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El medio ambiente, el eslabón olvidado ante la resistencia antimicrobiana

03.6.2021
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Foto: Emiel Molenaar / Unsplash

El uso inapropiado de antibióticos ha generado la aparición de bacterias resistentes a estos medicamentos, diseñados para combatir enfermedades infecciosas como las infecciones urinarias, pero no efectivos en enfermedades como la gripe u otras infecciones víricas.

Esta conducta de uso incorrecto de los antibióticos ha desencadenado una emergencia global que afecta no solo a la salud humana, sino, asimismo, al ecosistema. En el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, queremos resaltar la importancia de esta problemática enfatizando en la responsabilidad de tomar acciones que mitiguen sus efectos nocivos.

El uso incorrecto de los antibióticos ha desencadenado una emergencia global que afecta no solo a la salud humana, sino, asimismo, al ecosistema

En los últimos años, ha tomado importancia el concepto de “Una sola salud” (en inglés, One health): la salud humana y la sanidad animal son interdependientes y están vinculadas a los ecosistemas en los cuales coexisten. Es importante comprender el concepto de la resistencia antimicrobiana desde la perspectiva de One health. La contaminación ambiental generada por la gran carga de biocidas –productos muy empleados para la desinfección y limpieza– que son vertidos diariamente al ambiente desde la ganadería, la acuicultura, la agricultura, los hospitales y las farmacéuticas, contribuye considerablemente a la propagación de la resistencia a los antibióticos.

La Agencia Europea del Medicamento ha observado que España es uno de los países europeos donde más antibióticos se utilizan por animal destinado al consumo humano. Estos se administran no solo como promotores del crecimiento del animal, sino también como prevención de enfermedades infecciosas en animales sanos que no los requieren. Y aunque para las granjas de cría intensiva debe ser obligatorio respetar el tiempo necesario entre la administración de un antimicrobiano y el ingreso de los animales a producción o recolección de sus productos (leche o huevos), muchas veces no se cumplen de manera adecuada las normativas.

En los últimos años, ha tomado importancia el concepto de “Una sola salud” (en inglés, One health): la salud humana y la sanidad animal son interdependientes y están vinculadas a los ecosistemas en los cuales coexisten

Con esta problemática, es indispensable impulsar las buenas prácticas en la producción, mejorar las medidas de higiene y promover el bienestar animal para evitar el uso innecesario de antimicrobianos. Cabe resaltar que se encuentra vigente el Plan Nacional de Resistencia a los Antibióticos (PRAN), que busca incentivar los programas de seguimiento a indicadores de resistencia antibiótica y programas de reducción voluntaria del consumo de determinados antibióticos en diferentes especies, lo que contribuiría sustancialmente a mejorar la situación en el ámbito veterinario. Igualmente se busca fomentar el uso racional de los antibióticos haciendo estricta vigilancia a los catalogados como críticos, como es el caso de la colistina, un antimicrobiano ampliamente utilizado en granjas, pero que es considerado una de las últimas opciones de reserva en el entorno hospitalario frente a bacterias resistentes a múltiples antibióticos.

Leon Ephraim / Unsplash

Pero no solo debemos hablar de la cría intensiva de animales, pues es común emplear ciertos antimicrobianos en cultivos y huertos frutales destinados a la alimentación, con la finalidad de controlar a los patógenos bacterianos de plantas. Un estudio realizado por Kurenbach y sus colaboradores en 2018, concluyó que las bacterias desarrollaban resistencia a los antibióticos hasta 100.000 veces más rápido cuando se exponen junto con ciertos herbicidas comúnmente utilizados en los cultivos.

La Agencia Europea del Medicamento ha observado que España es uno de los países europeos donde más antibióticos se utilizan por animal destinado al consumo humano

Aun cuando la cantidad de antibióticos utilizada en agricultura es considerablemente más baja que la observada en los ámbitos médico y veterinario, existen países donde la legislación y el monitoreo sobre el uso de antimicrobianos en este contexto son débiles o inadecuados, según el informe realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

En este contexto, es necesario optimizar el seguimiento relacionado con el uso de antibióticos en la producción agrícola como una prioridad sanitaria, médica y alimentaria.

Pero no solo debemos hablar de la cría intensiva de animales, pues es común emplear ciertos antimicrobianos en cultivos y huertos frutales destinados a la alimentación, con la finalidad de controlar a los patógenos bacterianos de plantas

Para terminar, el agua juega un papel crucial e importante en la diseminación de genes de resistencia a los antibióticos, pues algunas plantas y hortalizas se riegan con aguas contaminadas o contienen residuos de antibióticos.

Por consiguiente, necesitamos acogernos a la iniciativa de las diferentes organizaciones nacionales e internacionales que han pedido la cooperación de todos en el uso racional de los antibióticos, incluyendo no solo la salud humana y animal, sino también la salud vegetal y del medio ambiente para poder contrarrestar dichas resistencias bajo la premisa de una sola salud.