo se escribe en datos, políticas y directrices; también se escribe en emociones. Y 2025 ha sido un torbellino emocional. Aquí presentamos algunos de los eventos clave del año, vistos a través del prisma de seis emociones básicas:

Miedo – La desinformación en la era de la IA

2025 ha sido frecuentemente llamado “el año de la IA”. Aunque pueda parecer emocionante, el rápido avance de la inteligencia artificial también infunde miedo por su potencial para alimentar la desinformación.

La desinformación, que consiste en la difusión deliberada de información falsa con la intención de engañar o manipular, representa una gran amenaza para la sociedad. Erosiona la confianza, socava la democracia y fomenta la polarización y la inestabilidad. Es también una de las amenazas para la salud pública más peligrosas y silenciosas hoy en día. El contenido conspiranoico y los deepfakes generados por IA en redes sociales están aumentando la desconfianza hacia las vacunas, erosionando la confianza en la ciencia y las autoridades sanitarias, y dificultando la respuesta a las epidemias.

El miedo es un mecanismo de supervivencia que prepara al cuerpo para “luchar o huir”. También fomenta el aprendizaje social y la prudencia. Para la sociedad, el miedo debería servir de guía hacia la vigilancia y el discernimiento. Como comunidad científica, tenemos la responsabilidad de luchar contra la desinformación. Y pocos temas han sido tan golpeados por falsedades como el cambio climático. En este caso, el miedo da paso a la ira.

Ira – La inacción de los gobiernos ante el cambio climático

A pesar de algunas señales esperanzadoras en la reciente COP30, incluyendo acuerdos sobre mecanismos de ayuda financiera, la cumbre terminó una vez más sin un plan claro para eliminar los combustibles fósiles y frenar la deforestación, bloqueado por poderosos intereses de lobby.

Mientras tanto, las emisiones siguen aumentando y se espera que alcancen su pico demasiado tarde para mantener el calentamiento por debajo de 1,5 °C respecto a niveles preindustriales: las estimaciones actuales nos sitúan en camino de un calentamiento de 2,6 °C para 2100. El coste de la inacción ya es enorme: 250 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares por desastres climáticos. Las enfermedades transmitidas por vectores se están propagando más rápido de lo previsto, las muertes por calor continúan en aumento y la contaminación del aire sigue siendo catastrófica en muchas ciudades. Resulta indignante que, con tanto en juego, no se tomen medidas decisivas.

La ira nos ayuda a movilizar energía para afrontar amenazas o defendernos del daño. Entonces, ¿por qué no estamos exigiendo cuentas a los gobiernos? ¿Por qué no movilizamos la energía necesaria para enfrentar la mayor amenaza para la vida tal como la conocemos?

Asco – La crueldad de los recortes de ayuda

El asco actúa como mecanismo de protección frente a elementos tóxicos, provocando sentimientos de repulsión. Y es difícil no sentir asco cuando uno de los hombres más ricos del mundo (y que recientemente recibió un plan de compensación de 1 billón de dólares por parte de su empresa) decide sin más recortar programas vitales como USAID en nombre de la “eficiencia gubernamental”. Estas decisiones ya están costando miles de vidas y podrían provocar más de 14 millones de muertes prevenibles para 2030. Lamentablemente, Estados Unidos no está solo. En Europa, las políticas de derecha también están reduciendo la ayuda exterior, revirtiendo décadas de progreso en enfermedades como malaria, tuberculosis y sida, y poniendo en riesgo a más de 22 millones de personas, incluidos 5,4 millones de niños menores de cinco años. Esto nos lleva a la siguiente emoción.

Tristeza – Infancias robadas por los conflictos

La tristeza nos ayuda a sobrellevar la pérdida y nos impulsa a actuar con mayor vigilancia y reflexión. ¿Qué puede ser más triste que el terrible precio que están pagando los niños y niñas en los conflictos que se viven en todo el mundo?

En Sudán, millones de personas han sido desplazadas, dejando a 7,4 millones de menores sin acceso a agua potable segura, 4 millones con desnutrición aguda y 2 millones sin vacunas esenciales. En Gaza, se estima que 64.000 niñas y niños han muerto o quedado discapacitados, y quienes sobreviven necesitan urgentemente alimentos y atención sanitaria. En Ucrania, alrededor de 3.000 niñas y niños (el equivalente a unas 150 aulas) han sido asesinados o heridos, y muchos más han perdido sus escuelas, sus hogares y sus familias.

La tristeza no debe ser pasiva; debe ser un llamado a detener estas atrocidades y proteger a los más vulnerables.

Alegría – Un cambio de juego para la malaria

Por primera vez en más de 20 años, se vislumbra un antimalárico de nueva generación. GanLum, que combina un nuevo fármaco (ganaplacida) con uno ya existente (lumefantrina), representa un avance crucial frente al creciente problema de resistencia a los tratamientos actuales, basados en artemisinina. Desarrollado por Novartis y Medicines for Malaria Venture (MMV), GanLum dio resultados muy prometedores en un ensayo clínico de fase III realizado en 12 países africanos.

Los programas de vacunación contra la malaria también dieron grandes pasos: en 2024, más de 12 millones de dosis llegaron a 17 países africanos y, para abril de este año, 25 países habían sido aprobados para recibir financiamiento de Gavi para incluir las vacunas en sus programas de inmunización rutinarios. Además, un acuerdo para reducir el precio de la vacuna R21/Matrix-M a menos de 3 $ por dosis podría proteger a 7 millones de niños adicionales para 2030, y 21 países ya la han implementado desde su introducción en 2024.

La alegría motiva comportamientos que aumentan nuestras posibilidades de supervivencia, como los lazos sociales y el bienestar colectivo. Tras años de estancamiento en la lucha contra la malaria, las vidas que pueden salvarse gracias a estos avances nos dan, sin duda, un motivo de alegría.

Sorpresa – Más rápido de lo esperado

La sorpresa nos obliga a prestar atención a los eventos inesperados. En el post del año pasado, escribí sobre lenacapavir como un punto de inflexión para la prevención del VIH, siempre que llegara a los países que más lo necesitan. La buena noticia es que esto ha empezado a ocurrir más rápido de lo previsto. El fármaco llegó a Sudáfrica, Esuatini y Zambia pocos meses después de su aprobación en EE.UU. Administrado como inyección subcutánea semestral, lenacapavir es lo más cercano a una vacuna, reduciendo la transmisión del VIH en más del 99,9 %. Gilead Sciences ha acordado suministrarlo sin fines de lucro a 2 millones de personas en países con alta carga de VIH durante tres años, y se espera que las versiones genéricas estén disponibles desde 2027 a unos 40 $ al año por persona, en más de 100 países.

La sorpresa ofrece la oportunidad de aprender, adaptarnos y encontrar nuevas soluciones. Esperemos que 2026 nos traiga algunas sorpresas inspiradoras.

P.D. ¡un sincero agradecimiento a mis colegas de comunicación por sus ideas que ayudaron a inspirar este post!