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COVID-19 en las ciudades: ¿Cómo está afectando la pandemia a la salud urbana?

25.3.2020

En las últimas semanas, los casos confirmados y las muertes por COVID-19 se han disparado a nivel mundial y se espera que estas cifras continúen aumentando en el futuro. La pandemia ha abrumado los sistemas de atención médica y ha llevado a tomar medidas preventivas dramáticas en muchos países. La respuesta y las acciones tomadas han sido especialmente exitosas en China, Singapur y Japón.

La prevención mediante programas de confinamiento en el hogar, medidas de higiene y distanciamiento social es, ahora mismo, la clave que ha llevado a una reducción considerable en el número de casos potenciales que de otro modo habrían abrumado los sistemas de atención médica.

Reducción de la contaminación del aire

Además de los beneficios para la salud, estas drásticas medidas de prevención han causado una enorme disminución del tráfico por carretera y de la actividad industrial -70-80% o más-, que a su vez puede haber resultado en reducciones significativas en las emisiones de CO2 y en la contaminación del aire, hasta 20-30% en el caso de China. Una reducción similar se ha observado en Italia, algo mayor en Barcelona y en otros lugares.

Es importante destacar que cada año aproximadamente 8,8 millones de personas en todo el mundo mueren prematuramente debido a la contaminación del aire (lo que da lugar a una reducción promedio de 2,9 años en la esperanza de vida global), 3,2 millones mueren prematuramente debido a la actividad física insuficiente y 1,35 millones mueren en accidentes de tráfico. La crisis climática ha aumentado aún más el número de muertes prematuras.

Algunas investigaciones en SARS sugieren que los niveles más bajos de contaminación del aire también pueden reducir la transmisión y la tasa de mortalidad de COVID-19.

En China, donde la epidemia de COVID-19 ya ha superado su pico y los datos están disponibles, un cálculo rápido muestra que una reducción del 25% en los niveles de contaminación del aire durante un mes puede haber evitado más de 9.000 muertes prematuras, una cifra superior a la cantidad de muertes causadas por el virus (casi 4,000). Y algunas fuentes han sugerido que esta cifra alcanzar los 77.000 fallecimientos. Sin embargo, el incremento de la contaminación en el aire de espacios interiores por fumar puede haber aumentado el número de muertes prematuras.

Aun así, teniendo en cuenta que los niveles de contaminación del aire son mucho más bajos en países como Italia y España que en China, probablemente se evitarán menos muertes prematuras al reducir estos niveles. Es posible que el número de muertes causadas por la COVID-19 sea mayor que el número evitado por la mejora en la calidad del aire. Sin embargo, algunas investigaciones en SARS sugieren que los niveles más bajos de contaminación del aire también pueden reducir la transmisión y la tasa de mortalidad de COVID-19.

Actividad física

Por otro lado, las medidas de distanciamiento social pueden causar una reducción significativa en la actividad física durante el período de confinamiento y conducir a un aumento de la mortalidad prematura. De hecho, algunos estudios ya apuntan a un descenso de entre un 20 y un 30% en el ejercicio entre la población. La actividad física es muy importante para la salud física y mental, incluyendo el sistema inmunitario. El desarrollo de ejercicio en el hogar puede mitigar algunos de estos efectos.

Con el objetivo de promover la actividad física, se han producido llamamientos para permitir caminar y andar en bicicleta como parte de los programas de confinamiento en el hogar. Aunque es razonable, la pregunta es cómo incorporar esta medida sin aumentar el riesgo de contagio. Ciertamente, en las primeras semanas, es aconsejable no salir al aire libre, pero a mediano y largo plazo se deben permitir actividades físicas al aire libre como parte de cualquier restricción.

Accidentes de coche

Otra consecuencia del confinamiento es la reducción del tráfico. En China, esto ha llevado a una disminución dramática en los accidentes . En 2016, 256,180 personas murieron por accidentes automovilísticos en China . Esto da como resultado más de 20,000 accidentes fatales al mes que podrían haberse evitado. La reducción de los accidentes de coche es muy probable también en otros países en los que se han implementado los programas de confinamiento en el hogar.

Resultados de la recesión económica

El impacto más fuerte que sufra la salud pública puede provenir de la recesión económica, incluyendo la pérdida de empleo, aunque los resultados de la crisis de 2007 fueron bastante variados y actualmente pueden depender de las medidas adoptadas para mitigar la recesión actual. Sin embargo, la crisis actual parece ser mucho más grave y puede llevar al colapso total de ciertos sectores, como la aviación, el entretenimiento y el turismo, y por lo tanto tiene consecuencias mucho más profundas para la economía y la salud. Un sistema de salud robusto necesita una economía robusta, y lo que se ha demostrado ahora es que una economía robusta también necesita un sistema de salud robusto.

¿Cómo deberían responder las ciudades?

La alta densidad de población, el contacto cercano entre las personas, el elevado nivel de movilidad y los medios de transporte compartidos, entre otras características, tienden a convertir a las ciudades en los focos de brotes y puertas de entrada para la enfermedad. En esta ocasión, sin embargo, las zonas rurales también se han visto muy afectadas. En cualquier caso, la ventaja de los brotes en áreas urbanas es que las ciudades suelen tener sistemas de salud mejores y más accesibles.

Además, las ciudades también son parte de la solución porque son centros de innovación y pueden impulsar mejoras en la salud pública, por ejemplo, a través de una mejor planificación urbana y de transporte, al alejarse de un modelo centrado en los coches y promover formas de transporte activo, como caminar e ir en bicicleta. Estas últimas tienen la ventaja de que implican un menor riesgo de contagio y al mismo tiempo fortalecen los pulmones y el sistema inmunológico.

Es probable que los programas de distanciamiento social se mantengan en el futuro próximo y necesitamos preparar nuestras ciudades para ello.

Es probable que los programas de distanciamiento social se mantengan en el futuro próximo y necesitamos preparar nuestras ciudades para ello, por ejemplo, habilitando rápidamente una infraestructura adecuada y segura para caminar y andar en bicicleta para trabajar, así como ofrecer oportunidades para realizar actividad física diariamente sin causar altos niveles de contaminación atmosférica y proporcionar suficientes espacios públicos seguros (parques, playas y otros espacios al aire libre) donde las personas puedan reunirse y hacer ejercicio sin correr un alto riesgo de contagio.

La soledad y el deterioro de la salud mental, problemas ya existentes en las ciudades, también pueden aumentar debido al distanciamiento social y al confinamiento en el hogar. ¿Cómo pueden las ciudades usar el espacio público y sus servicios para reducir estos impactos? Por ejemplo, en una ciudad como Barcelona, ​​el 60% del espacio público lo utilizan los coches. Es evidente que, cuando las personas necesitan un espacio mayor debido al distanciamiento social, los coches no son la forma más eficiente de usarlo. Se necesitan con urgencia enfoques innovadores sobre el uso del espacio público. Además, para muchos de los problemas mentales existe una distribución desigual en la sociedad y es importante tomar medidas para mitigar los impactos para los grupos más vulnerables.

La pandemia de la COVID-19 ha puesto a la salud pública como centro de la creación de políticas y ha demostrado que es posible tomar medidas radicales para reducir las posibles muertes. ¿Podríamos aplicar esta lógica a los otros problemas importantes que enfrentamos hoy, como son la contaminación del aire, los accidentes de tránsito y la crisis climática, que en conjunto causan millones de muertes prematuras cada año? ¿Podemos situar la prevención en el centro de nuestros enfoques en lugar de situar el tratamiento?

¿Podemos situar a la prevención como centro de nuestros enfoques en lugar de situar el tratamiento?

Una llamada de atención

La pandemia de COVID-19 supone un toque de atención, pero, tal vez, también una oportunidad para c onstruir sociedades y ciudades mejores y más sostenibles. Actualmente esta crisis puede darnos tiempo para reflexionar y pensar en soluciones a largo plazo mientras abordamos el problema a corto plazo. ¿Podemos hacer un cambio de paradigma permanente? ¿Es posible evitar el regreso a los viejos malos hábitos?

A corto plazo, debemos centrarnos en la salud de nuestros compañeros, amigos y familiares y en la eficacia de nuestros sistemas de atención médica. Para el medio a largo plazo, debemos analizar los datos de los que disponemos, adoptar una visión integral de la pandemia y evaluar, desarrollar e implementar políticas para abordar los requisitos del sistema sanitario , incluida la vigilancia, los impactos ambientales y climáticos, y la gobernanza: políticas diseñadas para prevenir las muertes prematuras tanto a corto como a largo plazo.