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¿Sigue habiendo ébola en África Occidental?

21.1.2015

Si tuviésemos que regirnos por la curva de interés que muestran las búsquedas de Google Trends en España con respecto al “ébola”, cualquiera pensaría que la crisis está finiquitada. Al fin y al cabo, lo único que queda del pánico que se desató en nuestro país durante meses son los coletazos judiciales de un asunto que ha acabado –como casi todos los demás- en el abrevadero de nuestras batallitas partidistas.


Búsquedas de la palabra "ébola" en Google España. La tendencia representa valores relativos sobre el total de búsquedas. Fuente: Google Trends.

En África Occidental la perspectiva es diferente. De acuerdo con las cifras más recientes que hemos actualizado en el especial online de ISGlobal Las tres crisis del ébola, esta enfermedad constituye todavía la pesadilla de una región entera del planeta. En Liberia, Guinea y Sierra Leona la cifra de infectados supera ya los 20.000 y los muertos alcanzan el récord de 8.220. La evolución de la epidemia ha sorteado las previsiones más pesimistas, la transmisión es lenta y pronto podría entrar en fase de control, pero las organizaciones humanitarias advierten a quien les quiera escuchar que la crisis en ningún caso ha terminado. Como recuerda el coordinador de la respuesta internacional, David Nabarro,  “la enfermedad está siendo transmitida en tres países con una extensión agregada más amplia que el Reino Unido. Tienen infraestructuras limitadas, sus fronteras son porosas y una serie de tradiciones culturales fuertemente arraigadas facilitan la expansión del virus”.

 

Estas son las tres prioridades que define la ONU:

  • controlar definitivamente la epidemia
  • sentar las bases de la recuperación
  • garantizar que las debilidades que permitieron la expansión del brote han sido resueltas.

Todo debe ocurrir sin que los esfuerzos científicos por desarrollar nuevos tratamientos hayan dado resultado todavía y antes de que la comunidad internacional, como en el caso de España, encuentre otras cuestiones de las que preocuparse.

El grueso de los recursos está peligrosamente polarizado entre un puñado de países donantes que cargan con la parte principal del esfuerzoLa fase de recuperación será larga y costosa. A medida que el polvo generado por la emergencia se va aposentando, el panorama sanitario y socioeconómico que muestra la región resulta desolador. El ébola ha golpeado las frágiles estructuras que, con mucho esfuerzo y tras décadas de conflicto violento, habían comenzado a recuperar los indicadores sociales y económicos de los tres países más afectados. La crisis no solo ha multiplicado las necesidades de gasto público en sectores tan sensibles como la sanidad y la seguridad alimentaria, sino que ha crujido la maquinaria de crecimiento y generación de ingresos con la que contaban estos países: restricciones a la movilidad de trabajadores y a las exportaciones, caída de la inversión extranjera y desaparición completa del turismo. Como señala el Banco Mundial citando el precedente del SARS en Asia, lo peor de este vendaval económico es que no depende tanto de la evolución cierta de la enfermedad como de la sensación de miedo que se establezca en sus vecinos.

¿Podrá seguir contando la región con el apoyo de los donantes? Aunque el conjunto de los países ha cubierto ya dos terceras partes de los 1.500 millones de dólares solicitados por la ONU en su Plan de Respuesta al Brote de Ébola, existe el riesgo de que el tercio restante –crítico en esta fase de la crisis- resulte mucho más difícil de conseguir. El grueso de los recursos está peligrosamente polarizado entre un puñado de países donantes que cargan con la parte principal del esfuerzo (EEUU en particular, con el 36% de todos los fondos) y una miríada de organizaciones privadas cuyo compromiso depende de la sensibilidad de la opinión pública. En el medio se encuentran muchos gobiernos que han cumplido de forma más o menos honrosa los compromisos que realizaron, pero sus contribuciones son tan pequeñas que no podrán sostener la fase de recuperación por sí mismos (ver el caso español en el gráfico adjunto).

La virulencia de la crisis del ébola recordó a la comunidad internacional que el desarrollo es un ejercicio de interés mutuo tanto como una obligación ética. Lo que era relevante durante la fase de expansión del virus sigue siendo relevante ahora que luchamos por sentar las bases de la recuperación. Levantar el pie del acelerador es volver a la casilla cero.

Más información

www.isglobal.org/ebola