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Garrapatas: vectores pequeños, grandes problemas

09.5.2017

Desde hace tiempo los mosquitos son conocidos como el animal más peligroso del mundo, capaces de transmitir enfermedades tan importantes como la malaria, el dengue o el zika, pero no ha sido hasta que se produjo en nuestro país el primer caso autóctono de Crimea-Congo, un virus que produce fiebre hemorrágica (FHCC), que las garrapatas se volvieron mediáticas.

Aunque no todas las garrapatas están infectadas, aquellas que sí los están son causantes de muchas y diversas enfermedades en todo el mundo

Estos pequeños pero omnipresentes arácnidos se alimentan de sangre de diferentes animales (incluyendo al humano) a lo largo de su ciclo de vida, y al hacerlo, pueden transmitir patógenos (virus o bacterias) que causan enfermedad en el humano. Aunque no necesariamente todas las garrapatas están infectadas, aquellas que sí los están son causantes de muchas y diversas enfermedades en todo el mundo —desde infecciones bacterianas como las borreliosis o las fiebres manchadas producidas por rickettsias, hasta virales como la FHCC, o incluso parasitarias como la poco conocida babesiosis.

En Europa, las principales enfermedades transmitidas por garrapata son la enfermedad de Lyme, una borreliosis que puede causar problemas neurológicos a largo plazo totalmente prevenibles con tratamiento antibiótico; la encefalitis centroeuropea, una enfermedad viral que puede causar inflamación cerebral y la única que se puede prevenir con una vacuna; y la enfermedad de Crimea-Congo, una virosis hemorrágica capaz de causar brotes epidémicos, ya que se puede transmitir de persona a persona mediante fluidos, aunque las posibilidades de contraerla siguen siendo muy bajas en nuestro país.

En Europa, las principales enfermedades transmitidas por garrapata son la enfermedad de Lyme, la encefalitis centroeuropea y la enfermedad de Crimea-Congo

Además de mediáticas, las garrapatas se están volviendo cada vez más globales. Por un lado, debido al cambio climático, están activas en más lugares y en más periodos del año (más allá de la primavera y el verano, que son sus periodos de máxima actividad). Por otro lado, las aves migratorias, que también se ven afectadas por el cambio climático modificando sus rutas de vuelo, pueden introducir garrapatas infectadas en lugares donde antes no existían. La importación de ganado también puede resultar en la introducción de garrapatas infectadas. Además, las actividades como la recuperación de terrenos para la agricultura, el ecoturismo, y los viajes de aventura aumentan las posibilidades de contacto entre humanos y garrapatas. Para los viajeros internacionales, se han descrito hasta 14 enfermedades transmitidas por garrapatas (incluyendo la borreliosis de Lyme, la fiebre por la garrapata Africana, y la tularemia), pero el número seguramente irá en aumento con la emergencia de nuevos patógenos en zonas cada vez más turísticas.

¿Y entonces, qué podemos hacer contra estos pequeños pero potencialmente peligrosos vectores? Lo primero es protegernos cuando salgamos al campo con ropa clara que nos cubra lo máximo posible y usar DEET, un repelente que en concentraciones superiores al 30% se ha demostrado eficaz contra las garrapatas. Debemos evitar zonas frondosas o de hierbas altas donde pueda haber más concentración de garrapatas  y dormir siempre con un saco o algún elemento que aísle del suelo. En contra de la creencia popular, las garrapatas no siempre caen de los árboles. Algunas especies como el Hyalomma (vector de FHCC) se esconden en el suelo y, al percibir el paso de un huésped, pueden seguirlo activamente durante más de diez minutos, ¡cubriendo una distancia de hasta 100 metros! Otras, en cambio, adoptan una estrategia más paciente: se apostan en una hierba o arbusto y esperan a que pase un posible huésped para agarrarse a él.  

Para los viajeros internacionales, se han descrito hasta 14 enfermedades transmitidas por garrapatas

Sea como sea, en cualquier caso al volver del campo es recomendable realizar una inspección minuciosa antigarrapatas: hay que recordar que en sus etapas iniciales son muy pequeñas, menores que el tamaño de una uña y que normalmente sus picaduras suelen pasar desapercibidas. Si encontramos alguna, hay que extraerla lo antes posible con unas pinzas estirando desde muy cerca de la piel, pero nunca con otros métodos, como quemándolas o chafándolas. Cuanto menos tiempo se alimente la garrapata, menos probabilidad de transmitir microorganismos.

A otro nivel, los expertos en medicina tropical nos encargamos de estar siempre informados acerca de los brotes de enfermedades asociadas a garrapatas que ocurren en nuestro territorio y en el mundo, creamos protocolos para identificar rápidamente casos de fiebres hemorrágicas y así cortar la cadena de trasmisión, e informamos  a la población general y a los viajeros en concreto, de las medidas preventivas  a tomar.

Estos minúsculos artrópodos, aunque frecuentemente ignorados, resultan ser el primer vector de enfermedades en Europa y el segundo en el mundo

Aunque la posibilidad de contraer una enfermedad grave por garrapata en España es muy baja, es importante estar alerta, seguir las medidas preventivas y estar preparados desde los servicios sanitarios y las autoridades. Por el momento, esas son las mejores armas contra estos minúsculos artrópodos que, aunque frecuentemente ignorados, resultan ser el primer vector de enfermedades en Europa y el segundo en el mundo. Un historial que, en efecto, las convierte en sospechosas habituales dignas de ser consideradas peligrosas y también en merecedoras de un hueco en nuestra serie de infografías sobre vectores.

Más información:

Infografía: Sospechosos habituales: 6 vectores diminutos que suponen una enorme amenaza para nuestra salud: 004 Garrapata

 

Otras infografías de la serie 'Sospechosos Habituales':

Mosquito Anopheles

Mosquito Aedes

Chinche Triatomino