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El corazón del Chagas

03.5.2013

Si la patria es el lugar donde uno se siente en casa, no hay duda que la capital del paraíso donde habita la Vinchuca, el insecto que transmite la enfermedad de Chagas, es Cochabamba. Desde ahí extiende su patria primero por los valles de Bolivia y luego por todo el continente. Dicen que esta ciudad, tan fácil de localizar en el mapa como coger una aguja y clavarla en el corazón de Bolivia, es el origen de este insecto capaz de transmitir una enfermedad tan mortal como desatendida.

Como si de un festival se tratara, Cochabamba acogió en la segunda quincena de abril la semana internacional de Chagas, la mayor reunión de expertos de todo el mundo para debatir sobre cómo salir de la fatalidad que condena a millones de personas, ya infectadas, al olvido.

Por diferentes razones, el mal de Chagas, descubierto hace mas de un siglo apenas ha focalizado la atención mundial. Hasta ahora los esfuerzos contra este enfermedad se han centrado en campañas de control de la transmisión a partir de fumigaciones para interrumpir la expansión del insecto. Sin duda es una estrategia necesaria, pero no suficiente. Las cifras que ni siquiera pueden ser contrastadas, hablan de una reducción a la mitad en la transmisión de la enfermedad en el último medio siglo. Pero ¿qué  hacer con quienes ya la padecen? Esas mismas cifras hablan de entre 10 y 20 millones en todo el mundo, incluyendo países como el nuestro, donde a pesar de no existir el insecto, la enfermedad ha entrado en el sistema de salud a partir de la inmigración.

Hasta ahora la lucha contra el Chagas ha seguido parámetros tan conocidos como los que aplicó la comunidad internacional a otras enfermedades infecciosas como el VIH: buscar operaciones de bajo coste y mucha efectividad, es decir, prevenir y controlar, olvidando a los pacientes infectados por considerar el tratamiento poco efectivo y caro. La realidad, no obstante, como se ha visto en la Semana de Chagas, demuestra que ninguna de estas asunciones tiene una base real. Hoy por hoy un tratamiento cuesta alrededor de los 200 dólares por paciente, mientras que el coste de un enfermo no tratado alcanza los 7.000 dólares a lo largo de su vida entre atención e intervenciones. Cierto que los tratamientos no son de una calidad enorme, pero a partir de ellos se pueden investigar otros nuevos más efectivos, menos tóxicos e incluso más baratos ¿Existe alguna razón para negar el tratamiento?

El Chagas mata de ataque al corazón. En buena parte de Latinoamérica la enfermedad sigue oculta y el acceso al tratamiento apenas alcanza al 1% de quienes la padecen. Con el objetivo de hacerlo posible, en Cochabamba se anunció la creación de una coalición internacional entre los principales actores que están trabajando en el tratamiento de esta enfermedad. Ese es también nuestro compromiso en ISGlobal.