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¿Están aumentado las oportunidades para los niños en África?

29.6.2015

[Este texto ha sido escrito conjuntamente por Andrew Dabalen y Ambar Narayan, Economistas Principales del Grupo del Banco Mundial]

En el informe ¿Tienen los niños africanos las mismas oportunidades? se analizan las oportunidades a disposición los niños de 20 países Actualmente, existe un notable interés por los países del África Subsahariana (ASS).[i] Ha habido una recuperación del crecimiento y han experimentado el mayor crecimiento económico en la historia reciente del continente. Las jóvenes democracias se están consolidando. Y, a pesar de que existe un aumento asimétrico de los conflictos en la forma de redes terroristas organizadas, disminuyen los conflictos armados de gran escala. Parece pues oportuno preguntarse si estos signos vislumbran un futuro mejor para los niños de África.  

Y este es el objeto de nuestro reciente informe ¿Tienen los niños africanos las mismas oportunidades?. En este informe se analizan las oportunidades a disposición los niños de 20 países y que constituyen el 70% de la población del África Subsahariana en el año 2000 (aproximadamente entre 1998 y 2000).

El término “oportunidades” designa aquí los bienes y servicios mínimos de carácter básico que hacen posible el desarrollo del capital humano futuro, ya sea directamente (mediante la educación, la vacunación y la nutrición, o ya indirectamente (mediante las infraestructuras complementarias de acceso a agua potable, saneamiento, electricidad, etc.). Para medir el progreso, hemos utilizado el indicador principal Índice de Oportunidad Humana (IOH) que permite medir cuán cerca se sitúa o no una sociedad del acceso universal para cada oportunidad y para cada grupo definido por separado, es decir, en términos de ingresos, raza, etnia o “circunstancia” (para un análisis pormenorizado, véase Barros et al.  2008). Hemos elegido el indicador IOH en tanto que es uno de los procedimientos que se utiliza con más frecuencia para operacionalizar la potente idea de que el futuro de una persona no debería estar determinado por sus “circunstancias”  en el momento de nacer, como el sexo al que pertenece, el lugar de nacimiento o el contexto familiar y social. Al contrario, el futuro de la persona debería estar determinado por sus capacidades innatas y por su esfuerzo personal.  

Una niña de un hogar rural del quintil más pobre donde la cabeza de familia es una mujer que no ha recibido una educación formal tiene una probabilidad entre 40 y 85 puntos porcentuales menor de acceder a un grupo de servicios básicos que un niño de un hogar urbano del quintil más rico donde el cabeza de familia es un hombre que ha recibido una educación formal durante más de 10 años ¿Por qué nos centramos en los niños? En primer lugar, aunque si bien es cierto que la desigualdad de oportunidades debido a las circunstancias en las que una persona nace puede afectar a la persona durante las diferentes etapas de su vida y que aún cuando se garantice el acceso a los servicios básicos para los niños no pondrá fin a todas las desigualdades, también lo es que poner el foco en los niños dirige la atención hacia algo con lo que todos estamos de acuerdo: proporcionar igualdad de oportunidades en las edades más tempranas de la vida es algo deseable. En segundo lugar, centrarse en los niños es importante porque sabemos que intervenir durante la infancia proporciona resultados muy positivos que se acumulan durante toda la vida y que las carencias durante la infancia pueden tener resultados negativos durante toda la vida.[ii]

Tal como se desprende del análisis realizado, en cada uno de los 20 países,  sobre los perfiles (hipotéticos) dos niños con edades comprendidas entre 6 y 11 años y que viven en el mismo país, existen grandes diferencias de acceso entre los niños que tienen unas circunstancias “favorables” y los niños que se encuentran en circunstancias menos favorables. Una niña de un hogar rural del quintil más pobre donde la cabeza de familia es una mujer que no ha recibido una educación formal tiene una probabilidad entre 40 y 85 puntos porcentuales menor de acceder a un grupo de servicios básicos (escolarización, agua potable y saneamiento) frente a un niño de un hogar urbano del quintil más rico donde el cabeza de familia es un hombre que ha recibido una educación formal durante más de 10 años. Hay otras circunstancias que pueden ser asimismo relevantes. Por ejemplo, nacer niño o niña contribuye notablemente a la desigualdad de oportunidades de recibir una educación en Liberia y en Níger. Ser el mayor de los hermanos y tener pocos hermanos o hermanos aumenta, en algunos países, la posibilidad de ser vacunado y de estar bien alimentado.  

El progreso es aún demasiado lento en lo que se refiere a numerosos servicios básicos como mejor acceso al agua, saneamiento y electricidadA pesar de todo ello, los países de África Subsahariana están avanzando considerablemente en cuanto a las oportunidades que ofrecen a los niños. En la mayoría de los países, con independencia de que este  progreso se mida en relación a oportunidades individuales (escolarización, vacunación, etc.) o en relación a  grupos de oportunidades (referido a un niño que tiene acceso a todas las oportunidades consideradas) y que son relevantes para niños de distintos grupos de edades, existen razones para un cauto optimismo.

Las brechas entre los países del África Subsahariana con el mejor rendimiento y los más rezagados se han estrechado en el periodo de una década (esto es, entre finales de los 90 y finales de los 2000). Las brechas también se están estrechando entre los países francófonos y anglófonos y la variación entre los países en cuanto al IOH para cada oportunidad ha desparecido. Este progreso ha significado que la mayoría de los países del ASS se encuentran a la par con los países de América Latina y del Caribe o países “ALC” en lo que se refiere a la escolarización, no siendo así no obstante en lo que se refiere a comenzar y finalizar en tiempo la educación primaria, lo cual incide en la calidad del aprendizaje.

La mejora de oportunidades para los niños se presenta como algo posible incluso en los países más pobres e incluso para algunos casos en los que el crecimiento económico ha sido todo menos rápidoLas medidas políticas han creado una diferencia, incluso en aquellos entornos con escasez de recursos, en lo que refiere a la prestación de servicios a los ciudadanos y a la compensación por la situación de desventaja inherente en la que se encuentran algunos grupos cuyas circunstancias no son favorables. El informe pone de manifiesto que la mayoría de las mejoras se deben a la “ampliación” (es decir, un aumento proporcional del acceso entre todos los grupos), aun cuando los avances más rápidos con respecto al IOH se observan en aquellos casos en los que las mejoras se han dirigido y han favorecido a los grupos más desfavorecidos.

Por supuesto, todavía hay que hacer mucho más. El progreso es aún demasiado lento en lo que se refiere a numerosos servicios básicos como mejor acceso al agua, saneamiento y electricidad, aspectos en los que incluso los países del ASS se sitúan por detrás de los países de LAC que tienen el peor rendimiento. Resolver estos problemas y mejorar las  oportunidades para las “segundas generaciones”, por ejemplo, en lo que se refiere a la calidad de la educación, requerirá de un esfuerzo concertado como el realizado hasta ahora para mejorar el acceso a la educación primaria. No obstante, la mejora de oportunidades para los niños se presenta como algo posible incluso en los países más pobres e incluso para algunos casos en los que el crecimiento económico ha sido todo menos rápido.

El objetivo del grupo del Banco Mundial de promover una prosperidad compartida consiste en mejorar los niveles de vida de los miembros más pobres de la sociedad. Este objetivo se asienta en la aspiración infinita que a su vez necesita del progreso económico y de la movilidad durante generaciones. El aumento de los niveles de vida del 40 por ciento más pobre requiere de un aumento del pastel económico y de una inversión en la mejora de las capacidades de los ciudadanos desde las etapas más tempranas del ciclo vital, lo que James Heckman, ganador del Premio Nobel de Economía 2000, denomina “pre-distribución”. La igualdad de oportunidades para los niños, que comenzaría con el acceso a bienes y servicios críticos durante la infancia, constituye un importante principio para la pre-distribución. En los países del ASS, será crucial disponer de un consenso que se plasme en un contrato social a fin de generar la prosperidad que impida que los pobres y los desfavorecidos se queden atrás y que por el contrario permita utilizar su potencial para así aprovechar las capacidades humanas que son críticas para garantizar una mejora sostenible de los niveles de vida. 

 

[El informe ¿Tienen los niños de África igualdad de oportunidades? se presentará en el CaixaForum Barcelona el 29 de junio de 2015]

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[i] Véanse los artículos publicados por diversas publicaciones destacadas: “The Hopeful Continent” (The Economist); “Africa Rising” (The Time Magazine) y  “Lions on the Move” (McKinsey Global Institute).

[ii] Por ejemplo, las intervenciones en la infancia temprana tienen un efecto a largo plazo sobre los ingresos del adulto y los ahorros del jubilado (Chetty et al., 2010); asimismo, el acceso al agua potable reduce significativamente el riesgo de enfermedad crónica y desnutrición en niños, lo cual a su vez tiene un efecto sobre su educación y sobre los ingresos durante todas sus vidas  (Cabral et al. 2009 y Jalan and Ravallion 2003)