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Los beneficios para la salud del uso de la bicicleta

19.4.2017

En las ciudades, gran parte del espacio público está destinado al tráfico motorizado

La disminución del trabajo físico intenso y las actividades que implican movilidad durante las últimas décadas ha derivado en una crisis de sedentarismo y obesidad. Sin embargo, el uso de automóviles está en alza. La continua ampliación de infraestructuras de carreteras y autopistas, así como el aumento de la venta y propiedad de automóviles, son factores responsables de que nuestras ciudades se vean cada vez más congestionadas por el número de automóviles, lo cual deriva no solo en los peligros físicos per se, sino también en altos niveles de contaminación ambiental y acústica, así como en emisiones de gases de efecto invernadero, que ponen en riesgo la calidad ambiental y nuestra salud. En las ciudades, gran parte del espacio público está destinado al tráfico motorizado, dejando muy pocas zonas para espacios verdes y abiertos que podrían proporcionar resiliencia urbana, embellecer nuestras ciudades, mejorar nuestra cohesión social y utilizarse para actividades recreativas.

Promover la transición hacia el uso de la bicicleta se ha propuesto como una estrategia prometedora para acabar con la grave carga de tráfico motorizado

Promover la transición hacia el uso de la bicicleta se ha propuesto como una estrategia prometedora para acabar con la grave carga de tráfico motorizado en las ciudades y sus factores de riesgo asociados. En el contexto urbano, donde la distancia de la mayoría de desplazamientos es de unos 5 km, la bicicleta proporciona un modo de transporte alternativo factible, saludable y limpio. Usar la bicicleta no solo puede ayudarnos a reducir el molesto volumen de automóviles y las emisiones asociadas, sino que también puede aumentar nuestros niveles totales de actividad física sin probabilidad de que se sustituya la actividad física realizada en otros campos. Montar en bicicleta con regularidad a una intensidad adecuada se asocia a una mejora de la salud cardiovascular y una disminución del 10% del riesgo de mortalidad prematura. Se ha demostrado que las personas que usan la bicicleta acumulan dos horas de actividad física adicional por semana, simplemente por escogerla como su medio de transporte preferido. Como resultado, los ciclistas habituales también tienden a tener un peso corporal inferior al de los conductores de coches. Usar la bicicleta también puede contribuir a la equidad en salud. A diferencia de los deportes o el ejercicio, andar en bicicleta es una forma equitativa y asequible de realizar actividad física que, a su vez, proporciona un medio de transporte.

Los ciclistas sufren de menos estrés, son más felices y están más contentos

La bicicleta es un modo de transporte que no produce emisiones y puede ayudar a la reducción tanto de los peligrosos niveles de contaminación ambiental y acústica como de las emisiones de gases de efecto invernadero. Por tanto, puede contribuir también a mitigar el cambio climático, un problema en el que el sector transporte tiene una gran responsabilidad.

Andar en bicicleta también puede influir en nuestro estado de ánimo y niveles de estrés y contribuir a mejorar la salud mental. Se ha publicado reiteradamente que los ciclistas sufren de menos estrés, son más felices y están más contentos.

Andar en bicicleta puede influir en nuestro estado de ánimo y niveles de estrés y contribuir a mejorar la salud mental

Para el año 2050, casi el 70% de la población mundial vivirá en ciudades, lo cual convierte el desarrollo urbano sostenible en un asunto urgente. En ciudades donde el espacio es ya escaso e irá limitándose, la bicicleta proporciona un medio de transporte que ocupa un mínimo de espacio público. Los conductores de coches dan por hecho que pueden contar con aparcamientos, sin ser conscientes de que sus vehículos ocupan gran parte del espacio público, que puede utilizarse de otros modos para promover la salud pública y la equidad y cohesión sociales. En una plaza de aparcamiento de un coche, se podrían estacionar 10 bicicletas, lo que supone liberar espacio público y devolverlo a los ciudadanos. 

Un aumento del uso de la bicicleta también puede contribuir a la cohesión social: gente conociéndose en las calles, barrios más animados. En este sentido, también puede contribuir a una mejor percepción de la seguridad creando «ojos en las calles».

Los beneficios para la salud derivados del uso de la bicicleta de forma regular son mucho mayores que los riesgos asociados

A pesar de la preocupación en torno al uso de la bicicleta por ser un modo de transporte vulnerable y el potencial aumento de exposición personal a la contaminación ambiental, una evaluación sistemática reciente mostró que los beneficios para la salud derivados del uso de la bicicleta de forma regular son mucho mayores que los riesgos asociados. Los beneficios se deben al incremento de la actividad física y superan los riesgos asociados por exposición a la contaminación ambiental o el riesgo de accidente de tráfico. Para hacer realidad todos estos beneficios del uso de la bicicleta, es el momento de invertir más en infraestructuras ciclistas conectivas, seguras y de calidad, ya que se ha demostrado en repetidas ocasiones que eleva los niveles del uso de la bicicleta.

Célebres y prósperas historias sobre la utopía ciclista nos llegan de Dinamarca o los Países Bajos, donde la inversión en este aspecto es mayor. Pero incluso estos países se han encontrado con dificultades. Durante la modernización urbana de las ciudades tras la Segunda Guerra Mundial, los coches se convirtieron en una fuerza dominante en las calles de Copenhague, y la elección modal de las bicicletas cayó hasta el 10% antes de que la ciudad hallara una solución al problema mediante una combinación de días sin coche, reducción de plazas de aparcamiento y construcción de zonas peatonales. Sin embargo, el proceso tardó muchas décadas en implementarse y se necesitó planificación y compromiso a largo plazo, algo que nosotros también necesitamos.

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