Publicador de contenidos
javax.portlet.title.customblogportlet_WAR_customblogportlet (Blog Health is Global)

¿Por qué siguen muriendo tantas mujeres por causas evitables?

11.3.2014

[Este post ha sido escrito por Clara Menéndez, Anna Lucas y Azucena Bardají, de la Iniciativa de Salud Materna, Infantil y Reproductiva de ISGlobal y se publica hoy, Día Internacional de la Mujer, junto con la revista Planeta Futuro del diario El País]

El ODM 5, la mejora de la salud materna, no se cumplirá en los términos establecidos en el año 2000: en 2015 las muertes maternas se habrán reducido del orden del 50% en cómputo global (frente al 75% fijado como meta) y cerca del 40% de mujeres en edad reproductiva continuarán aún sin acceso a métodos anticonceptivos, lejos pues del acceso universal. ¿En qué hemos fallado?

La salud materna ha tenido más visibilidad en los últimos años, pero a pesar de la miríada de iniciativas y programas y de que los fondos de cooperación en salud se hayan triplicado, apenas se han destinado más recursos a expandir la planificación familiar y la asistencia obstétrica de calidad. Se estima que 287.000 mujeres y niñas mueren durante el embarazo y el parto cada año. Casi todas en África Subsahariana y el Sur de Asia. No son muertes debidas a una enfermedad, sino derivadas de las complicaciones que se producen normalmente en un porcentaje de embarazos (en torno al 15%) en cualquier contexto. En los países de rentas altas lo hemos solucionado a través de la provisión de una atención materna de calidad para todas las mujeres. No es el caso en los países de rentas medias y bajas. Allí, aunque algunas intervenciones han mejorado (acceso a métodos anticonceptivos o la atención prenatal), las más complejas y que exigen mayor eficacia y eficiencia por parte de los sistemas de salud siguen con niveles de cobertura inaceptables y muy inequitativos: más del 40% de todos los partos que se producen en el mundo no son atendidos por un profesional de salud. Ni reciben atención tras el parto, el periodo más crítico para las madres y los recién nacidos. Además, mientras un 80% de las mujeres de nivel socio-económico más alto accede a un parto atendido por un profesional cualificado, el porcentaje desciende hasta el 30-10% entre las más desfavorecidas.

¿Qué determina el acceso efectivo a los servicios obstétricos que pueden salvar vidas? Principalmente el coste de los servicios de salud, la distancia a la que estos se encuentran, y la calidad de la atención, ya sea real o percibida por las usuarias o sus entornos (alrededor de la mitad de las mujeres no tienen autonomía para decidir acudir a los servicios de salud).

El tardío reconocimiento de la contribución de las causas de mortalidad indirectas (por al agravamiento de enfermedades preexistentes) a un gran número de muertes maternas, ha dificultado la integración de los programas de malaria y VIH/SIDA con los de salud reproductiva. Y aunque contamos con mejores estimaciones del total de muertes que se producen, la calidad de los datos en cuanto a las causas es una gran laguna de conocimiento que impide priorizar las intervenciones más necesarias, evaluar programas o dirimir responsabilidades.

El balance es pues agridulce: mejoran los indicadores en cómputo global y en muchos países, pero la reducción de muertes maternas y neonatales ha ocurrido en los grupos sociales más ricos. Únicamente en los países donde han implementado medidas para que las mujeres de todos los grupos socioeconómicos accedan a servicios de salud materna (sistemas de seguro materno, exención de cuotas, servicios de transporte de emergencias obstétricas...) aumenta la cobertura y a la vez descienden significativamente los niveles de desigualdad. Y son los que más reducen la mortalidad materna. Cuestiones a considerar  cuando se define la agenda de desarrollo de los próximos años y se aboga por un enfoque centrado en la cobertura universal de salud. Mientras la cobertura universal no sea una realidad, en el ámbito de la salud materna seguiremos hablando de miles de muertes evitables.