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¿Qué tiene que ver la biología evolutiva con la eliminación de la malaria?

21.6.2017

Durante la última década, hemos presenciado grandes éxitos en la reducción de la morbilidad y mortalidad por malaria en todo el mundo. Varios países están incluso logrando su eliminación, o trabajando intensamente para conseguirlo. Muchos de los éxitos pueden atribuirse a las intervenciones basadas en el uso de insecticidas y antimaláricos: redes mosquiteras tratadas con insecticida de larga duración (LLIN), fumigación intradomiciliaria con insecticidas de efecto residual (IRS) y terapia combinada con artemisinina (TCA). Pero a pesar de ser tres herramientas increíbles y efectivas, existe la amenaza de si perderán su efectividad a consecuencia de la evolución de las resistencias.

Nos encontramos con la aparición de resistencias en casi cualquier insecticida y antimalárico disponibles

Nos encontramos con la aparición de resistencias en casi cualquier insecticida y antimalárico disponibles. De los cuatro tipos de insecticidas disponibles para el control vectorial, se ha informado de resistencia a tres o incluso cuatro de ellos en algunas zonas. Asimismo, los antimaláricos se han enfrentado a la evolución de resistencias desde el primer uso generalizado de cloroquina, que tuvo que sustituirse por pirimetamina-sulfadoxina en muchos lugares, que a su vez tuvo que reemplazarse unos años después por la actual TCA.

La resistencia a la TCA se está expandiendo ahora en el sudeste asiático sin que haya un nuevo tipo de antipalúdico listo para sustituirla. Ante esta evolución en marcha, los objetivos de eliminación de la malaria podrían verse amenazados por el fracaso de las intervenciones.

El problema de fondo de las resistencias es evolutivo. Sigue los principios de la selección darwiniana

El problema de fondo de las resistencias es evolutivo. Sigue los principios de la selección darwiniana: los individuos, ya sean parásitos o mosquitos, mejor adaptados al actual —y tóxico— entorno son los que sobreviven y se reproducen; y es esa descendencia de los individuos mejor adaptados la que está representada en mayor frecuencia en la siguiente generación. La expansión de dichos individuos mutantes depende de un complejo balance entre su nivel de resistencia, su coste biológico y la probabilidad de que algún individuo de la población se encuentre con el producto químico.

Si entendemos el fracaso de las intervenciones para el control de la malaria como un proceso evolutivo, se pueden diseñar estrategias de manejo de las resistencias para minimizar la adaptación de mutantes y, por tanto, disminuir la expansión de las resistencias, usando los tres factores mencionados anteriormente. Por desgracia, los biólogos evolutivos por lo general ignoran el problema de la evolución de resistencias (un tema que ya he comentado anteriormente). No obstante, hay publicaciones que ejemplifican intervenciones inspiradas en la biología evolutiva (How to make evolution-proof insecticides for malaria control, Using evolution to generate sustainable malaria control with spatial repellents y The evolution of drug resistance and the curious orthodoxy of aggressive chemotherapy).

La evolución supone un problema para la salud global en general. Va más allá de la resistencia a los medicamentos o a los insecticidas como se ha mencionado aquí; también afecta a nuestra producción alimentaria, ya que la resistencia a antibióticos, antifúngicos, herbicidas y pesticidas en la agricultura es un problema generalizado. En el caso de la malaria, actualmente se está avanzando mucho en la investigación de herramientas innovadoras; pero las vacunas, las trampas para mosquitos y la modificación genética de mosquitos, por nombrar algunos ejemplos, también pueden estar sujetos a la fuerza de la evolución.

Resulta imprescindible una mayor incorporación de la biología evolutiva tanto en el desarrollo de intervenciones como a nivel político

Resulta imprescindible una mayor incorporación de la biología evolutiva tanto en el desarrollo de intervenciones como a nivel político, con el fin de poder desarrollar mejores estrategias de manejo de las resistencias y lograr el objetivo final: un mundo libre de malaria.