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La violencia homófoba es un problema de salud global

27.6.2016

Existen fenómenos que ponen en riesgo y dañan nuestra salud, que causan enfermedad y muerte, a los que prestamos entre modesta y nula atención mientras se suceden en países que no consideramos cercanos por cualquier razón, u ocurren en forma de goteo de casos cuyo espaciado en el tiempo parece amortiguar la percepción de su impacto.

La violencia homófoba es una epidemia planetaria que sólo podrá atajarse mediante un compromiso firme con la plena protección de la salud y la vida(...)

Son fenómenos que adquieren una dimensión de mayor magnitud para la opinión pública si ocurren dentro de nuestro marco de referencias políticas, económicas o culturales, y radicalmente distinta si además sus costes para la salud y la vida son altos en un lapso breve o muy breve.

 

Aunque la obtención de datos fidedignos es problemática, los estudios disponibles muestran que la violencia contra lesbianas, gays, bisexuales y transgénero (LGBT) es uno de esos fenómenos. Según el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, la violencia basada en la orientación sexual y la identidad de género incluye asesinatos, secuestros, torturas, maltrato físico, psíquico y verbal, y el abuso sexual y la violación, tanto de hombres como de mujeres.

El asesinato parece especialmente prevalente en América Latina. Sólo en 2012, el Gobierno brasileño reportó la muerte violenta de 310 miembros de la población LGBT, más de seis veces los 49 acribillados en Orlando (EE.UU.) el pasado 12 de junio.

La epidemia de violencia homófoba (...) no sólo arroja un saldo desproporcionado de muertes prematuras y evitables, sino que dificulta enormemente el abordaje de otras pandemias, en especial la del VIH/sida

En Perú, organizaciones de la sociedad civil documentaron 249 asesinatos de personas LGBT entre 2006 y 2010. En Honduras,  informes de apariencia fiable hablan de que en 2015 se acabó con la vida de 37 gays y mujeres transgénero, cifra que se repite, pese a su reducido tamaño, en otros países de la zona.

Mis propias investigaciones entre la comunidad de mujeres transgénero de América Central indican que su esperanza de vida media no supera los 35 años, una de las más bajas del mundo para cualquier grupo poblacional, siendo el homicidio la principal causa. Lo que ocurre en otros países, especialmente de Oriente Medio, suele conocerse a partir de información parcial y difícil de contrastar.

La violencia basada en la orientación sexual y la identidad de género incluye asesinatos, secuestros, torturas, maltrato físico, psíquico y verbal, y el abuso sexual y la violación, tanto de hombres como de mujeres

La epidemia de violencia homófoba, con sus latencias, persistencias y brotes, no sólo arroja un saldo desproporcionado de muertes prematuras y evitables, sino que dificulta enormemente el abordaje de otras pandemias, en especial la del VIH/sida.

Un artículo pionero de Stefan Baral y sus colegas mostró en 2007 que los hombres que practican sexo con hombres tienen hasta nueve veces más probabilidades de haber adquirido el VIH/sida que la población general en países de bajos ingresos de África, América y Asia, una prevalencia que en buena parte se atribuye a la falta de programas específicos de prevención, imposibilitados a su vez por la homofobia social y política imperante.

Estas cifras deben hacernos recordar que la carga de enfermedad causada por la homofobia no es un fenómeno exclusivamente puntual de sociedades desarrolladas al que pueda responderse con medidas reactivas, aunque éstas también sean necesarias. La violencia homófoba es una epidemia planetaria que sólo podrá atajarse mediante un compromiso firme con la plena protección de la salud y la vida, el respeto no condicionado a la diversidad sexual y la defensa sin excepciones de los derechos humanos.