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Cáncer de mama y factores ambientales. ¿Qué dice la ciencia?

18.10.2018

Se estima que más de un 90% de los casos de cáncer de mama pueden estar causados por factores ambientales

El cáncer de mama es el más común entre las mujeres, tanto en España como a nivel mundial. Se estima que más de un 90% de los casos pueden estar causados por factores ambientales, es decir, factores biológicos, físicos y químicos externos a nosotros.

Se ha investigado mucho y hoy en día conocemos algunos de los factores que pueden influir en el desarrollo de este tipo de cáncer. Es importante hacer una distinción entre el cáncer de mama que padecen las mujeres antes o después de la menopausia, ya que se ha observado que los factores de riesgo pueden ser distintos entre estos dos grupos.

Las bebidas alcohólicas y una mayor altura son factores de riesgo

Las bebidas alcohólicas y una mayor altura son factores de riesgo para ambos grupos. Una dieta rica en vegetales, calcio y carotenoides, por contra, puede ser un factor protector.

En cuanto al grupo de mujeres premenopaúsicas, los estudios han asociado un mayor peso al nacer con más riesgo de padecer cáncer de mama. La actividad física vigorosa y una mayor grasa corporal -aunque parezcan factores contradictorios-, así como el consumo de productos lácteos, pueden proteger contra su desarrollo.

En el caso de las mujeres postmenopáusicas, los factores de riesgo específicos son una mayor grasa corporal y el aumento de peso en la edad adulta. La lactancia se considera un factor protector.

Desde ISGlobal, y en concreto desde el proyecto MCC-Spain, investigamos nuevos factores ambientales que podrían estar relacionados con el desarrollo de un cáncer.

Por un lado, estamos estudiando el agua que bebemos. Durante el proceso de potabilización, se generan una mezcla de subproductos no deseados como los trihalometanos, que ya han sido asociados con el cáncer de vejiga urinaria. También, la presencia de nitratos procedentes del exceso de fertilizantes o de aguas residuales podría estar relacionado con el desarrollo de algunos cánceres, detectándose un mayor riesgo en mujeres postmenopaúsicas que además de consumir agua con muchos nitratos, también comían más carne roja.

No hemos encontrado asociación de los subproductos de la desinfección del agua con el cáncer de mama

En nuestros estudios, hasta ahora no hemos encontrado asociación de los subproductos de la desinfección del agua con el cáncer de mama.

Por otro lado, también hemos estudiado si la luz artificial podría aumentar el riesgo de padecer cáncer. Recientemente, publicamos un estudio que observaba una asociación entre niveles elevados de exposición a luz azul durante la noche y mayor riesgo de padecer cáncer de mama y de próstata

Otro de los estudios que hemos realizado -con un gran impacto mediático y que puede tener implicaciones en las recomendaciones sobre prevención del cáncer- es el que realizamos sobre los horarios de comida y de sueño. Las conclusiones mostraron que las personas que tomaban la cena antes de las 9 pm o esperaban al menos dos horas antes de acostarse tenían cerca de un 20% menos de riesgo de cáncer de mama y de próstata que las que hacían la comida nocturna después de las 10 pm o las que se acostaban inmediatamente después de cenar, respectivamente.

El trabajo por turnos de noche -un horario de trabajo inevitable en algunos sectores- también se ha relacionado con un mayor riesgo de sufrir cáncer de mama.

Todos los factores que acabo de describir –exposición a luz artificial nocturna, patrones de alimentación y sueño; y trabajo por turnos de noche- están relacionados con la modificación del reloj biológico

Todos los factores que acabo de describir –exposición a luz artificial nocturna, patrones de alimentación y sueño; y trabajo por turnos de noche-  están relacionados con la modificación del reloj biológico, ya que realizar actividades fuera de las horas de sincronización con el sol conlleva una alteración del metabolismo interno. Esto está modulado por el cronotipo de cada persona, un atributo individual relacionado con la preferencia por las actividades diurnas (tipo “alondra”) o nocturnas (tipo “búho”).

Por último, también hemos estudiado la relación del cáncer de mama con tener menos contacto con los espacios verdes. Así, cada vez hay más evidencias científicas que los espacios verdes son beneficiosos para la salud mental y física. En nuestro estudio observamos un menor riesgo de desarrollar cáncer de mama en mujeres que vivían cerca de espacios verdes urbanos.

Estos descubrimientos recientes “aportan luz” en la búsqueda de factores que pueden estar causando el cáncer, específicamente el cáncer de mama. Pero debemos seguir investigando para tener más conocimiento de esta enfermedad y, por tanto, mejorar su prevención.