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Hepatitis C: la locura de pagar un tratamiento hasta 800 veces más caro que su coste de producción

19.5.2016

[Este artículo ha sido escrito por Gonzalo Fanjul y Elena Villanueva, director y coordinadora de Análisis de ISGlobal]

El mes de mayo empezaba con malas noticias para los pacientes de hepatitis C en todo el mundo. Después de meses de litigaciones, la India otorgaba a la farmacéutica Gilead la patente sobre el compuesto básico de Sofosbuvir (Sovaldi). Esta decisión llega sólo un año después de que este mismo Gobierno denegara la patente por considerar que no era una molécula innovadora.

La barrera principal al tratamiento de la hepatitis C está en el elevado coste de los medicamentos

Esa medida abría la posibilidad a la producción y exportación de tratamientos genéricos a un precio por paciente de entre 100 y 200 dólares cada tres meses.  Sin embargo, la posición del Gobierno indio fue combatida  con uñas y dientes por parte de la compañía, que ha logrado a última hora una rectificación de las autoridades, sujeta a recurso, que limitará la posibilidad de muchos países de bajos y medios ingresos de acceder a un tratamiento a precio asequible.

Después de la decisión india, estos países estarán aún más pendientes que antes de la llegada al mercado del tratamiento que la Iniciativa Medicamentos para Enfermedades Olvidadas (DNDi, por sus siglas en inglés) ha anunciado hace pocas semanas. DNDI ha firmado un acuerdo con el fabricante egipcio Pharco Pharmaceuticals para desarrollar un tratamiento contra todos los subtipos de la hepatitis C a partir de una combinación terapéutica de dos medicamentos -Ravidasvir y Sofosbuvir-, que será vendido a un precio de menos de 300 dólares por paciente. De confirmarse la eficacia del tratamiento, que se encuentra en la última fase de los ensayos clínicos, este acuerdo puede suponer un hito similar al que supuso en los años 90 la producción de antiretrovirales genéricos. Su introducción en el mercado rebajó los precios del tratamiento contra el VIH/sida en un 90% y facilitó que millones de personas accedieran a él, especialmente en países en desarrollo.

Aunque siete de cada diez enfermos de hepatitis C se encuentran en países pobres, la enfermedad golpea también con dureza a economías ricas del planeta como España, donde los enfermos de hepatitis C superan los 700.000. Se estima que la mortalidad global derivada del VHC está por encima del medio millón de personas al año, la mayor parte de las cuáles mueren sin haber recibido ningún tipo de tratamiento eficaz.

Los precios se aplican de forma diferenciada según las negociaciones que cada Gobierno realiza con la compañía poseedora del producto patentado,  la farmacéutica Gilead

Aunque el diagnóstico de la enfermedad, el coste de la infraestructura de tratamiento y la falta de profesionales capacitados constituyen un problema en muchos países, la barrera principal al tratamiento está en el elevado coste de los medicamentos, cuyos precios se aplican de forma diferenciada de acuerdo a las negociaciones que cada gobierno realiza con la compañía poseedora del producto patentado, en este caso la farmacéutica Gilead. El precio de salida en los EE.UU. establecido por la empresa farmacéutica, fue de 84.000 dólares por curso (unos 1.000 dólares por píldora). Aunque la opacidad constituye una marca de agua de este sector, se estima que España asume, tras la negociación con Gilead, un coste de 25.000 euros por paciente y tratamiento, lo que ha llevado a las autoridades sanitarias a establecer criterios restrictivos para su administración.

Mientras las ventas globales de Sofosbuvir habrían superado los 10.000 millones de dólares solo en 2014 (2.000 más de lo que pagó originalmente por él), un estudio de la Universidad de Liverpool demostró́ que el medicamento podría ser producido por tan solo 101 dólares para un curso de tratamiento de tres meses. El rango estimado de coste de producción está entre 68 y 136 dólares por un tratamiento de 12 semanas.

Sobre la base de estos números, no hace falta ser un activista radical para darse cuenta de que la política de precios de Gilead no se limita a recuperar la inversión con beneficios razonables, sino que busca exprimir las oportunidades de negocio que le ofrece su ventajosa posición de mercado,  aunque esto se produzca a costa de los pacientes. La estrategia parece comprensible desde el punto de vista de sus accionistas, pero encaja mal con la regulación justa de un bien público como el de los medicamentos.

Hay que alinear las prioridades de innovación con las del interés público más amplio

El de la hepatitis C es solo uno de los frentes en la batalla global por el acceso a los medicamentos esenciales y el derecho a la salud, que desde ISGlobal analizamos en la nueva publicación “Hepatitis C: el nuevo campo de batalla por el acceso a medicamentos” que forma parte de nuestra línea de trabajo en innovación y acceso a medicamentos. Se trata de una batalla en la que la respuesta de los países ricos ha combinado la docilidad frente las compañías farmacéuticas con una asombrosa falta de imaginación para concebir modelos alternativos.

El hecho de que sus propias poblaciones empiecen a ser víctimas de las limitaciones del modelo ayudará sin duda a cambiar esa actitud y facilitará que se busquen nuevos incentivos que permitan alinear las prioridades de la innovación con las del interés público más amplio.

Más información

Informe 25. Hepatitis C: el nuevo campo de batalla por el acceso a medicamentos esenciales